Mordida Por El Alfa (Jeon Jungkook) (T1)

Pecados Y Secretos

MARIANA

Tosí incontrolablemente mientras el aire volvía a entrar en mis pulmones.

Cuando mi visión volvió, me encontré acunada en los brazos de Jungkook. Me llevaba por un pasillo. Mis ojos se estremecieron ante la luz del sol cuando salimos de la mazmorra.

-¿Estas bien? -preguntó Kook- ¡tuve miedo de perderte!

Parecía agitado.

-¿Que ha pasado? -pregunté, aún volviendo en sí, pero entonces recordé.

Carl.

La celda de la prisión.

Mi padre.

La mano alrededor de mi garganta.

Y finalmente...

Vulpes.

-¡Ese monstruo intentó matarte! -dijo Kook, apretando los dientes.

-¡Lo siento! Sé que me dijiste que no me acercara...

-NI te preocupes -interrumpió, abrazándome más fuerte- Me alegro de que estés a salvo.

Sentí que las lágrimas corrían por mis mejillas.

Kook me miró con cariño mientras sus fuertes manos limpiaban mis lágrimas cuidadosamente.

Me sentí estúpida. ¿Como pude ser tan imprudente? Dejé que mi orgullo se apoderara de mí.

-Debí de haber sabido que no tenía 1ue dejarte ir sola. Fue mi culpa -dijo, mientras ponía mis pies en el suelo.

-No. Fue mi decisión. Fui yo quien quiso entrar ahí.

-Podría haberte detenido -dijo con seguridad. Ladeé una ceja, desafiando su afirmación- aunque parecías muy decidida.

Sonreí un poco.

-Lo siento.

-No lo hagas -dijo.

Entonces se inclinó y besó mis labios. Una oleada de invadió y lo abracé. Me sentía segura. No quería soltarlo.

-Tengo que volver -dijo, alejándose- todavía tenemos que averiguar lo que sabe.

-Puedo ir contigo...

-¡No! -gritó- quédate aquí. Ya has sufrido bastante.

Mi cuerpo se tenso. No me gustó como me habló. Me parecía una orden, pero pude ver es sus ojos que rápidamente se dio cuenta de su error.

-Por favor -dijo en un tono mucho más suave.

Deje que mi ira se calmara y cedí.

-Muy bien...

Me besó en la frente.

-Gracias -dijo, volviendo hacia el calabozo.

-¡Vulpes! -grité, deteniendo su impulso- eso fue lo que me dijo. ¿Que significa?

Su rostro de volvió pálido. Parecía que acababa de ver a un fantasma.

-No te preocupes -respondió.

Empezó a alejarse.

-Dime que significa -exigí.

-No es nada de que preocuparse...

-No, por favor. No me hagas eso. Dímelo. Tengo derecho a saberlo.

-¡Mariana! -gritó- ¡no tengo tiempo para dar explicaciones! Deja que me encargue de esto.