CAPÍTULO 7

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Amelia

La vi salir y quise ir tras de ella pero en frente tenía una oportunidad que no creía dejar pasar, nos despedimos de todos y salimos del King's, la noche era preciosa, los sentimientos a flor de piel y yo estaba decidida a jugarme una carta con Lourdes.

Antes de llegar a su coche le di un beso que quema, quería dejarle claro que quería y ella entendió el mensaje, pegó su cuerpo tanto a mi que sentí sus pechos subir y bajar por la exitación que tenía, la separo un momento y le digo: - vamos a mi piso que está más cerca - Ella solo asintió.

En poco tiempo estuvimos en mi portal y con el hambre que teníamos solo nos besabamos sin parar, no tengo claro como logramos entrar pero una vez a dentro nos deshicimos de la ropa que nos estorbaba y sin mucho preámbulo estábamos desnudas en mi cama, la besé, la chupe, la lami, quería desfogarme con ella y ella me lo hacía muy fácil, quise tomar la iniciativa y está vez no pensaba cerrar los ojos, está vez no permitiría que llenasen mi mente, introduje mi lengua en su boca con furia y ella la chupaba sin parar, seguí bajando a sus pechos erectos que ya me esperaban, sus pezones parecían picos duros que necesitaban ser amanzados, los lamí, los mordí, los chupe como quise y ella solo tomaba mi cabeza para que siguiera en la labor pero yo tenia que seguir, su centro me llamaba, sentía el calor que emanaba y no podía ni quería aguantarme más, baje por su abdomen plano dejando una línea con mi lengua, cuando llegué ella estaba lista para mi boca, su olor, su sabor me embriagaron, solo introduje mi lengua y me perdí en su sabor, lami como quise, jugué con su clitoris y me bebí todo lo que me ofrecía, ella tomaba mi cabeza y me marcaba el ritmo, estaba poseída por el deseo y fácilmente introduje dos dedos mientras con mi lengua danzaba, chupaba, era todo lo que quería y lo tomé, por un momento intensifique el ritmo y ella comenzó a temblar, su clitoris más duro e hinchando no podía estar y de pronto estalló, su orgasmo me llenó toda y yo supe que fue delicioso.

- Ameliaaaaa, Ameliaaaaa - levanté mi cabeza para verla y no quise ver su cara porque ahí estaban sus ojos marrones tiernos viéndome, sus labios hinchados por el deseo, no Luisa, no es a ti a quien le hago el amor y los cerré para que la imagen se fuera pero ahí estaba, que mierdaaaa, que haces en mi cabeza.

- Amelia ven, que delicia, eres la mejor, preciosa, ven que ahora me toca a mí - Me dice Lourdes con sus ojos oscurecidos por el deseo pero ya mi mente había viajado a otra parte.

Ella me toma la cabeza y se incorpora conmigo - volteate - me dice dándome un beso que lame todo su sabor, yo le obedezco y ella se pone detrás de mi apoyo mi espalda en su pecho y ella comienza a masajear mis pechos con la palma de su mano derecha mientras su boca juega con el lóbulo de mi oreja, me vuelve loca, su mano izquierda hace un viaje por mi abdomen y llega a mi bulba, juega con mi vagina sin piedad y ya necesito que haga algo porque me estoy muriendo - Por favor tocame - le digo desesperada - tocame - y ella se ríe, me tumba y quedó con mi trasero totalmente a su merced y choca su vagina con mi trasero, la rosa, la menea, mueve sus caderas que yo no puedo más, necesito que me toque y de pronto siento que hala mi cabello y coloca nuevamente mi espalda en su pecho, tira mi cabeza hacia su hombro y pone dos dedos en mi boca - lubricalos para mí - los lami, los chupe, me extasie con esos dedos largos y deliciosos, cuando creyó conveniente los introdujo en mí y comenzó a moverlos de una forma frenética, yo solo gemia, mi cuerpo temblaba, quería más y más, ella me daba todo lo que pedía cuando sentí una voz suave en mi oído, esa voz hermosa que me encanta, mi amor bonito, mi Luisa y no pude mas y grité, grité muy fuerte TE QUIERO A TIIII, mientras mi cuerpo se inundaba de un orgasmo salvaje que me tumbo totalmente.

Caímos en la cama exhaustas las dos, jadeando locas de placer, no sabía que hacer si abrir los ojos o mantenerlos cerrados de las dos formas ahí estaba Luisita.

Cuando ya nuestra respiración fue normal y pudimos articular palabra ella me dice.

-Waaaoo preciosa, hermosa - me dio un beso tierno.

- Nooo, TÚ eres hermosa - le respondí con una sonrisa.

- Perdona que te pregunte pero me gustaría seguir repitiendo esto y tengo que preguntar... Y ahora qué?

Sabía que este momento llegaría y quise aprovecharlo.

- Lour tu me gustas, me gustas mucho y yo la verdad quiero que nos demos la oportunidad de conocernos, no sé tu que estés pensando pero si quieres podemos iniciar una relación a ver como nos va.

Ella me queda mirando, sería, sin creerse lo que le estoy diciendo.

- Me estas hablando en serio?

- Muy serio - Y levanté mi mano de forma solemne pero sonriendo.

- Yo no quiero que esto sea un juego Amelia, yo tengo muy claro lo que siento por ti y espero que tu también lo tengas.

- A que te refieres? - Pregunté preocupada y con el seño fruncido.

- Me refiero a lo que sientes por Luisita.

Y abrí tanto los ojos que creo que se me resecaron con el aire.

- Y antes de que continúes quiero decirte que estoy dispuesta a intentar tener una relación solo si tú tienes las cosas claras, porque no quiero salir perdiendo en esto.

Y solo pude bajar la mirada.

- Tus sentimientos hacia Luisita son muy claros, cualquiera los vería solo ella por cabezotas no los ve, pero esta noche me puso a dudar y no quiero pensar que pasaría si ella llega a descubrirlo.

Yo no sabía que decir estaba perdida en sus argumentos, será que soy un libro abierto que todos pueden ver en el menos Luisita?

Pero Lourdes tenía más que decirme.

- Yo llevo años sintiendo cosas por ti pero he visto como simplemente me cierras la puerta y no es porque no quieras, es porque no puedes, tu puerta la abre solo una llave y esa la tiene Luisa Gómez.

Y ya esas palabras me derrumbaron, sentí como mis ojos se humedecian y ella me abrazo de una forma tierna, casi de hermandad, era como si me estuviera abrazando María en ese momento, lo que le agradecí.

- Acabo de tener el sexo más increíble que he tenido, fue mucho más de las mil veces que me imaginé estando contigo pero no puedo mentirme y no voy a permitir que tu lo hagas contigo, eso no es honesto Amelia, tu amas profundamente a Luisita como no vas amar a nadie y no entiendo porque no has hecho nada por conquistarla.

Y ya no pude mas lloré por la frustración de no poder desmentir lo que siente, lloré por lo deshonesta que he sido con ella y no se lo merecía, lloré por mi cobardía pero lloré porque no sabia como enfrentar lo que me decía.

- Llora amelia, llora, necesitas limpiar tu alma, pero sobre todo necesitas encontrar respuestas.

La miré sin pasión, la mire como quien necesita una amiga y ella me ofrecía eso en ese momento.

- Llevo años amandola en silencio, cuidándola, protegiendola, pero también sufriendola, años viendo como se desgasta buscando el amor que no encuentra, dándose golpes una y otra vez y me frustra que no vea que el amor lo tiene en frente, lo tiene en mí, cuando descubrí que me gustaban las mujeres apareció ella con su cabello rubio hermoso y sus ojos marrones que me matan y no pude resistir más ese sentimiento, lo disfrace de amistad para protegerlo y fue lindo hacerlo porque en ella encontré refugio, su familia fue mi familia y sus amigos los míos, no veo otra vida que está, pero veo que pasa el tiempo y ella sigue buscando el amor de forma equivocada que quise darle tranquilidad a mi alma y por eso te busqué, eres esa persona tranquila y capaz de hacerme ver lo que necesito.

Me miro tan tierno que sonreí.

- Pero no puedo permitir que en esas ganas mi corazón se afecte lo que si puedo es brindarte mi amistad sincera y en honor a esa amistad ayudarte a conquistar a Luisita - Me regalo una gran sonrisa.

- Queeeee? Conquistar a Luisita, ahora si te volviste loca - no pude evitar la carcajada que solté.

- Si vamos a conquistar a Luisita y nuestro plan comienza mañana mismo - Y me dio una mirada cómplice que me dio valor.

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora