Capítulo 53: Twilight GAMES (Tercera Parte)

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Capítulo 53: Twilight GAMES (Tercera Parte)

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...

Salieron a la orilla, cansados, plenamente empapados...

Zelda lanzó un quejido.

—Rayos, ¡por qué tuvieron que hacer el agua tan real!, ¡me dio miedo!— dijo llorando mientras se abrazaba al cuello de Link.

Él suspiró y le dio unas palmaditas.

—Menuda magia, ¿no?

Volvió a gruñir, Link soltó una risita, sabía que la pobre no nadaba y en parte por eso había odiado que la tiraran al río.

—Lo siento...— pronunció muy tenuemente

— ¿Qué?— Link la miró, ella escondió el rostro contra su pecho.

—Me descuide y deje que me robaron el ítem.

—Si... bobos lizalfos— rechistó para después soltar una risa cantarina. — ¡Ese Ceo me las va a pagar! Olvida lo del ítem, se lo advertí, NADIE toca a mi chica.

— ¡Link!

— ¿Qué?— contestó, tonto, atolondrado y enamorado. Jamás cambiaría, su amor por ella importaba más que nada.

—Haces que me avergüence.

Volvió a sonreírle de forma estúpida. Zelda escapó de sus brazos un poco abochornada, sentía que si no huía terminaría por caer bajo sus encantos, y bueno, no era precisamente el lugar indicado para aquello. Todos en el estadio podían observarlos, Link escuchaba tenuemente como tras el ligero tul del campo mágico-virtual la gente seguía abucheado a los lizalfos.

—Esa fue una jugada sucia, pero olvidan que en éste juego solo hay una condición para la victoria.

—El último en pie es el que gana— completó Zelda su frase.

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El último que quedaba sucumbió ante el ataque de Ceo. El lizalfo cerúleo le había caído desde la retaguardia. Una emboscada perfecta...

Sonrío presumiendo los dientes filosos mientras abanicaba la cola. Se había prendado la alforja de la diosa como si de un trofeo se tratara y entonces subió a una roca y con porte digno esperó.

Y esperó. .

Pero no escuchaba la sirena que se suponía debía marcar el encuentro entre los dos últimos.

— ¿Qué?— gruñó.

Su hermano Hiperión se posó a su lado.

—Se supone que somos los últimos, ¿porque no comienza la cuenta regresiva?

—Crees que haya alguien aun en...

Ni siquiera termino la frase, se quedó helado

En menos de ese parpadeo presenció como el Lobo del Crepúsculo caía contra su fraterno, se lo llevo de bruces rodando pendiente abajo sin que pudiera hacer nada para poder defenderse.

—Si yo fuera tú no me movería—apremió una voz cantarina.

De pronto su mente estaba en blanco. El objeto metálico acariciaba su garganta. Tragó saliva en seco y bajó despacio la mirada. Nadie sabía de donde había salido pero ahí estaba la joven diosa. Se le veía diminuta justo al lado del gigantesco lizalfo mas su presencia imponía y por esos breves segundos incluso Hiperión sabía que todo había acabado.

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