Capítulo 12

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Estábamos en la carretera de nuevo. No le había dicho una palabra a NamJoon desde que lo llamé un imbécil, por vigésima vez. Era estúpido cantando la música de nuevo.

Sabía que trataba de meterse debajo de mi piel, pero lo logró hace mucho tiempo. Vivía bajo mi piel. Y la hacía ir salvaje cada vez que se hallaba cerca.

Me quedé mirando por la ventana los paisajes de los alrededores.

—¿A dónde vamos? —No podía mantener mi boca cerrada por más tiempo.

—Mina Vulture —respondió, tocando el GPS—. Estamos a una hora de distancia.

—¿Es un pueblo fantasma?

—Sí. Iba a ir a otro en el otro lado de Phoenix, pero era más de una trampa para turistas. Quería un lugar real. No con animadores y espectáculos.

Fruncí el ceño. —¿Es un pueblo fantasma si hay personas que trabajan en él, incluso para el turismo?

—No seas tan juzgona, Parker. Sigue siendo una ciudad fantasma, pero no es lo que quiero.

—¿Por qué te gusta sermonearme tanto?

—No me gusta necesariamente, Parker.

—¿Y por qué usas mi nombre tan a menudo?

—¿Prefieres que te llame "diez grados bajo cero"?

Mi mirada lanzó dagas. —¿Por qué crees que soy tan fría?

NamJoon bajó la música. —Porque lo eres. —Me miró brevemente—. Resistente al tacto, como si el calor de otro ser humano al tocar tu piel te descongelara demasiado. Te endureces a las experiencias. No dices cosas bonitas. Infliges dolor con tus palabras. Haces estas cosas para alejar a las personas. Eres fría. Fría de diez grados bajo cero.

Dejé que filtrara un poco mi cerebro. —Estoy en este viaje contigo. Tuve relaciones sexuales contigo. Por lo tanto, estoy experimentando cosas nuevas y permitiéndole a otro ser humano tocar mi piel.

—Bueno, no idealicemos esta situación, por favor, que sería demasiado. —Se encontraba enojado. Podía oírlo por la amargura de sus palabras.

Confundida y molesta, levanté mis manos. —¿Qué quieres decir?

—Después de que tuvimos sexo, ¿viniste voluntariamente a mis brazos, o tuve que acercarte?

Rebobiné mi mente a ese momento, cuando me acercó. Había sido agradable. Pero nunca lo habría iniciado. —Tú me acercaste.

—¿Es así como vives tu vida? ¿Por qué las personas te obligan a salir de tu zona de confort? ¿Por qué no te pones voluntariamente en situaciones que te hacen sentir incómoda?

—¿Por qué alguien haría eso? —Nuestras voces eran cada vez más fuertes, ocupando el espacio en el Jeep.

—¿Cómo esperas entender algo si no das un paso fuera de tu zona de confort, si no abrazas el miedo?

—No necesito entender nada.

—Entonces no estás viva. No quieres sentir, no deseas conectar, no quieres existir fuera de esa cabezota tuya. En cambio, debería haberte dicho que te hallabas a dos metros bajo tierra.

—No todos tenemos que vivir de la manera que tú piensas que debemos vivir.

—Por supuesto que no. ¿Pero qué vives, en realidad? ¿Vas a pasar los próximos sesenta años de tu vida sola? Te vas a morir en tu sueño y nadie lo sabrá, a nadie le importara.

Levanté una mano. —Espera un minuto, NamJoon. No tienes derecho a decirme cómo debería vivir. Estás a punto de elegir morir.

NamJoon desvió el coche tan rápido de la carretera que tuve que agarrarme de la puerta y la consola central. Se desabrochó y estaba fuera del coche un minuto más tarde. Esperé que rodeara el coche a mi puerta como la última vez, pero en lugar de eso se alejó, en medio de la nada, en Arizona.

Diez Bajo Cero ➳ Kim NamJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora