CAPÍTULO 14

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Amelia

Hoy necesito hablar con Luisita, no quiero que siga pasando el tiempo y no poder aclararle todas las dudas que tiene pero hoy debo ir todo el día a la Escuela, Montse me espera para planear y organizar el recital.

Montse es mi compañera en la escuela, una mujer dinámica y muy comprometida con lo que hace, gracias a ella mi adaptación en las clases fue lo menos traumatico y ha sido mi apoyo desde que llegué, si con alguien podía contar era con ella, además que sabía mis sentimientos por Luisita y me entendería. No dude y la llamé a pesar de la hora sabía que estaría despierta

A: Hola Montse, buenos días, disculpa la hora

M: Hola querida, no te preocupes, para que soy buena.

A: Bueno necesito un favor tuyo que te prometo sabré recompensar.

M: Sabes que siempre cuentas conmigo, dime en qué puedo ayudarte.

A: Sabes que teníamos la planificación hoy del recital pero necesito que me cubras hoy, solo será por hoy, hay algo que debo hacer y siento que no debo esperar más.

M: Y me imagino que ese "algo" tiene nombre y apellido - sentí su risa la otro lado del teléfono.

A: Si, no te lo voy a negar, por fin entendió que sentía algo por mí y ahora hay muchas cosas que hablar y no quiero perder el tiempo en eso.

M: Entonces que no se hable más, no te preocupes que adelantaré todo lo que pueda y mañana continuamos, ya diré algo a la directora por tu ausencia, pero ve sin cuidado.... Aaaahh querida y a luchar por lo tuyo, no lo dejes ir que vale mucho la pena.

A: Gracias cariño sabía que podía contar contigo.

Yo sabía que Montse no me fallaria, ahora debía ir a la casa de los Gómez, quería sorprenderla pero tenía que ser prudente y para ello debía ser convincente en mi excusa para estar a esta hora de la mañana en casa, hoy estaría todo el día con ella y eso me emocionaba.

Llegué y me recibió Manolita.

- Pero bueno mi niña tu que haces a estas horas por acá?

- Hola Manolita buenos días - La saludé dándole dos besos. - Perdona la hora pero estaba buscando unos documentos que necesito y no sé si los dejé acá, ya he buscado en todas partes y no los consigo - Logré decir de forma convincente.

- A lo mejor los dejastes en el cuarto de Luisi, ella aún duerme pero pasa, no creo que se moleste si te ve.

- Gracias Manolita - No sé si notó mi gran sonrisa pero me había creído.

Entré sigilosamente a la habitación y ahí estaba plácidamente dormida con una sonrisa tierna en su cara, el corazón se me quería salir, era tan hermosa, me moría de ganas por abrazarla, sin hacer el menor ruido me acomodé frente a ella quería mirarla así sonriente como estaba, disfrutar de su sueño pero en unos minutos comenzó a moverse, se estiraba y dejaba ver su hermoso cuerpo, tenía el camisón que fue mío y que usaba de pijama para sentirse cerca a mí, fue abriendo los ojos muy lentamente y su sonrisa se hizo más amplia, se frotaba los ojos y se mordía los labios.

- Los sueños se hacen realidad tan rápido? - Me dijo sonreída.

- Los sueños están para hacerse realidad si se desean mucho - Le dije casi en un susurro.

Abrió totalmente los ojos y se dio cuenta que en verdad estaba ahí.

- Que haces acá?

- Vine a saber si es verdad que me sueñas y veo que sí jajaja.

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora