CAPITULO 29

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AMELIA

La cabeza me daba vueltas, era una sensación extraña, que pasa, ¿por qué me siento así?, ¿dónde estoy? ¿Y Luisita? ¿Dónde está?

De pronto una luz invadió todo el lugar, que pasaba, cerré los ojos por el dolor que me causaba, había una figura masculina sentado en la ventana, que pasa, esto dolor de cabeza es insoportable, me la toqué y sentí mi sangre, me habían golpeado, me desesperé ¿dónde estaba Luisita?

- LUISITAAAA – gritaba desesperada – LUISITAAAA

- Cierra ese pico perra – y sentí como azotaban mi cara

- Estas loco, que te pasa – era Montse que llegó donde mí, me limpiaba la sangre de la cara – Amelia no te preocupes, estarás bien.

- Loco? ¿Me dices loco? – fue cuando pude ver quien era, PABLO, estaba alterado, caminaba de un lado a otro. – Hay que encontrar a la zorra de Luisita, no se me va a escapar, esta vez no.

Ya sabía yo que él estaba detrás de todo esto, estaba loco, era un maniaco, se acercó a mí y me tomó la cara – O aparece la sucia de Luisita o te mato, te lo juro – No aguanté más y le escupí la cara, mi saliva se teñía de rojo por mi sangre y pude quedar satisfecha con el escupitajo que le envié, quiso golpearme otra vez, pero Montse no se lo permitió.

Lo que no entendía era por qué ella podía estar libremente en la habitación y él no le hacía nada, de pronto escuchamos ruidos, eran vehículos acercándose, todo fue confusión, sentí un fuerte golpe para derribar la puerta, Pablo gritaba que donde estaba Luisita y Montse me abrazaba, mi desesperación era total, sentimos como tiraron la puerta y mucha gente entró al cuarto.

- AL SUELO, AL SUELOOOO – Gritaron los policías que entraron – Quedas arrestado por el delito de secuestro y TORTURA.

Vi como lo tiraban al suelo y lo esposaban, leyeron sus derechos, el gritaba incoherencias y yo ya no entendía nada, de pronto se oyó una detonación, todo fue gris, sentí un zumbido muy fuerte en mis oídos, Montse seguía abrazándome y la vista comenzó a nublarse, no podía más y me desconecté.

LUISITA

- Que mierda, maldito Pablo, cuando te encuentre te juro que te mataré con mis propias manos.

Seguí caminando tratando de encontrar el camino por donde habíamos llegado, dejar a Amelia en manos de ese maldito fue lo más duro de mi vida, pero no alcancé a avisarle, solo pude salir corriendo cuando Manolín me aviso que saliera, que todo era una trampa, no tuve más detalles, no sé de quien es la trampa, pero juro que lo voy averiguar, después de no sé cuanto tiempo caminando el celular que logré esconder alcanzó señal, precaria pero algo entraba, pude marcarle a Manolín, era el único numero registrado, le mandé la ubicación y me escondí en los árboles, era de madrugada, no sé que horas eran, pero estaba en pánico, solo debía calmarme, por Amelia.

Pasó un tiempo que me pareció una eternidad, eran luces, coches, muchos coches, cuando vi a Sebastián pude respirar.

- Por qué se demoraron tanto carajo, ya casi amanece, Amelia puede estar muerta – Y no aguanté más mis ojos se llenaron de lágrimas, era una pesadilla de la que quería despertar, sentí los brazos de Lourdes, me duele reconocerlo, pero verla ahí me lleno de tranquilidad.

- Tranquila Luisi ya estamos acá y la vamos a salvar – fueron sus palabras y quise creer en eso, me aferré a ese abrazo que necesitaba para calmarme y sentí como mis lagrimas fueron disminuyendo.

Sebastián estaba al mando, comenzó a dar instrucciones, no había tiempo que perder, les indiqué por donde había venido, no sabía que tanto había caminado, pero parece que me alejé lo suficiente de la cabaña, con los rayos del sol pude ver donde estábamos y no podía creerlo, era un sitio apartado del mundo, ahí nadie nos hubiera encontrado jamás, en que pensaba Amelia cuando nos trajo para acá.

Vi como rodeaban el sitio, primero se aseguraban de que nada saliera mal, que no había mas personas en la periferia de la cabaña, todos ahí eran muy profesionales, cuando tuvieron todo controlado, decidieron entrar, fue todo tan rápido, vi como derriban la puerta delantera y trasera, tenían todos los flancos cubiertos, las lagrimas corrían solas, solo de pensar que podría pasarle algo a Amelia me moría, desde donde estaba se veía la alcoba donde estábamos, vi como Pablo era tirado al suelo, todo pasó en cuestión de segundos y de pronto un BOOOOOOM, un estallido fuerte, pero que demonios, todo fue tan rápido y estridente que no pude más, quise correr, necesitaba saber de Amelia, Lourdes me paró.

- Espera Luisita puede ser peligroso, por favor espera.

No quería esperar, quise golpearla, mi frustración era enorme, pero mi preocupación más y ¿si le había pasado algo a Amelia?, empujé a Lourdes y corrí hasta la cabaña, cuando vi que Sebas salía de la casa con Amelia en brazos, no pude más comencé a gritar como loca, AMELIA, MI AMOR, AMELIA, pensar que se había muerto me oprimía el pecho, esto no podía estar pasando AMELIIAAAA.

Las siguientes horas fueron de confusión total, logramos llegar a un pueblo cercano y entrar al hospital local con los heridos, además de Amelia, estaba Montse muy mal herida, dos de los gentes en el sitio habían resultado muy heridos y Pablo había muerto, resultó que detonaron una bomba casera que nadie vio venir y que fue para maltratar a los que estaban en esa habitación, Amelia tenía un golpe en la cabeza y varias esquirlas en su cuerpo, pero la pero parte la llevó Montse que la estaba abrazando y la protegió del impacto, esto era una locura, porque haría eso, Sebas alcanzó a protegerse del impacto y su chaleco como a los otros agentes lo había protegido, pero algo no me cuadraba en todo esto, quien había accionado esa bomba y ¿por qué?

Aunque esas preguntas eran importantes ahora lo más importante era que todos se pudieran reponer de ese impacto, Sebastián estaba aturdido, pero bien, era un hombre fuerte y zagas y pudo esquivar de la mejor manera ese impacto.

Amelia estaba dormida, pero estable, llamé a mis padres que estaban hechos un manojo de nervios, los calmé y les dije que Amelia también, no quise darle muchos detalles para no preocuparlos más, suficiente tenían con lo del abuelo.

Luego hablé con Manolín y le pedí que se cuidara, como haya sido que se enteró de lo de pablo lo ponía en riesgo, luego hablé con María a ella y a Nacho si que le di detalles y como era de esperarse no se fiaban de nada, solo querían que volviera pronto a Madrid, querían salir enseguida para donde estaba, pero les pedí que se quedaran con papá y mamá y que cuidaran a Manolín.

Veo que Lourdes viene con un café y por fin pude tomar algo, todo había sido tan loco que había perdido la noción del tiempo, ya era de noche y no me había dado cuenta.

- También traje unos panecillos para que comas algo – me dio una sonrisa, por primera vez la sentí cerca, realmente era una amiga.

Tomé lo que me ofrecía y comí un poco, vino como llegó el medico y nos dijo que Amelia estaba fuera de peligro que sus heridas no revestían peligro alguno y que era cuestión de tiempo para que sanara, pero con Montse no era igual, era necesario hacerle una cirugía y debían trasladarla a Madrid porque ahí no contaban con lo necesario.

Nos pusimos manos a la obra para que pudiera ser lo antes posible, su vida corría peligro, se había arriesgado por Amelia y eso se lo iba a agradecer toda la vida, no se perdió tiempo en menos de lo que pensamos ya íbamos en camino a Madrid.

Llegamos y Montse fue remitida inmediatamente a cirugía, Amelia ya estaba en una habitación y estaba más tranquila.

Me acerque, estaba dormida y no pude evitar sobarle su carita algo moreteada, como pudo hacerle eso, mi rabia crecía con cada caricia que le daba, no había derecho para que hubiera pasado por todo esto.

Lentamente fue abriendo los ojos y la vi ahí tan frágil con sus ojitos verdes hermosos que no pude evitarlo y se los besé, fue solo el rose de mis labios en sus parpados, pero como necesitaba hacerlo, ella sonrió y cuando abrió sus ojitos estaban brillantes, como siempre los recuerdo cuando me mira.

- Mi Luisi, mi amor

- Shhhh – le puse un dedo en sus labios, no quería que hablara – No te preocupes amor que ahora toda va estar bien.

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora