Twilight GAMES

Capítulo 54: Twilight GAMES (Cuarta Parte)

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Capítulo 54: Twilight GAMES (Cuarta Parte)

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Promesa

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Y simplemente le había disparado, hasta Mochi dejó caer la quijada del asombro. Nadie entendía que rayos había pasado... ¿traición?

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Una hora antes...

Link alzó la mirada.

—Condenado Cuervo...— soltó sin pensarlo.

—No creo que sea un kargaroc. — respondió ella haciendo alusión a aquellas otras aves gigantes

—No. Pero creo que encontramos al guardián.

Ella asintió.

Por ese momento ambos se miraron a los ojos, olvidaron cualquier infortunio o tristeza que hubieran pasado ese día.

—Hagamos una promesa— Pronunció Zelda.

— ¿Una promesa?

—Si llegamos hasta el final como equipo...

Link la miró a los ojos, se acercó a ella y juntó su frente con la de su amada.

—Luchemos, Link.

— ¿Quieres pelear conmigo?

—Si quiero— clamó con una risita.

—Ésta bien, pero ten compasión de mí.

—Bueno, tú no la tengas conmigo— sonrío, le dio un empujoncito a modo de travesura provocando que él le contestara con esa mirada coqueta. —Pelea en serio, Link...

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...

La barra de vida de Link cayó en 20% y dio un brinquito atolondrado.

—¡Auch!, ¡mis nachis, Zel!— gruñó sobándose el trasero , Zelda le había disparado en las pompas y ahora se reía sin poder contenerse.

— ¡Espabila ya!

Y sin darle respiro comenzó a dispararle, Link atinó a esconderse detrás de unas rocas.

/La diosa está atacando a su compañero ¡¿qué rayos está pasando aquí Mochi?!/

/Nuestras predicciones fallaron, al parecer ninguno de los dos va a rendirse/

Zelda esperó, miró con cautela y avanzó despacio. Link había desaparecido. Escudriñó detrás de la roca en la que él se había ocultado, pero ya no quedaba rastro del lobo del crepúsculo, ni siquiera sus huellas, había sido lo suficientemente listo como para prever los siguientes pasos que la diosa daría.

/Parece que se fugó/

/No pude hacerlo por siempre, si ninguno de los dos coge el ítem ambos pierden por default/

—El ítem...— susurró, Zelda abrió los ojos de sobresalto al darse cuenta. Se viró de golpe y salió a trompicones del laberinto pétreo.

Fuera de ahí el pedestal permanecía inmutable, tal vez debía tomar el objeto para no perder ventaja