CAPÍTULO 23

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Luisita

Ya todo esto de las amenazas me tenían cardíaca, es que ya no teníamos paz, no estábamos solas nunca y en la noche Amelia seguía empeñada en no hacer nada ¿y yo que hacía ante esto? Tenía que conformarme con abrazarla y besarla y ya estaba a punto de explotar.

Además, tenía que aguantarme las constantes llamadas de los investigadores, salía algo nuevo cada día, resultó que en el piso de Amelia había cámaras y esas cámaras mostró la figura de un hombre, no muy alto y complexión delgada, usaba capucha y no se pudo ver su rostro, fue muy hábil para no dejarse ver.

¿Quién podría estar detrás de esa capucha? ¿Quién nos odiaba tanto para hacer esto? Lo cierto es que es muy hábil, llegó caminando al piso y no dejó ninguna huella que lo delatara, Lourdes, "la super abogada"🙄 nos pide que extrememos los cuidados y papá se lo ha tomado totalmente en serio, al punto que sólo falta que amarre a Amelia de su pata y vaya adonde él va.

La mañana en el asturiano había empezado movida, muchos comensales y estábamos concentradas en atenderlos, llegó hacer un pedido y en la barra está Vicente:

- Dos cafés, uno descafeinado y dos canelones por favor.

Levanté la mirada porque no obtuve respuesta de Vicente, estaba absorto mirando a Amelia, tan ido estaba que tuve que dar un pequeño golpe en la barra.

- A ver niñato que no se te paga para estar viendo lo que no debes.

- Pues yo tengo ojos para ver – Me responde el insolente.

- Entonces que esos ojos te sirvan para ver el pedido que te estoy haciendo – Le hice una mueca de fastidio y me desafía siguiendo su mirada a Amelia – Realmente estoy pintada? ¿Ah? – Le dije levantando la voz un poco lo que hizo que reaccionara y me miró con cara de pocos amigos.

- El hecho que te estés acostando con ella no te da derecho de decirme si puedo o no verla – me dijo mirándome directo a los ojos y si creía que me intimidaría con eso estaba muy equivocado.

- Resulta buen niño de los infiernos que no estoy reprochando que mires a MI NOVIA, eso es gratis y te entiendo porque es que está muy buena la condenada, te estoy haciendo un pedido que es por lo que trabajas acá, ¿estamos? ¿O tengo que explicártelo con plastilina?

De mala gana tomó el pedido y comenzó a organizarlo, cuando miro en dirección de Amelia y no puedo creer que mi suerte sea tanta, estaba el personaje que menos quisiéramos ver por estos tiempos, LA VIBORA DE SARA, que hace la fea esta acá, por el amor de todos los santos.

Vicente me pone el pedido casi que de mala gana y le mando una mirada de esas fulminantes para que entienda que no me amedrenta su actitud.

Entregué el pedido y verifiqué que todas las mesas estaban cubiertas para acercarme.

- No creo Sara que sea buena idea – Le decía Amelia en ese momento.

- ¿Que no es buena idea mi amor? – Por si no se había enterado, en ese momento lo iba hacer.

- Vaya si es la gran “amiga”, Luisita como estas – Y la descarada me planta dos besos, no pude evitar limpiarme la cara.

- Sucede algo mi amor – Me dirigía a Amelia.

- No cariño, nada hasta el momento, solo le decía a Sara que no es buena idea ir a una reunión que me está invitando – Me dice Amelia, bastante incomoda.

- ¿A sí? ¿Una reunión? ¿De qué si se puede saber?

- Bueno es una reunión para mujeres empoderadas, con talento, que quieran hacer visible la lucha de la mujer, pero no te preocupes Luisita ya sé que tú no puedes ir, por eso estoy invitando a Amelia.

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora