CAPÍTULO 20

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Amelia

Que tremenda es Luisita, cada vez es más difícil convencerla de quedarse en su casa, solo pensarlo me saca una sonrisa, llego a casa y al abrir la puerta vuelvo a ver una nota.

Veo que no estas tomando en serio nuestra advertencia, vamos a tener que decírselo a tu amiga.

No habrá otra, bollera de mierda

Ya esto era para ponerle cuidado, no pensaba permitirle a nadie que le hicieran daño a Luisita y mucho menos que se robaran mi paz.

Tomé el teléfono a esa hora y le marqué a Lourdes, sé que era tarde y también que podía tener problemas con Luisita por esto, pero ella podía ayudarme y ya no pensaba alargar más la situación.

- Hola Amelia, te pasa algo?
- Hola Lourdes que pena molestarte a esta hora, pero necesito tu ayuda.
- Sabes que siempre cuentas conmigo, que pasó?
- Estoy viviendo una situación delicada con mi seguridad y quiero que me ayudes para saber que hacer.
- Como así? Alguien te está amenazando?
- Sí, pero no quiero hablarlo por teléfono, podemos vernos mañana?
- Claro que sí, a que horas y donde?
-Mañana es un día agetreado para mí, tengo la clausura de la escuela y estaré todo el día en eso, podríamos vernos cuando salga?
- Claro que sí, sólo avisame donde y llego.
- Gracias de verdad, sería de gran ayuda para mí.
- Ni lo digas, solo llamame cuando gustes, no dudes nunca en hacerlo, voy a estar siempre que lo necesites.
- No te molesto más, que tengas buenas noches.
- Descansa y mañana buscaremos soluciones.

Colgué el teléfono sabiendo que esto sería un problema, pero necesitaba actuar.

La noche pasó como en cámara lenta, eran muchas cosas las que pensaba pero siempre llegaba al mismo punto, no podía permitir que estas amenazas se hicieran realidad.

A la mañana siguiente me levanté con más cansancio aún, no me concentraba, solo pensaba en cómo solucionar esto, tenía que contarle a Luisita pero mejor lo hacía personalmente, era un tema demasiado delicado, ella tenía que saberlo, pero para eso debía buscar una solución y estoy segura que Lourdes me ayudará.

Llego a la Escuela y ya Montse está preparando el escenario, le regalo una medio sonrisa y tomo parte de la decoración para ayudarla a acomodarla, ella me mira como esperando que le diga algo y ya no pude más, estallé.

- Si Montse tenías razón, siguieron las amenazas y Luisita y yo estamos en peligro.

Ella se me acerca y me abraza, no dice nada hasta que ya me he calmado.

- Vamos cariño que tu eres una mujer fuerte y valiente y no son estos hijos de su madre los que van a poder contigo. - Me secó la lagrima y me regaló una gran sonrisa.

Le regresé el abrazo y también le sonreí y seguimos en la labor de decorar el escenario, mientras le fui contando lo que había pasado y que tomé su consejo y llamé a Lourdes, lo que celebró porque ya tenía que tomar cartas en el asunto.

El tiempo pasó y los niños y los padres fueron llegando, todo estaba saliendo muy bien, de tantas cosas se me había olvidado el tema por completo cuando veo a Luisita entre el público, estaba tan hermosa y radiante, mi novia, mi vida, conectamos con la mirada y no pude evitar guiñarle un ojo y ella se sonrió.

La presentación de los niños fue todo un éxitos, los padres estaban extasiados con sus hijos y cuando terminó la velada fueron acercándose a los profesores a dar las gracias, muchos nenes y nenas llegaron a abrazarme, estaba feliz, era por lo que tanto había trabajado, mis niños me reconocían, me apreciaban, me admiraban y esa era la mejor recompensa que podía tener.

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora