Capítulo 7

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Me revolqué en mi habitación el resto del día. Alternaba sentándome en mi balcón, pero no encontraba disfrute alguno en mis actividades habituales. Mis pensamientos se derivaban de NamJoon, pero me quedé con mi teléfono apagado, de manera que pudiera evitar mirar si envió un mensaje.

A la mañana siguiente, trabajaba mi turno en el restaurante. Doris era especialmente gruñona, así que hice mi mejor esfuerzo para permanecer fuera de su camino. Me agachaba detrás del mostrador, detrás de los cocineros, cualquier cosa para evitar su ira.

Existía algo en mí que molestaba profundamente a Doris. Su marido me entrevistó, me contrató y desde que ella hizo mi gafete barato con su marcador malo, hizo su misión observarme. Esperando a que cometiera un error.

Marcaba el cheque de un cliente cuando Misty, la anfitriona para ese día, se acercó a mí.

—¿Quién es el bombón de la mesa diez?

—¿Qué? —le pregunté, sin prestar atención. Tuve que aplicar un descuento a una parte de la factura del cliente y el ordenador no parecía tener la opción que buscaba.

—Pidió que lo sentara en tu sección. Alto, moreno, ¿aterradoramente guapo? ¿Te suena?

Giré mi cabeza tan rápido que sentí un estallido en mi cuello. Mis ojos recorrieron las mesas hasta que aterrizaron en él, sentado en la mesa diez y me miraba con sus ojos helantes. Su diario se hallaba sobre la mesa y llevaba su ropa negra de marca.

No pude evitar el calor que calentó mi cuerpo al verlo. Sabiendo lo que pasó cuando me vio la última vez, mi corazón dio un par de golpes y mi boca se secó.

—¿Novio? —La voz de Misty me sacó de mis pensamientos inapropiados y negué, demoliendo con mis ojos a NamJoon.

—No lo es —le contesté, y centré mi atención en el equipo nuevo.

—La forma en que está mirándote lo hace difícil de creer —dijo Misty, en su molesta voz cantarina. Era como si en cualquier momento sintiera una extraña emoción, reaccionara, desesperada, en busca de algo que me molestara. La molestia era más segura y cómoda. Gracias a Misty, mi ritmo cardíaco se desaceleraba y mi frente ahora empezaba a surcarse.

—Sí, bueno, es un chico. Todos ellos nos miran como un pedazo de carne.

La goma de Misty explotó en mi oído. Sigue así, Misty, pensé. Me gusta estar molesta.

—Oh mi Dios, ¡viene hacia aquí!

Y viene a mi corazón otra vez. Mantuve mis ojos centrados en el equipo, aunque fuera de mi visión periférica, vi que se acercaba, una fuerza alta de ropa de color negro.

—Parker —dijo. Me mordí el labio y traté de ignorarlo. Su voz era como su bebida: suave, caliente como el whisky. Podría emborracharme con sus palabras.

Era tan, tan malo para mí.

—Parker —repitió—. Es rudo ignorar a alguien.

Infiernos. Mi labio se torció. Sin mover la cabeza, miré a través de mis pestañas.

—Tomaré tu orden en un minuto —le dije, tratando de aparentar que mi atención se enfocaba en la computadora, cuando en realidad se hallaba completamente en NamJoon.

Se inclinó hacia delante, llevando sus manos para apoyarse a cada lado de la mesa de ordenador. —Ya sabes lo que quiero, Parker.

Sentí a Misty chillar un poco junto a mí antes de que le disparara una mirada. Me guiñó un ojo y luego desapareció en la distancia. Finalmente miré a NamJoon.

Diez Bajo Cero ➳ Kim NamJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora