CAPÍTULO 12

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Amelia

Estuvimos soboreando el momento sin importar nada, la sentía, la olía pero también sentía la incertidumbre y casi en un hilo de voz me dice al levantar la cabeza:

- Que viene ahora Amelia? - Más que una pregunta era toda la incertidumbre que llevaba dentro.

- No sé cariño, es lo que debemos descubrir - Le contesté sincera, invitándola a explorar conmigo el futuro.

Me sonreía como una niña que le regalan un juguete nuevo y no pude evitar acariciar su cara, es tan hermosa.

- Quedate hoy conmigo - Había casi una súplica y me odié por tener que decir que no.

- Cariño sabes que hoy es un día importante en la Escuela, hoy los niños terminan ciclo y debo preparar el recital, pero aunque no tengo presentación hoy en el King's llegó apenas termine en la escuela, vale?

- En el King's? - Parece que tuvo un golpe de realidad - Como voy actuar de ahora en adelante Amelia?

- Cómo así preciosa? - Le dije levantando su barbilla para que me mirara a los ojos - Tienes que ser Luisa Gómez, nada más, nosotras tenemos que descubrir todos estos sentimientos que tenemos y nuestro entorno no puede ser un obstáculo, ya encontraremos la forma de contarles por ahora solo estamos tu y yo, vale?

Asintió con más dudas que certezas y era comprensible, la abracé para tranquilizarla, eso siempre funciona.

Abrazarla ahora era diferente, sentir su corazón latiendo así tan desbocado me producía sensaciones diferentes y parece que ella también era consciente de eso, sus manos acaraciban más y su cara buscaba instintivamente mi cuello y tuve que acordarme donde estaba y tomar fuerzas para seguir.

- Ya vamos amor, tu abuelo te espera, nos vemos en la noche, si? - Me veía con esos ojitos hermosos que me matan y ésta es la Luisi de la que me enamoré, la consentida, la pechichona, la cabezota, la Luisita tierna y también la irracional, nada que hacer.

Nos levantamos y comenzamos a caminar de regreso al asturiano, ella iba muy pegada a mí enganchando sus brazos con el mío me estaba diciendo de las mejoras que empezarían en el King's y lo emocionada que estaba con lo bien que les estaban saliendo las cosas, yo solo la escuchaba, era poesía pura escuchar su emoción.

Cuando iba llegando al asturiano nos separamos, sé que tengo que ser prudente por ella.

- Te llamo luego, si? - Quería besarla.

- Claro que si, si antes te hacía 250 llamadas al día ahora te haré 500 - y soltó una risa pícara.

- En qué lío me he metido Luisa Gómez? - Le dije con un gesto de preocupación exagerado y se echó a reír.

- Bueno ya sabes como soy, no hay quien me conozca mejor que tú y sabes que defiendo y cuido lo mío y tú ahora eres más mía que nunca - Sé me acercó tanto que me veía en el reflejo de sus ojos extrañamente oscurecidos en ese momento, se mordió el labio inferior y miraba los míos.

- También sé Luisa Gómez lo traviesa que eres y que ya estamos en la plaza de los frutos y que tu abuelo nos está mirando.

Y adore el tono rojo de sus mejillas en ese momento, no pude evitar reírme duro cuando se separó de mí.

- También sabes Amelia Ledesma lo vengativa que soy - Y dándome un beso en la comisura de la boca emprendió el camino hacia el asturiano.

Durante el día Luisita cumplió su promesa, cuando no estaba escribiendo llamaba sólo para preguntar que estaba haciendo, lo hacía con total inocencia que no hacía si no reír de sus ocurrencias, en un momento se le ocurrió preguntarme si jugaban el Atlético y el Alcoyano quien ganaría y yo no entendí su pregunta pero esa era Luisita.

Se pasó el día y llegué al King's, ya estaba funcionando y no estaba muy lleno, el ambiente era relajado y distendido.

- Hola María, que tal las cosas por acá? - Le dije apenas estuve en la barra.

- Pero que tenemos acá, la responsable del desastre que es hoy mi hermanita - Me dijo en tono cómplice.

- No sé a qué te refieres María - Le dije un poco apenada.

- Ya entra a ver si le calmas los nervios a esa niña - Y me guiño un ojo.

Entre al almacén donde estaba Luisita tratando de organizar unas bebidas, estaba absorta en unos papeles y la abracé por detras.

- Algún lío señorita? - Se sobresaltó porque no me esperaba todavía y voltea y se está riendo.

- Bueno si no contamos con que no sé descifrar un 2+2 todo está bien - Dijo riéndose ya muy cerquita de mí.

- Uy vamos a tener que volver a la escuela entonces? - Le dije mordiendome el labio.

Ese gesto no fue desapercibido y me miró los labios como saboreandose.

- Crees que debo esperarte afuera? - Le dije toda pícara.

Y ya no dijo más nada y me besó un beso diferente al de esta mañana el que no dudé en responder, la besé con ganas con deseo, en seguida hice un recorrido con mi lengua por toda su boca quería descubrirla y a ella se le salió un pequeño gemido, intempestivamente me llevó hasta la pared que estaba detrás de mí y se pegó tanto a mí que podía sentir su corazón latiendo mucho, su boca me exploraba, su lengua se unía con la mía en una danza deliciosa, Dios que bien besaba, no perdía oportunidad de chupar mi lengua y yo de chupar la de ella cuando sentí sus manos recorrer mi cuerpo no se como pero había levantado mi vestido hasta mi cintura y su centro se frotaba con el mío de una forma sugerente, me estaba volviendo loca, yo le tomé el trasero y lo apreté más a mi para que sintiera como me tenía y comencé a besar su cuello y encontré un sitio que la hacía gemir y me encantó, entre más lamia y chupaba en ese rinconcito más se pegaba a mí y más se movía, era increíble.

Pero algo se movió y nos paralizamos, de pronto volvimos a nuestra realidad y supimos donde estábamos, ella sacó las manos de mi vestido y se abrazó a mí, no sabía que había pasado, pero Luisita descubrió lo que era desear a una mujer, lo que era desearme a mí.

La miré y estaba aún con sus ojos oscurecidos por el deseo pero apenada por lo que había pasado.

- Shhh, vamos preciosa no pasa nada - La Besé suave en los labios hinchados por el deseo, alize su cabello, acaricie su cara para que se calmara, ella estaba como en shock - tranquila mi amor no pasa nada, vamos a salir de acá, sí?

Cuando salimos Maria estaba hablando con unas personas en la mesa y la barra estaba sola, Miguel tampoco estaba ahí así que le saqué una caña y se la di, me sonrió apenada cuando la tomó.

- No te preocupes, en serio todo va estar bien. - y le dediqué una sonrisa que la calmara.

- Que dice mi cuñis querida - Ignacio nos sacó del trance en el que estábamos. - Hola Amelia que tal?

- Hola Ignacio - Y le dí dos besos de saludo.

- No cantas hoy? - Me pregunta pero buscando a Maria con la mirada y está enseguida llega a donde nosotros.

Saludó a su esposo con un beso en la boca y enseguida nos mira con una sonrisa cómplice.

- Y que dicen las "amigas"? - Luisa se puso muy nerviosa y no respondió solo salió a tender las mesas, supe que iba ser más duro de lo que pensaba para ella.



¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora