Capítulo 24

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Dos meses después

Unos días después recibí una caja en el correo. La dirección del envío era de Dallas y la remitente era Bridget. Pero no la pude abrir. Me senté en mi habitación sin tocarla. No era muy grande pero le tenía miedo. Amar a NamJoon trajo consigo una serie de emociones. Yo era un desastre. De la rabia al miedo, de la felicidad al amor. Los sentí. Y todos dolían, todo el tiempo. Sentir cosas era doloroso. Pero si había aprendido algo era que cada pequeña cosa buena venía con un poco de dolor. No sería como Eloisa. Me quedaría con los recuerdos de NamJoon y viviría con el sufrimiento. Porque al menos estaba viviendo.

Mis sueños fueron repeticiones de nuestro viaje o de un realidad alterna. Donde vivía NamJoon. Vestía de negro y tenía una nueva cicatriz arriba de la vieja y pasamos un fin de semana en el Picketwire Canyonlands, un fin de semana en el purgatorio, juntos. Ese era mi sueño favorito, el que me hizo llorar cuando me desperté. Porque frecuentemente mi realidad era una pesadilla.

Carly y Jasmine me invitaron a salir con ellas algunas veces desde que regresé. Pero no podía. Era una persona diferente en muchos sentidos, pero quería evitar a las personas lo más posible.

Esa caja en la esquina de mi habitación era muy parecida a mí. Llena de NamJoon, pero asustada de abrirlo. Podría acumular polvo en la esquina de mi habitación para siempre.

Testifiqué en contra de Morris Jensen. Me senté en el estrado, respondí las preguntas del fiscal del condado. Él sacó fotos mías de cuando fui llevada al hospital. Observé esas fotos y sufrí por la chica que era cuando estas fotos fueron tomadas. Sufrí por los años de indiferencia que pude tener. En el cuestionamiento me quité una parte de mi chaqueta para mostrarles todas las cicatrices que Morris Jensen dejó en mi cuerpo.

Todo el tiempo evité mirar a Morris. Cuando el abogado del defensor me preguntó, respondí todas las preguntas, pero el destino de

Morris ya estaba sellado. Si no hubiera sido acusado por las evidencias de ADN debajo de mis uñas, hubiera estado acusado por el testimonio de Mira.

Ella hubiera tomado el puesto, tristemente. Cuando regresé a California, le pregunté sobre el disparo que escuché en mi recuerdo. Me miró con impaciencia pero también con resignación.

—Sí, le disparé —respondió ella, frunciendo los labios—. Habría muerto si no hubiera ido a emergencias. Así que se jodió con eso.

Mira testificó y su arma se usó como evidencia, confirmando que la bala en el abdomen de Morris Jensen pertenecía al arma de Mira. Mira no había sido acusada del crimen, pero recibió un poco de calor por no haber venido limpia antes. Me sentí mal por eso pero Mira encogió los hombros.

—De todas formas me voy a mudar —dijo mientras nos íbamos del juicio.

—¿Con Six?

Me observó como si estuviera molesta por la pregunta. Pero ella podía ver que yo había cambiado. Me endurecí un poco. Me dijo rata en broma, diciendo que era más apropiado que un ratón. Y luego suspiró.

—Six está pasando por mucho en este momento. No estoy segura de si debo estar cerca de él. —No le insistí por más información, porque prácticamente esta era una confesión sincera de ella.

Cuando llegué a casa del juicio, miré esa caja de la esquina de mi habitación con desprecio. Y luego sonó mi teléfono.

No reconocí el número pero el identificador de llamadas decía que era de Texas. Mi corazón rugió en mi pecho y mi dedo tembló sobre el botón de responder.

—¿Hola?

—Parker. —Una voz de mujer. Me senté en la cama, embargada por la emoción. Quería escuchar su voz. Pero esta era la razón por la que no podía.

Diez Bajo Cero ➳ Kim NamJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora