CAPÍTULO 21

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Luisita

Busqué el sujetador mientras se cambiaba, no sé cómo explicar esta rabia que tengo dentro, sólo imaginar que está cerca de ella me hierve la sangre, pero debo ser inteligente y ahora es momento que me explique que hace hablando con la abogaducha y como si me leyera la mente me dice.

- Créeme que hay una explicación para todo esto.

No pude contestar nada porque creo que si abro mi boca me voy a arrepentir, la ayude a vestir, esquivando su mirada, si la miro no seria capaz de sostenerme.

Se me acerca con esa carita inocente y a mi que la resistencia me va valer si me sigue mirando así, se voltea para que le ayude con el sujetador y me pone toda esa espalda en frente y no puedo evitarlo y acariciarla, recorrerla con mis dedos, es perfecta, es hermosa, se voltea lentamente y me mira fijamente.

- Luisa Gómez no habido, no hay, ni habrá, quien me haga sentir lo que tú. - Y se acerca tanto que sólo sería besarla - Tontita - Y me da un beso en la nariz con una risa pícara, sólo ese gesto y me derrite, no puedo evitar sonreír.

Termina de cambiarse, acomoda su cabello y sin quitarme la mirada me pide la mano, atrayendome hacia ella.

- Hay cosas delicadas que están pasando y debemos solucionarlas las dos.

Cuando me está diciendo esto entra Maria y se sorprende cuando nos ve.

- Que hacen acá mujeres, pensé que ya se habían ido.

- Bueno es que estaba organizando unas cosas y llegó Amelia y me puso conversación y bueno ya sabes.

Maria nos mira toda pícara y de pronto se sonríe.

- Por el ambiente cargado en esta habitación me imagino la conversación tan entretenida que tenían - Y mira a Amelia de arriba a bajo.

- Pero ya nos íbamos, tú ya te vas?

- Sí, ya, sólo venía a ver que todo estaba bien para cerrar.

- Vale, nosotras también salimos.

Maria no dejaba de sonreír y a mi se me debía ver en la cara la vergüenza, salimos y ya nos esperaba Ignacio afuera, se ofrece a llevarnos al piso de Amelia, era tarde pero insistí en ir, no iba dejar pasar otro día sin saber que estaba ocurriendo.

Cuando llegue al piso de Amelia llamé a casa para decir que estaba allí, no debí llamar, mamá contestó y no le gustó ni poquito, dijo que a la hora que terminará de hablar lo que fuera que fuera hablar me esperaba en casa, ya me estaba hartando la actitud de mamá, será que no se enteraba que ya estoy grande para ese tipo de exigencias? Amelia no le gustó el tono con el que hablé con mamá, pero eso es lo que había, no pensaba permitirle a mamá tales intromisiones, ya suficiente tenía con esta inconformidad que sentía por la cercanía de Amelia con Lourdes, la verdad eran muchas emociones para mí tierno corazón🥺.

- Bueno ya dime de una buena vez que ocurre.

Amelia me mira muy seria, va hasta el refrigerador y me ofrece una cerveza, la tomé, pero que pasa.

Nos sentamos al sofá y muy seria me dice:

- Bueno la razón por la que busqué a Lourdes es porque he estado recibiendo unos anónimos que ya me tienen muy preocupada.

Quedé anonadada, de todo lo que tenía en mi cabeza lo que menos imaginaba era esto.

- Cómo qué unos anónimos? Podrías ser más específica?

- Bueno sí, he recibido ya dos anónimos, ahora no los tengo porque se los entregué a Lourdes, pero acá están las capturas que les tomé.

Me mostró su celular y eran dos amenazas claras no sólo contra ella sino también contra mí y que hacia con eso ahora?

¿AMIGAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora