.~*}{.. Prólogo ..}{*~.

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Los juegos del Crepúsculo.

Un viento frío sopló llevándose las áridas arenas. Las lunas místicas brillaban en el oscuro cielo haciendo que el ambiente se sintiera terriblemente tenebroso. El rugido de una que otra bestia sonaba en la intemperie, y de repente...

— ¡Lizalfos, a las tres en punto!

—Entendido.

—Campo libre

—Allá voy, ¡dispara!

El campo de batalla se llenó de estruendosos sonidos, disparos, rugidos y también una que otra blasfemia y muchas maldiciones. Las balas volaban de un lado a otro dibujando su sublime trayectoria en el aire.

En instantes un fuerte sonido metálico había invadido el ambiente, las balas rebotando contra aquella magnifica arma, ¿Antigua?, ¿Pasada de moda?, ¿Demasiado austera?... quizás, pero simple y sencillamente mortal.

El espadachín parecía bailar al son de aquel sonido.

—"Cortando el viento"...— pensaba. Y realmente así era.

En menos de dos minutos el campo estaba despejado.

—Cuidado, ya terminamos con estos.

—Otro trío de debiluchos fuera— dijo él con burlona sonrisa

—Ahora viene el verdadero reto— bramó ella con emoción desbordada.

El éxtasis de la pelea estaba al máximo. El silencio se apoderó del escenario y un chillido solitario apareció en el ambiente.

La criaturilla se acercó volando hasta la pareja.

— ¿Un Twilight keese?, ¿Deben de estar de broma cierto?— dijo con una gota de sudor frío escurriendo por su frente, blandió la espada con pereza y hasta ahí llego la creatura.

—En éste nivel seguro que sí. Debe ser una.... ¡Distracción!— gritó al tiempo que lo apartaba de un golpe.

Un monstruo color oscuro había pasado volando muy cerca de él y por poco se lo lleva de corbata.

— ¡Aeralfos!— gritó ella. Y en cuestión de segundos un sin fin de ellos aparecieron

El espadachín se levantó con ligereza, la tierra bajo ellos retumbo como si el mundo por si sólo se desmoronará. Un leve sonido comenzaba a hacer eco a la distancia.

—No te preocupes preciosa yo me encargo. — dijo burlonamente y con un ataque circular los mando a volar a todos.

— ¡Detrás de ti, despistado!

— ¡Ah!, Ya... ya lo sabía— dijo con sonrojo al ver que uno se le había escapado. Sus azulinos ojos se fijaron en el objetivo y con cierta gracia lo abatió por el frente mientras le coqueteaba su compañera con una pícara sonrisa.

—Menudo idiota— dijo ella desenfundado las pistolas y una vez que cayó el Aeralfo se lanzó contra su compañero lo golpeo justo por la espalda haciendo que se fuera de bruces contra el suelo.

Lo siguiente que él supo era que su compañera estaba disparando. Ahí enfrente de él sonó un chirrido estridente, una creatura de las sombras apareció de la nada y después cayó pesadamente al suelo.

— ¡Cielos!, había uno por detrás— se alarmó sumamente confundido.

— ¡Eres un tonto!— le grito en voz juguetona. ¿Qué harías sin mí?— le sonrió todavía estado sentada justo sobre su espalda.

—Pues, morirme— y se echó a reír casi de la nada.

El sonido que se escuchaba a la distancia ahora se había vuelto más fuerte, el suelo dejó de temblar y de repente desapareció el escenario.

Los hylians se miraron con una sonrisa y después chocaron la mano en señal de victoria.

/Reto de Tiempo FINALIZADO/— resonó en el altavoz una y otra vez.

Los espectadores antes invisibles ahora podían verse claramente alrededor de ellos.

— ¡Así se hace!— Gritó una pequeña vocecita— un ser pequeño monocromático. Tan lindo que casi parecía un peluche de feria. Era un Kyu sin duda alguna.

La joven rubia se levantó de manera triunfante sin darse la molestia de levantar a su caído compañero. Él simplemente se quedó viéndola embobado.

El público alrededor de la plataforma mágico-virtual de juego bramaba en éxtasis.

—Cinco mil trecientos puntos— dijo el Kyu moviendo los brazos. — ¡Un nuevo record impuesto para el juego!

— ¡Maldita sea!— bramó uno de los Lizalfos. — ¡No puedo creer que unos críos nos hayan vencido!

La multitud los abucheó y salieron corriendo enormemente avergonzados.

—Allí vienen— dijo un niño al ver que los Hylians bajaban de la plataforma.

—No creo que alguna vez alguien los supere— dijo una persona al lado.

—Ellos son.

—La Diosa y el Lobo del crepúsculo.

— Los mejores jugadores de Twilight GAMES en Hyrule City.

—Wow— dijo el niño.

La hylian de cabello rubio mandó besos a sus admiradores, se acercó al pequeño y le acarició la cabeza.

—Creo que estoy enamorado— Clamó el pequeño.

—Si— dijeron entre suspiros los gamers que se encontraban presentes ahí al unísono.

—Bueno será mejor que sigan suspirando— dijo el rubio ojiazul amenazantemente. — Es mi chica.

—Sí, claaaaro— dijo ella en tono de burla mientras se abría paso entre la gente.

—Claro— replico él con carita tierna, mientras la seguía lealmente.

De pronto todo estaba muy callado, la multitud presente se había esfumado como por arte de magia, ambos hylians se percataron de ello y viraron sus miradas tras sus pasos.

— ¡Allí estaban!— refunfuñó la voz de ella.

— ¡Diablos!— gritaron ellos al unísono, antes de emprender carrera.

Pero ella era muy rápida y ágil, los tomó a ambos del cuello se sus vestimentas antes de que pudieran dar siquiera el tercer paso.

— ¡Ya decía yo!, ¡Par de vagos!

— ¡Impa Sensei!, ¡Por favor perdónanos la vida!— clamó el joven rubio mientras "esa" persona los arrastraba por el suelo del centro comercial.

—Les dije claramente "el festival del otoño es en tres semanas", ¡Nos vamos para la escuela!, ¡Ahora!, ¿Les gustan los juegos eh?, pues ahora van a sufrir mi ira.

Ambos pusieron los ojos en blanco y gritaron de terror mientras la Sheikah se los llevaba.

— ¡Dios mío!, que miedo— dijo el Kyu saliendo de una maceta en la cual se había camuflado. — algo me dice que he perdido a mis mejores clientes.

El resto de los clientes en el centro comercial también salió de su escondite. Era sábado, no estaban en la escuela y aun así el simple hecho de ver a esa persona daba mucho, Mucho, MUCHO MIEDO.

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Continuara...

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