Capítulo 15

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—Estás rara. —murmuró Tamara, quien ya llevaba algunos minutos mirándola de soslayo.

  La morocha dejó de mirar el punto fijo en la baldosa del pasillo, solo para poder mirarla a los ojos.

—No tengo nada.

  La pelirroja se había dado cuenta que su mejor amiga no había emitido ni una sola palabra en toda la mañana además de decirle "hola". Se mantenía mirando algo fijamente y sus uñas raspaban con nerviosismo la superficie de cualquier objeto. Muy pocas veces la había visto de esa forma, y cuando notó que su pierna se movía de arriba a abajo sin poder controlarla, ya estaba llevando la situación a otro extremo.

—No te pregunté —soltó la pelirroja frunciendo su ceño. —. Estás rara. ¿Qué ocurrió?, ¿Tus padres pelearon?

—No, nada de eso.

—¿Entonces que te ocurrió?

  Isabella se mordió el labio inferior con fuerza, teniendo una lucha consigo misma de sí debía contarle o no a su mejor amiga sobre lo visto la noche anterior. Cuando cerró la puerta de su casillero y le dio una mirada al pasillo lleno de adolescentes, supo que no era el lugar para contar ese tipo de cosas.

—Te lo diré, pero no aquí.

  Tamara le dio una rápida vista a su alrededor, y soltando un suspiro la tomó de la muñeca, llevándola a través del gentío hasta llegar al patio, teniendo un espacio en el cual hablar libremente. Isa se volvió hacia ella y cruzándose de brazos la miró.

—Anoche, cuando salí de cambiarme del baño y pasé por la ventana del pasillo yo... miré hacia el patio y vi a una chica. Llevaba un vestido, era pequeña y delgada —explicaba, recordando lo que podía de aquella mujer. —. Era asiática, sus labios estaban pintados de rojo fuerte y el vestido era negro. Su cabello... e-estaba peinado a la perfección y con una flor a un costado de la cabeza.

—¿No la conocías?

—N-no, de ninguna manera. Nunca en mi vida la había visto.

  Tamara se quedó en silencio unos segundos, intentando recalcular lo que su mejor amiga acababa de decir.

—¿Y si era un fantasma? —preguntó luego de un rato.

—¿Por qué motivo un fantasma me estaría persi... ?. Mierda.

—¿Qué ocurre?, ¿Te estaría persiguiendo?, ¿Eso quisiste decir?

  Isabella tomó su mochila en su hombro y cuando estaba a punto de saludar a la pelirroja, ésta dio un paso atrás.

—Antes dijiste que te habías cambiado en el baño —murmuró ella dándole una mirada de pies a cabeza. —¿Desde cuándo te cambias en el baño?

  Isabella sintió su frente gotear del nerviosismo. Tamara, su mejor amiga, estaba sospechando de ella.

—Eh... yo... es que es un nuevo hábito.

  La pelirroja volvió a darle otra mirada antes de soltar un suspiro con resignación.

—¿Y ahora a dónde vas?, ¿Por qué de repente hablas de un supuesto fantasma y ya quieres salir huyendo?, ¿Qué ocultas, Isabella?

—¡Carajo!. Te prometo contarte absolutamente todo, pero ahora debo irme.

  Tamara asintió lentamente sin decir nada, y cuando la morocha la abrazó sintió que fue algo cortante, por lo que no pudo devolverle dicho abrazo ya que ella había salido corriendo, dejándola completamente sola y con millones de preguntas rondando por su cabeza.

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  Dándole un portazo a la puerta principal miró las escaleras y sin pensarlo mucho las subió de dos en dos hasta llegar a su habitación, escuchándose una vez más la música clásica desde su equipo de música. Tomó el pomo entre sus manos y abrió la puerta de manera rápida, viendo al instante como el peluche caía desde lo alto.

𝒯𝑒𝒹𝒹𝓎 𝒷𝑒𝒶𝓇  | 𝐊. 𝐓𝐇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora