Capítulo 17

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  La casa estaba en completo silencio. La música de jazz no sonaba desde su habitación como cada tarde que llegaba de la escuela, y Desgraciado estaba tirado durmiendo sobre la mesada de la cocina, cuando había dejado en claro a Taehyung que lo dejara dentro de la habitación por seguridad.

  Luego de cerrar la puerta detrás de sí, se aferró la correa de la mochila y le dio una rápida mirada al comedor por enésima vez, sintiendo muy en el fondo un sentimiento de incomodidad por el silencio a su alrededor. Sus ojos se dirigieron al segundo piso donde se llegaba a ver una parte del pasillo.

—¡Taehyung!

  Cuando no obtuvo una respuesta pasados los diez segundos entonces comprendió que algo no andaba bien. La mochila cayó al suelo y sin pensarlo subió a su habitación con rapidez, notando que la puerta estaba completamente abierta. Su ceño se frunció cuando notó todo en su respectivo lugar, a excepción de algo mínimo que si no fuera que estaba asustada no se hubiera dado cuenta de ello, y era que el equipo de música estaba encendido, pero nada sonaba desde él. Lo apagó y luego pasó la mano por el ropero abriéndolo lentamente, solo para corroborar que Taehyung no estuviera escondido allí dentro como veces anteriores.

  Vacío.

  Sintió el pulso más acelerado a medida que comenzaba a recorrer la casa, llamándolo con desesperación pero sin recibir un grito en respuesta. A punto de bajar las escaleras logró escuchar el chirrido de una madera por el pasillo, seguido de ver una luz brillante desde el baño. Se alejó de la baranda y a pasos largos se acercó al cuarto, pero su acción se vio interrumpida en cuanto chocó contra un húmedo pecho que la dejó mareada por el repentino golpe. Se aferró a la pared sin llegar a sentir la mano que le rodeó el brazo para no caer al suelo, y con una mueca de dolor levantó la mirada soltando todo el aire de sus pulmones.

—Tú, maldito desgraciado. —golpeó su pecho desnudo con sus manos, empujándolo para alejarlo de ella.

  Taehyung frunció su ceño mientras aferraba mejor la toalla alrededor de sus caderas. Apagó la luz del baño y cuando vio que Isabella se marchaba por el pasillo corrió tras de ella hasta que ambos estuvieron dentro de la habitación.

—¿Por qué rayos no respondías?

—Estaba tomando una ducha.

—Estás maldito Taehyung, no necesitas tomar un baño porque nunca hueles mal.

  El castaño tomó asiento a los pies de la cama mientras la veía darle el sermón de su vida.

—Creí que te había ocurrido algo, idiota. Pensé que alguien había entrado o que mis padres te habían descubierto.

—Pero no pasó nada.

—Pero podría. ¿Qué pasa si llega mi madre y te ve así? —lo señaló con el mentón mientras se cruzaba de brazos frente a él.

—Le pediría que se uniera conmigo a la ducha. —bromeó, pero al ver el rostro serio de la menor, su sonrisa se borró al instante. —Bien, perdón, no creí que te pondrías así.

—Ahora ves que sí.

  La miró a los ojos por breves segundos antes de soltar un suspiro y estirar su brazo hasta que sus dedos rozaron el vuelo de su falda escolar.

—Aún así no voy a negar que amé esa ducha. —murmuró, jalando de su falda para que se acercara, y a regañadientes lo hizo.

  Aún cruzada de brazos quedó entremedio de sus piernas desnudas, mirándolo desde arriba mientras él apoyaba su cabeza sobre su estómago y la rodeaba con sus brazos hasta abrazarla por completo.

𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇  | 𝐊. 𝐓𝐇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora