Capítulo 34: Mensajeros de La Diosa (Tercera parte)

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Capítulo 34: Mensajeros de La Diosa (Tercera parte)

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"Líder"

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Y gruñía.... Gruñía como una fiera.

Aquella creatura era lo más semejante a un cataclismo, la mitad del clan Mogma la había seguido ahí solo por miedo, temían que hiciera una locura, había miles de tabúes dentro del clan de los mensajeros de la diosa, y tres de ellos habían sido rotos aquella misma mañana. "Respetaras al Líder. Seguirás al líder " y sobre todo quizás uno de los más sagrados "Siempre honraras a la pareja del Líder". Era extraño, pero en cuestión, aunque el líder siempre era varón había una especie de matriarcado que se aferraba a las costumbres más antiguas de las leyes culturales de los Mogmas.

Sakuma se había echado la soga al cuello. Link la miró con ojos asesinos, no solo había irrumpido en su casa sino que le había faltado el respeto a su princesa. Eso era un exilio seguro, uno del que ningún mogma podría salvarla ni siquiera su hermano.

Cerca de ahí Cuervo miraba curioso aquella escena. Su mirada escarlata se perdía en la silueta de aquel chico. Pensaba "a veces el destino era sumamente caprichoso", un Hakuryuu, una mogma, y la hylian que era hija de Ariane Harkinian unidos en una misma escena.

Hyrule City aproximadamente 5 años antes....

Olía a ceniza húmeda y el cielo se había oscurecido, sus pasos resonaban con eco pesado.

Linebeck quien había visto todo desde un lugar alejado y seguro salió a su encuentro.

¿No crees que te excediste?

Lo vio de reojo, y su mirada le había dado miedo. Siempre que en los ojos de Link se reflejaba el crepúsculo tenía ese sentimiento.

Odio éstas cosas— rugió de manera silenciosa mientras escrutaba con ojos asesinos el cadáver de un stalwolf calcinado, simplemente pateó el cráneo del canido caído en el sendero, para proseguir su propio camino dejando atrás la antigua aldea Mogma.

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Despertó de golpe, su corazón estaba inquieto y nuevamente el recuerdo esa noche había venido a él en forma de sueño. No sabía porque pero se había vuelto sumamente recurrente. Ese día se desperezó de manera lenta, afuera llovía ligero y el aroma a tierra húmeda entraba por los resquicios de la ventana.

La puerta de los cuartos de servicio se abrió de golpe y Zelda entró dando saltitos hasta llegar a la cama y colgarse de su cuello.

— ¿¡Princesa!?— clamó un poquito atolondrado después del ataque sorpresa que había recibido. Se suponía que a esas horas debía estar en la escuela o al menos eso creía, "Hoy es sábado, Link bobito" le dijo entre risas.

De verdad que traía la cabeza hecha un desbarajuste, no podía concentrarse en casi nada, incluso ese día. Se suponía que sería un fin de semana tranquilo pero a cada paso que daba la presencia de aquellas creaturas parecía acompañarlo a todos lados, intuía que algunas de ellas andaban cerca aunque no podía comprender porque no habían dejado de seguirlo.

Incluso en ese instante cuando paseaba con Zelda por el centro de Hyrule City.

Miró de reojo, a sus espaldas un par de ojos curiosos lo observaban escondidos detrás unos contenedores de basura, hizo caso omiso a aquello y en cambio prefirió volver la mirada a su pequeña diosa.

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