Día de muertos

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Cinco: pon ese pan en esa esquina —le ordeno Cinco a Klaus.

Klaus: ¿aquí?

Cinco: si, ahora solo tenemos que poner estas flores naranjas como si fueran un camino.

Ambos hermanos se encontraban armando un altar en la sala de la casa.

Diego: ¿no creen que padre podría regañarlos?

Cinco: me importa muy poco lo que ese viejo pueda decirme —hablo sin prestarle mucha atención a su hermano mientras acomodaba las flores que tenía en su mano.

Klaus: yo le echaré la culpa a Cinco, diré que él me obligo —dijo encogiéndose de hombros.

Cinco: vaya, que gran hermano.

Klaus: es que yo si le tengo miedo.

Diego movió la cabeza de un lado a otro con desaprobación mientras sus hermanos seguían con lo suyo.

Klaus: ______ dice que te falta el pan de muerto.

Cinco: ¿y eso que es?

Klaus: pues un pan de muerto —Cinco giro los ojos ante el comentario de su hermano.

Cinco: ¿y cómo se hace ese pan de muerto?

Klaus: dice que se hace como un pan normal y... —se quedó callado un rato mientras miraba a un punto fijo con el ceño fruncido—. No le voy a echar cenizas de muerto a un pan. Estas loca.

Cinco frunció el ceño al no comprender de qué estaba hablando su hermano.

Klaus: ahhh babosa, me asustas —se llevó la mano al pecho aliviado—. Sígueme —se dirigió hacia Cinco—. Yo te enseño como hacerlo.

Cinco, sin ninguna otra opción, siguió a su hermano hasta la cocina.

Después de dos horas, ambos hermanos salieron de la cocina cubiertos de harina.

Cinco: no vuelvo a cocinar contigo Klaus, casi quemamos la casa —exclamo un poco molesto mientras acomodaba los panes en el altar.

Klaus: ¿Cómo se supone que sepa como prender un horno?

Cinco: como sea, iré a bañarme —mientras pasaba por las escaleras vio a sus hermanos esperando a que se vayan—. Tiene prohibido tomar la comida del altar, si regreso y falta algo los matare y no estoy bromeando —dijo para después continuar con su camino.

Pasadas unas horas, Cinco regreso y encendió todas las velas del altar, se sentó frente a él y solo se dedicó a mirarlo.

Estuvo sentado frente al altar aproximadamente tres horas hasta que Klaus apareció a su lado.

Klaus: ¿todavía nada?

Cinco: no, pero aún es temprano —dijo sin apartar la vista del altar.

Klaus: Cinco, son casi las dos se mañana, tal vez deberías ir a dormir —la preocupación era notoria en su voz.

Cinco: estaré bien Klaus, ya puedes regresar a tu cuarto.

Klaus: pero papá puede llegar y...

Cinco: papá me importa una mierda —espeto con dureza—. Nada es más importante que esto.

Klaus miro una vez más a Cinco, se levantó y salió de la sala.

Cinco siguió mirando el altar hasta quedar dormido recargado en el sillón, así era hasta que sintió que alguien le hablaba.

______: te quedo hermoso, Cinco Hargreeves —hablo la chica sentada aun lado de él.

Cinco: ______, eres tu —dijo en un hilo de voz, una sonrisa enorme adornaba su rostro.

Imagina ✨Aidan Gallagher✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora