[***] Capítulo 1: La ciudad que se sumerge en el caos ...

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—Vaya tontería— dijo esa joven misteriosa— solo a ti te pasa eso, Zelda.

—Lo sé, a veces pienso las Diosas me odian. — clamó mientras se recargaba en su pupitre con mucha pereza

—¿Las diosas?, pero si fuiste tú quien ocasionó eso, mira que prometerle a Impa Sensei que la ayudarían para el festival del otoño y en lugar de eso, tú y ése se fueron a jugar a los Twilight Games. ¡Qué bobada!

—No fue nuestra culpa, yo dije Link tengo hambre y él dijo vamos por una hamburguesa. Solo íbamos a comer antes de venir directo a la escuela pero esos tontos Lizalfos aparecieron y dijeron ¿así que estos son La Diosa y el Lobo del Crepúsculo?, pues que burradas nosotros tres los maravillosos Hiperion, Cronos y Ceo podemos vencerlos con los ojos cerrados. Se estaban burlando de nosotros y se me subió el enfado a la cabeza... y bueno... el resto, es historia.

—Par de idiotas— se rio mientras acomodaba su largo cabello, naranja y brillante como pocos en Hyrule City. Su piel azulada como zafiro y sus ojos color escarlata hacían de ella toda una belleza, por lo menos para la raza de los Twili.

Zelda suspiró, la joven rubia ojiazul estaba muy cansada, su bonito fin de semana se había convertido en dos agonizantes días de tortura en los que Impa Sensei se había desquitado a lo grande.

—A veces pienso... las Diosas me odian... y por otro lado— dijo incorporándose un poco para mirar a su derecha.— también creo... he sido bendecida.— pronunció mientras acariciaba los rubios cabellos del joven que en ese momento yacía completamente dormido a su lado.

—Deberías decirlo cuando "Eso" está despierto y veras como no te lo quitas de encima.

—Ciertamente, en si ya es un meloso, no puedo imaginarme lo que sucederá si comienzo a demostrarle cariño. Midna, recuérdame... nunca de los nuncas hacerlo.

Ambas jóvenes rieron. Una campana con extraño sonido sonó por el edificio, las clases del lunes habían terminado.

Zelda empujó al joven rubio y éste se cayó de la butaca.

— ¡Auch!— gimoteó de manera casi aguda, haciendo que Midna se riera maliciosamente por lo bajo.

Abrió los ojos con pereza y miró a la Twili en forma inquisitiva. Una lucha de miradas matadoras desde tiempos inmemoriales.

—Link, te quedaste dormido— le reclamó Zelda. — hace media hora que acabo la última clase y ya sonó el timbre que anuncia que se cierra la escuela.

—Lo siento princesa*, es que anoche no dormí muy bien que digamos.

— ¿También lo sentiste?, la ciudad estuvo muy agitada.

—Ese Zilant— bramó la Twili con desprecio. — cree que puede hacer lo que quiera, como si todo en Hyrule City fuera su territorio.

Impa iba pasando por los pasillos y les dedicó una mirada a los jóvenes.

—Ya sé que les gusta la universidad pero no es para tanto. Especialmente ustedes dos pequeños genios.

Definitivamente se dirigía a Link y a Zelda él tenía dieciocho y ella solo diecisiete años, aun así eran lo suficientemente listos para estar en ese nivel de la escuela, básicamente habían logrado saltarse el nivel preparatoria. En cambio Midna era una estudiante al igual que muchas, veinticinco años y tal vez también era de las más jóvenes.

— ¡Fuera de aquí!— dijo la Sheikah a modo de broma.

Los tres jóvenes salieron. Cruzaron los pasillos y se despidieron en la puerta.

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