Capítulo 10: La Odisea de Safira.

661 72 22
                                    

No sería sincera al decir que estaba algo preocupada por cómo se desenvolverían las cosas estando al lugar donde me dirigía, pero es como mi Lex dijo: Jamás me mandaría a hacer algo si supiera que no podría conseguirlo.

—Paso tanto desde que viaje sola, ahora se siente un poco raro hacerlo, no recuerdo que se sintiera así.

Antes de conocer a Lex y las chicas, estuve bastante tiempo sola, según mis padres tenía que viajar para conocer el significado de la fuerza y lo que era ser un dragón, curiosamente eso lo descubrí fue cuando conocí a mi lindo elfo, cuando me salvo ese día, me dio a entender muchas cosas, como que la fuerza no viene solo del tamaño o tu poder.

—Serán unos meses largos...

Mi vuelo se mantuvo casi todo el día, solo baje a descansar un poco al mediodía, comer algo de lo que mi Rey me había preparado y por suerte era mucho.

—Haaa... me hará falta su comida en este tiempo, y su sonrisa, su mirada, su olor... ¡ahh! ¡Apenas llevo unas cuantas horas sola y ya lo extraño tanto!

Mi Mamá tiene razón, aun soy una cachorra.

En medio de mis vergüenzas, escuche unos rugidos en la distancia y al posar mis ojos en ese lugar, vi a varios Wyverns volando mientras llevaban grandes animales muertos entre sus garras en la dirección que yo iba.

—Creo que ya estoy acercándome.

Son animales grandes pero no se comparan al tamaño de un dragón, aun así, debo llegar a ese lugar con cuidado, no puedo simplemente lanzarme a por ellos como Lex lo haría, el mismo me dijo que esa fuera mi última opción.

Volé despacio y alto para poder ver con cuidado toda el área. Llegue a la costa para casi las cinco de la tarde y enseguida aprecie ese inmenso y azulado mar, me di cuenta de donde estaban sus nidos, y los muchos de ellos que eran.

—Mi Rey tenía razón como siempre. Esto será un verdadero rato para mí...

Puedo asegurar que había más de cien de ellos, de diferentes razas y habilidades, dominarlos a todos sería un gran desafío.

Me quede un buen rato mirándolo todo desde una gran altura, ninguno se percató de que estaba allí, ya era muy tarde para hacer algo, y de verdad no quería tener que pelear en la noche con ellos.

—Lo mejor será descansar cerca de aquí, y empezar esto mañana por la mañana.

Tienen un gran olfato por lo que mejor será ponerme con el viento y no contra él, si me llegan a oler, seguro irán a ver qué cosa invadió su territorio y se formara la pelea que quiero evitar.

Encontré un buen lugar cerca, fresco y tranquilo, donde enseguida comencé a planear cuidadosamente que era lo que haría el día siguiente.

—Debo someterlos pero no matarlos, porque si los mato a todos, a quien gobernare, y ese el punto de venir aquí... Haaa... debo pensar esto con mucha calma... son animales que actúan por instinto, si encuentro al más fuerte de ellos y lo someto, los demás se darán cuenta de que no tienen oportunidad y deberán entender que yo estoy a cargo ahora.

Sin darme cuenta termine hablando sola por más de una hora... ahora entiendo un poco porque mi Rey lo hace, ayuda a olvidar el que estas solo. Espero en serio este bien...

Esa noche dormí con mi forma dragón, estas tierras eran peligrosas y no quería que algo le diera por atacarme mientras dormía, y en cuanto la luz del sol calentó mis escamas por la mañana supe que ya era el momento de ponerse en marcha.

Alce el vuelo rápidamente y me acerque al acantilado donde estaban sus nidos, aterrizando en la arena del fondo antes de rugir con mucha fuerza para atraer su atención, lo cual funciono muy bien.

Life Reform.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora