Capítulo 25: Remordimientos.

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La imagen sólida y conservadora que tenia de Sara en mi mente, se rompió en mil y un pedazos luego de lo que presencie y lo que aún seguía viendo.

Ya no había manera de simplemente hacerme el loco y fingir que no vi nada, puesto nuestros ojos se miraban fijamente, y podía ver la expresión en su rostro, una mezcla de sorpresa, miedo, vergüenza y remordimientos.

Huir ya era imposible, y solo haría todo peor luego, además con lo ebrio que estaba si abría la boca ahora, solo podría empeorar mucho más todo con alguna tontería de las que suelo decir todo el tiempo.

Solo podía quedarme allí, contemplándola mientras ella me miraba con todas esas expresiones mezcladas en su cara, hasta que en algún momento pareció agarrar coraje y hablar nuevamente.

—L-Lex yo...

Lentamente su cuerpo se fue inclinando en mi dirección hasta estar apoyada de sus rodillas y manos gateando a donde yo esta donde estaba, mis instintos me decían a gritos que retrocediera, que me fuera de allí, pero la borrachera apenas se me dejaba estar sentado sin tambalearme.

—Sara...

Debido a su tamaño, no le tomo casi nada estar delante de mí y seguidamente encima mío derribando mi cuerpo nuevamente al suelo para cubrirme con todo su gran tamaño.

—Lex...

Espere desde el fondo de mi alma, el que una de las chicas me despertara y darme cuenta que esto no fue más que un loco sueño debido al Ron, pero con cada segundo que pasa esa posibilidad se vuelve más efímera.

—Lex... —Nombro temblorosamente. —No tiene caso que intente explicar lo que viste... —Siguió mientras me miraba y su cabello se deslizaba de sus orejas para colgar y de alguna manera centrar más mi vista en la de ella. —Es... Es exactamente lo que viste Lex. Yo... Yo me estaba consolando mientras pensaba en ti. —Confeso sin cambiar nada su expresión.

—S-Sara yo...

Mi sombra me empezó a tragar, y ella se dio cuenta reteniéndome con su mano.

—Por favor déjame hablar... si no lo hago ahora, esto me va a consumir...

Escuche como sus garras arañaron el suelo mientras hacía un puño con su mano libre.

—Todo empezó cuando llegaste aquí por primera vez junto a mi hija... Mi corazón por alguna razón latió muy fuerte en el momento que nuestras miradas se toparon, latió como nunca lo había hecho antes. —Explico. —Creí que solo fue la emoción de ver a mi hija, pero... cada vez que te veía, y al ver tu sonrisa o al estar junto a ti, me hacía sentir feliz y querer pasar más y más tiempo contigo. Cuando ambos se fueron... me empecé a sentir mal, triste y como si algo me faltara. —Siguió ella mientras me miraba fijo, estaba presado bajo ella, sus piernas apretaban las mías y su mano aún me sostenía firmemente. —Quise creer que no eran más que mi preocupación por Safira y por ti al saber que nos los vería en un tiempo. Pero luego paso lo de Dairkatus. Cuando te vi allí, me dolió tanto el pecho que sin darme cuenta eche a llorar al verte sufrir tanto, quería ir contigo y asegurarme que estuvieras bien, pero cómo, cómo podría hacer eso.

La voz de Sara estaba llena de sentimientos reprimidos, lo podía sentir claramente.

—Pase un gran tiempo preocupada por ti, todos los días pensaba en ti... —Pauso al momento de cerrar los ojos y seguramente recordar esos días mientras apretaba los labios. —Cuando paso lo de Draigon estaba devastada, sentía un vacío terrible... entonces apareciste tú Lex. El verte otra vez me dio una gran sensación de alivio y calma nuevamente, y fue en ese momento que me di cuenta, me di cuenta de lo que me había estado negando a mí misma desde que ese sentimiento floreció en mí. Me di cuenta de que me había enamorado del prometido de mi propia cachorra.

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