Todo comenzó en la cárcel.
•SARAWAT - TYPE - THARN - TINE•
Ser el culpable de un asesinato le cambiaría la vida a cualquiera, haber estado en una de las pandillas más peligrosas no llenaría de orgullo a cualquiera. Estar en la cárcel por ser un atr...
Sarawat y Win seguían en la casa de los chicos, el menor comenzó a recordar pequeñas cosas, todos los recuerdos que tenía en la habitación le traían de vuelta pequeñas imágenes en su cabeza. Antes de que anocheciera, los chicos se disponían a regresar al hotel donde tenían sus cosas, cuando iban de salida una pequeña moto que se cubría con una sábana llamó la atención de Win, el menor se detuvo un momento y quitó la sábana.
- ¡Mi motocicleta! - El menor intento acercarse pero un recuerdo se vino de inmediato a su mente cerrando sus ojos. - Mork, Mork, Mork. - Repitió varias veces el menor.
- Win ¿estás bien? - Pregunto Sarawat.
- Necesito buscar a Mork, él me regaló está motocicleta. Él me necesita. - Decía el menor un poco angustiado.
- Tine, puedes llevar la motocicleta si tú quieres, mañana puedes regresar, aquí están todas tus cosas. - Decía Leo.
- ¿Sarawat tu puedes manejar? - Preguntaba Win.
Win iba en la parte trasera de la motocicleta, el menor se sujetaba de la cintura de Wat, mientras que el mayor conducía a una velocidad mediana hasta llegar al hotel.
En cuanto llegaron al hotel, los chicos se quitaron los zapatos Win se sentó a un lado de la cama pensativo.
- ¿En qué piensas? - Preguntaba Sarawat.
- No sé... Tengo la mente confundida.
- ¿Por qué no te acuestas? - Anuncio Sarawat poniéndose en frente de Win y empujándolo haciéndolo caer en la cama, mientras el caía encima.
- ¡Ey Wat!
- Dime como quieres que te llame de ahora en adelante, ¿Win o Tine? - Preguntaba el mayor mientras seguía encima del menor con sus rostros separados por unos centímetros.
- Tine es mi nombre real, Tine Teepakorn.
- Pero yo me enamoré de Win ¿Que quieres que haga?
- ¿Por qué me estás diciendo esto en este momento?
- Se que antes de todo esto tenías una relación con Mork. - Anunciaba Sarawat sin despegar la mirada del menor.
- No puedo dejar mi pasado de un momento a otro.
Sarawat se quitó de encima del menor cayendo a un costado de la cama y quedándose ahí por un momento pensativo, Win volvió a tomar asiento en la cama mientras que Wat se levantó luego de un momento y entró al baño a tomarse una ducha.
Un silencio incómodo llenó la habitación del hotel en la noche y la mañana siguiente, los dos chicos se preparaban para ir a la casa de Fiat y Leo, los chicos tenían que llevar sus cosas pues se había cumplido el tiempo de estadía en el hotel.
- Wat... No quiero que estés molesto conmigo. - Decía Win. - Entiéndeme un poco.
- No estoy molesto contigo, estoy molesto conmigo mismo. No debería enamorarme de las personas tan rápido, solo espero que encuentres lo que has perdido.
- De todas formas quiero que me disculpes por ser tu molestia. - Decía Win poniéndose en frente del mayor con una pequeña sonrisa.
- Solo te disculpo si me dejas tocar tus pechos. - Anunciaba Wat cruzando sus brazos entrecerrando sus ojos haciendo puchero.
- Te dejare tocar mis pechos cuando los perros vuelen. - Decía Win dándose la vuelta para salir de la habitación dejando a Wat con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa.
Fiat y Leo estaban en la casa mientras se arreglaban para salir a trabajar, Leo tomaba el periódico del día, al mayor le gustaba leer las principales noticias junto con un café. El mayor tragó saliva cuando en un costado de una página una foto de Sarawat y otra foto con Type.
A los dos chicos aún los seguían buscando por escaparse de la cárcel, era casi un mes desde aquel día en el que salieron de la cárcel. Leo le enseño el periódico a Fiat dejando un poco confundido a el menor.
- ¿Que pasa con esto?
- Es Sarawat, el mismo chico con el que viene Tine, se fugó de la cárcel y están pagando muy buena recompensa. - Decía el mayor con una ambiciosa sonrisa. - Sarawat se nos puede interponer en nuestro camino, si lo hace... Lo podemos enviar a la cárcel junto con Tine por cómplice, reclamamos el dinero y nos vamos de este país, solos tu y yo.
- Eres mi hombre. - Decía Fiat extendiendo sus brazos haciendo que Leo lo abrazara fuertemente empujando a el mayor sobre la cama.
- ¿Cuando me darás la oportunidad de demostrar todo mi amor hacia ti? - Pregunto Leo viendo a Fiat sobre él.
- ¿Crees que nuestra relación puede ser más que amigos?
- No digas no. - Anuncio Leo cuando sonó la puerta, Wat y Tine ya habían llegado a la casa en la moto del menor.
Fiat y Leo recibieron a los chicos mientras ellos iban de salida a su trabajo dejando a Wat y Tine solos en la casa. Tine entro a su habitación y comenzó a recorrer cada rincón, el menor veía las fotos que tenía con Mork y también revisaba todo lo que tenía en aquella habitación.
Una de todas las fotos que estaban pegadas en la pared de la habitación, era comiendo helado, el menor comenzó a recordar algo que aquel día podía cambiar su vida. Tine arrancó la foto de la pared y tomo asiento en la cama, Wat se quedó a un lado viendo como el menor comenzaba a cerrar sus ojos intentando recordar aquel día.
- ¿Win estás bien? - Preguntaba Sarawat que aún llamaba al menor por el nombre que el mismo le había puesto.
- El dinero. - Anunciaba Tine abriendo sus ojos, por fin sus recuerdos comenzaban a ser claros. Aquel día Tine y Mork habían salido juntos, aquel día no solo habían comido helado sino que Mork le había entregado una cantidad de dinero a Tine para que se inscribiera en la universidad.
Tine se levantó de la cama y abrió un pequeño clóset que tenía en su habitación, un cofre mediano que estaba entre la ropa del menor, cuando lo abrió solo habían unos papeles el dinero no estaba, el menor se desesperó por un momento comenzando a buscar por todos los lados de la habitación.
- Me robaron el dinero. - Decía Tine a Wat comenzando a llorar.
- ¿Estás seguro? - Preguntaba Sarawat. - ¿Quien crees que lo hizo?
•••
Mork estaba en su habitación encerrado, el chico no podía volver a salir de la casa por orden de su padre, pues no quería que le causará mala imagen ante los medios, un gran empresario no puede estar en primera plana por polémicas con su único hijo. Los brazos de Mork ya no aguantaban más cortes, la heridas eran suficientes y las lágrimas que había derramado por culpa de sus padres eran suficientes. Sus pensamientos eran confusos, solo quería ver a Tine, solo quería tener una familia estable, solo quería ser feliz.
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