Capítulo 17: Ese amor Eterno

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Capítulo 17: Ese amor Eterno

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— ¿Qui-qui-eres?— preguntó algo tartamudo, se lo había preguntado miles de veces y no entendía porque en ese preciso instante le fallaban las palabras, le temblaban las manos y también todo el cuerpo entero.

—Pues...

Durante un rato solo se miraron a los ojos y por segundos Link sentía que se le iba el alma.

"Tal vez tenía planeado algo, algo que solamente podía hacer en ese día" y recordó claramente como hace solo unas cuantas horas le había surgido ese pensamiento.

—Estas bien loco— clamó con una risita traviesa— ¿Cómo se te ocurrió hacer eso? ¡Link siempre me avergüenzas!

Al pobre Link se le salió el aire como si lo hubieran desinflado y después inevitablemente se cayó de espaldas hasta el suelo, se rio con una risita nerviosa cubriéndose los ojos con un brazo y aunque no era la respuesta que esperaba sintió una inmensa alegría.

Ella se bajó de la bardita para acompañarlo un rato en el suelo.

—Link...

— ¿Si?

—No sé leer la expresión en tu cara.

—Todavía es de felicidad entera, sabía que podía pasar esto, como normalmente pasa, pero de igual forma me siento inmensamente feliz de estar a tu lado.

—No dije que no— clamó ella ruborizada.

— ¿¡Qué!?— dijo sentándose de golpe

Quería repetir la pregunta pero ella lo atrapó por el cuello.

—Siempre me avergüenzas pero de todas formas te amo, ¿Quién más me escribiría Te amo en el cielo? Solamente tú haces ese tipo de cosas. Si quiero... si quiero ser tu novia y tu compañera de toda la vida.

Lo dejó paralizado y después le dio un apasionado beso, más intenso que incluso el primero que se habían dado, terminó por tirarlo nuevamente al suelo, y cuando se separó él solamente podía mirarla de forma tonta.

—Dime que no te has muerto Link, te necesito— clamó con una risita.

—Sería el colmo— le contestó con una sonrisa.

Se recostó ahí contra su pecho y casi se quedó dormida escuchando los latidos de su compañero que corrían como caballos desbocados.

—Ha sido un día muy loco.

— ¿Tienes sueño?

—Sí.

—Entonces volvamos a casa.

—Has perdido el raciocinio, ¿quieres abalanzarte otra vez contra las creaturas de Twili?

Soltó una pequeña carcajada y después se levantó junto con ella mirándola con mucha ternura.

—Vamos a contratar un taxi Goron.

— ¿Qué?, ¿Un qué?, ¿Qué diablos es eso?

—El Último invento perverso de Impa, es raro que alguien los pida pero de igual forma los dejaron aquí por si las emergencias. Bajaron con mucho cuidado los escalones y Link le ofreció su espalda para llevarla de caballito.

Zelda se le colgó como chiquilla traviesa y de esa forma llegaron hasta la planta baja, en la parte sur de la escuela había tres patrullas Goron forradas con cristales de D.C incrustado.

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