CAPÍTULO 8

2.5K 184 41
                                    

Luisa

- Vamos charrita necesito que te concentres que ya es el tercer pedido equivocado - Me dice mi abuelo con cara de preocupado.

- Perdón, perdón abuelo, ya lo arreglo.

Queeee putaaaa mierdaaaa me pasa, apenas está empezando la mañana y yo estoy hecha un lío, no pude dormir ni un momento pensando en lo que pasó y para terminar de arreglar estoy esperando que Amelia aparezca y no lo hace, que es que me cago en los putos peces.

Aunque si aparece no sé ni que voy a decirle para ser sincera mejor que no aparezca porque que le digo,  Mira Amelia no sé porqué, ni tengo una explicación lógica pero esa Lourdes no me gusta.

Y cuando no pensé que las cosas fueran hacer mejores aparece Pablo.

- Hola chiquita, me pones un café? - según él dedicándome su mejor sonrisa.

Solo lo miré y fui a ponerle el café, lo que hice de no muy buena gana.

- Pero bueno chiquita a ti que te pasa? Vine a saludarte y a invitarte a que demos una vuelta o más tarde vayamos al cine, hace rato no lo hacemos.

Este pesado como que no se entera que ya está historia acabó, he conocido descarados y este borde en serio.

Tomé una bocanada de aire muy grande y me llené de valor para hacer lo que debí haber hecho hace mucho tiempo, no sé en qué estaba pensando cuando le aguanté tanto al bobaso este.

- Yo te voy a decir esto acá porque no pienso gastarle una neurona más a esta relación y quiero que me mires atentamente y escuches bien lo que tengo que decirte porque no pienso tolelar malas interpretaciones, ok?

Pablo asintió con su cara sorprendida.

- Cuando empecé contigo esta relación lo hice porque me pareciste un chico bien, con buenos sentimientos y muy simpático, hace un año que hemos estado intentando tener una relación aceptable donde yo espero y tú pones cachos, una relación que hace mucho dejó de ser y que no entiendo que haces haciéndote el pendejo buscando en otra lo que yo no te doy y no me pongas esa cara que te entiendo, sé que tienes tus necesidades, así que te dejo libre para que vayas y encuentres lo que supuestamente quieres porque yo me aburrí y NO VOY MÁS, te queda claro? Ahora si me disculpas tengo cosas que hacer, aaaah y Pablo pagas el café al salir.

Lo dejé ahí y entré a la cocina ya no podía más, que día esté y no eran ni las 9 de la mañana, quería salir corriendo y sin querer tropecé y cayeron varios platos al piso haciendo un gran ruido.

- Estas bien? - Vi Amelia con su gran cabello sujeto en una cola que mostraban su cara completita llena de preocupación y solo quise agarrarla y mis nervios subieron al cielo. - vi que Pablo salió con caras de no muy buenos amigos.

- eehh... Esteeee... Nooo.. Nooo te preocupes - No sabia ni que estaba diciendo, me aclaré y pude decirle - Bueno será porque acabo de terminar él.

Su cara se iluminó, no puedo describir lo que vi en sus ojos pero como me encantaría saberlo, de pronto es como si nos viéramos distinto, esta mirada es diferente pero sigo viendo la paz y tranquilidad que siempre me han transmitido sus ojos, la complicidad, la vida, su alma.

No dijo nada de lo de Pablo, no hacía falta que lo hiciera, ambas sabíamos que en algún momento eso iba a pasar, fue simplemente la confirmación.

- Ven deja que te ayude - y en ese momento las dos nos agachamos a recoger los platos al mismo tiempo y rozamos nuestras manos y a mi me dio un corrientazo que me hizo levantarme enseguida lo mismo que ella, quedamos frente a frente y podía olerla, estaba tan cerca que podía sentirla, vi como se acerca y retira un mechón de mi cara y lo lleva hasta atrás de la oreja y ese simple movimiento me paraliza.

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora