Mordida Por El Alfa (Jeon Jungkook) (T1)

El Primer Abrazo 🌶️

JUNGKOOK

Mari gateó lentamente hacia mí en la cama del hospital, no con agresividad, sino con dulzura. Se puso a horcajadas sobre mis caderas, teniendo cuidado con mis heridas.

Lo único que nos separaba era la manta y una bata de hospital fina. Ella nisiquiera había hecho nada y yo ya me estaba excitando.

Quise extender la mano y abrazarla, pero mis brazos seguían atados a la cama.

-¿Me vas a desatar? -pregunté.

Ella sonrió y negó con la cabeza.

-Me gusta como estar. Te sienta bien.

Nunca había visto esta faceta de Mari... Inocente, pero increíblemente sexy.

Y ella me está poniendo seriamente cachondo.

A continuación, se inclinó y acercó su boca a la mía, pero se detuvo cuando hice una mueca de dolor.

-Cuidado -dije- todavía no me he curado del todo.

Ella se apartó.

-¿Puedo ver?

Al principio me mostré reticente, pero luego acepté.

Mari me levanto suavemente la bata de hospital por debajo de la manta hasta los pectorales.

Todavía tenía tubos dentro de mi, así que no pudo subirla del todo, pero reveló gran parte del daño que me había hecho el lobo.

Era la primera vez que me veía bien. La parte superior de mi torso parecía una zona de guerra. Había moretones por todas partes y cortes profundos. Los médicos dijeron que tenía más de trescientos puntos de sutura, pero verlo era otra historia.

No podía creer que me hubieran destrozado tanto. Podrían haberme matado.

Deberían haberme matado.

¿Por qué no lo fui?

El recuerdo de todo ello me hizo recordar el fracaso.

Empezaba a perder interés y cada vez me excitaba menos. Sintiéndome demasiado avergonzado para mirarla, me aparté.

Supo al instante lo que estaba mal.

-Oye, está bien -dijo poniendo su mano en mi barbilla y haciéndome volver a ella- dime donde te duele.

-Escoge algún sitio -dije, con más sorna de la que pretendía, pero ella no se inmutó. Se limitó a buscar un hematoma en mi abdomen y le plantó un beso, provocando una chispa eléctrica que resonó hacia afuera.

Eso fue increíble.

Me agarre a las barras laterales de la cama para evitar que mi cuerpo se sacudiera mientras ella seguía presionando. Casi me daba vergüenza lo excitando que estaba.

Pronto me olvide de los problemas que me aquejaban y me sentí más relajado, pero ocurrió algo que no me esperaba.

No era sólo placer lo que sentía, sino el alivio del dolor por completo.