Di Que Sí

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MARIANA

Cuando volví a la manada, me recibieron con elogios y adoración. Me sentí más bienvenida que nunca, pero ahora estaba igual de indecisa sobre qué hacer.

Tenía el poder de rechazar a mi compañero.

A pesar de la exagerada que consolidaba nuestra unión, podía salir en cualquier momento. Era todo lo que había deseado desde que llegué a este lugar.

La idea de tener una "pareja" predestinado sonaba a locura. Como un matrimonio preestablecido en el que ninguno de los dos cónyuges tuviera nada que decir.

Esto no era la Inglaterra victoriana del siglo XIX.

No quería pasar el resto de mi vida encadenada a alguien que no me respetara ni me gustara. Tampoco quería estar con un imbécil grosero y arrogante con el que era intolerable estar.

¡Oh Dios! ¿Es Jungkook mi "Sr. Darcy"?

No volví a leer a Jane Austen.

Dicho esto, todavía me sentía atada a la manda. Ser Luna me daba un propósito, un papel que ellos deseaban desesperadamente. Y supongo que era algo que yo también quería.

A diferencia de su casa, la manada Sombra de Luna era cálida y receptiva. Parecían genuinamente felices de que estuviera aquí.

No es que mi madre no me quisiera, pero su obsesión por protegerme del mundo exterior era agotadora. Con ella me sentía como si estuviera encarcelada.

Y lo último que quería hacer era salir de una cárcel para entrar en otra. No era la prisionera de nadie, y me negaba a ser tratada como tal.

Pensar en mi situación me estaba dando dolor de cabeza. O tal vez solo era el champán.

En cualquier caso, no podía dejar que esos sentimientos se encontrasen y se retroalimentasen. Me volvería loca.

Tuve que tomar una decisión. Jungkook tenía que tomar una decisión.

Así que, en lugar de volver a irrumpir en la recepción y darle un ultimátum frente a todo el mundo, lo que sonaba bastante bien ahora que lo pensaba, decidí esperar al momento adecuado, cuando estuviéramos en privado, para poder tener una bonita discusión civilizada.

***

Vi a Jungkook atragantarse con un trozo de carne.

Le costó un minuto, pero finalmente puso volver a toser.

-¡¿Que dijiste?! -respondió.

A la mañana siguiente decidí contarle lo que me había dicho Harper, cuando lo encontré solo en la cocina desayunando.

No hacía falta decir que no estaba particularmente emocionado con la idea.

-¿Rechazo? ¿Donde demonios has escuchado eso? ¿Quién lo ha dicho? -gruñó.

-La mejor pregunta es, ¿por qué no me lo dijiste? -le respondí con brusquedad.

Se dio la vuelta.

-Tenía derecho de saberlo, pero tú y todos los demás hicieron parecer que no tenía elección en el asunto. ¿Como es eso justo?

Mordida Por El Alfa (Jeon Jungkook) (T1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora