CAPÍTULO 22

1.8K 141 120
                                    

AMELIA

Ver la reacción de la familia de Luisita  me daba seguridad, siempre fueron mi refugio y ahora no iba ser la excepción, Manolita a pesar de no estar de acuerdo sabía que yo contaba con ellos y no podía esperar otra cosa más que su protección como lo habían hecho toda la vida.

Mi Luisi para variar no se despegó de mí ni un minuto y más cuando estaba Lourdes, no se opuso a nada de lo propuesto, pero no me dejaba de agarrar la mano en todo momento, ella no iba a cambiar, así me enamoré.

Entre todos hicimos un plan para no estar solas nunca y estar atentas a cualquier cosa sospechosa que pudiéramos ver, así trascurrió el día, María me pidió que no fuera al King's y además me dio dos semanas libres mientras sabíamos que estaba pasando, no sé si iba aguantar tanto tiempo sin hacer nada y más porque estaba de vacaciones en la Escuela, así que se venían días fuertes, decidimos acostarnos, Manolita insistía en que yo durmiera en el cuarto de Manolín pero este saltó inmediatamente negándose rotundamente a dejar su habitación y todos los demás hicieron caras de incredulidad cuando Manolita propone esto.

Cuando entro en la habitación encuentro a Lusita hablando por celular.

- Que no Pablo, que no, ya te dije que no, pensé que te había dejado las cosas claras – se hace un silencio donde Luisita hace un gesto de fastidio y rueda los ojos ya mareada – Bueno como quieras, pero ya te he dicho que no hay nada que hablar. – Cuelga la llamada bastante fastidiada.

- Que pasa cariño, ¿porque estas así? ¿Qué quiere Pablo?

- Te puedes creer que el bobaso este quiere hablar las cosas conmigo porque según aún hay cosas que no me ha dicho? Que se cree el soquete este, ya tuvo sus cinco minutos de fama, ya no puede pretender nada más, ¿es que será que yo hablo en mandarín que la gente no me entiende? ¿Tú crees Amelia?

- Vamos amor coge pausa que te va a dar algo – No podía evitar sonreír cuando la veo decir las cosas así en carrerilla, es que me da una ternura infinita.

- No te rías eh? Que esto es serio – Me dice, pero sonriendo ella también y acercándose a mí con esa carita inocente que me sabe poner y que sabe que me derrite.

- Que eres una destroza corazones cariño mío nada que hacer – y las dos soltamos la carcajada, ya ella me abrazaba por la cintura y comenzaba a quitarme los botones de la camisa – ¿Vamos Luisi que haces? – Le preguntaba entre risa e incredulidad.

- Bueno que ya vamos a dormir y tú necesitas una ducha y yo también y meternos a la camita y bueno no sé – Decía mientras besaba mi cuello y sabía dónde pasar la punta de la lengua para excitarme.

- Que dices, Luisa Gómez que estamos en tú casa y que no vamos hacer nada mientras estemos acá.

- Queeeeeee? ¿Qué me estás diciendo Amelia Ledesma? ¿Estás loca de verdad? ¿Tú sabes cuánto tiempo vamos a durar en esto hasta que descubramos quien anda detrás de todo?

- Vamos a calmarnos Luisita, ¿sí? – Le tomé la cara y le hice esa mirada que ella sabe que tengo razón – Estamos en tu casa, ni seguro tienes en la puerta, todo el mundo va y viene sin restricción alguna y tú no eres precisamente prudente al momento deeee, bueno ya sabes a que me refiero.

- aaahh no si es por eso, mira – hace un gesto de cerrar los labios – yo ni muuu – y me mira con pucheros.

- No mi amor es hora de tomarnos esto con seriedad, ya tu mamá está bastante incomoda con todo para que además tengamos otro disgusto con ella.

- ¿Vas a ceder ante la cabeza retrógrada de mamá? ¿De verdad piensas dejarla ganar? – Me dice incrédula.

- Es tu madre Luisita no hables de esa manera, ahora ya no podemos comportarnos como crías y hacer como si no pasa nada porque si pasa y mucho, así que entre más te demores en aceptarlo será peor.

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora