Capítulo 15: Cuando las Diosas Cantan

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Capítulo 15: Cuando las Diosas Cantan

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—La gente dice "El festival de Otoño aparece cuando las Diosas cantan" ¿Tú crees que las diosas estén cantando?

—Tal vez, la Diosa Hylia canta cuando ella quiere, parece ser que también le gusta el festival de Otoño. ¿Sabías que su canción es una balada de protección? Aquellos quienes la cantan reciben la bendición de la Diosa, hay una leyenda que dice que el joven héroe que se relata en las estrofas realmente estaba enamorado de ella y que la Diosa le enseñó la canción para que lo cuidara siempre durante sus viajes.

— ¿Cómo sabes eso, Link?

—TODO el mundo lo sabe, los piratas del cielo se la pasan pregonando a su diosa, como si fueran bardos nacidos para expandir las historias de los antiguos.

—Si... ¿Qué raro es el Cuervo no?

—Solo un poco. ¿Te gustaría volar en un Loftwing?

—Por supuesto.

—Algún día hare que vueles en uno.

Ella se rio de forma tierna, había sido un fin de semana loco y también algo nostálgico.

—Que mal que nos hayan descalificado, no me parece justo que te chuscalearan por lo de tu arma.

—Si... todavía no le doy el pésame a Ryuuji pero ellos definitivamente me echaron sin compasión alguna.

— ¿Quién es Ryuuji?— dijo Saria de forma curiosa.

La joven kokiri caminaba cerca cuando decidió saludarlos.

—Es la espada de Link, Saria, o por lo menos lo era, se ha roto de forma inevitable— clamó Zelda con un suspiro.

— ¿Y por eso lo echaron?

—Sí, se supone que te registras con tu arma unas cuantas semanas antes del torneo, no sabíamos que se rompería y dejaron a Link fuera de la competencia.

—No parece justo. — dijo ella.

—Y no lo es— clamó Zelda— son excusas, debe ser que le tienen miedo al Lobo del Crepúsculo— clamó orgullosa de su compañero.

— ¿Y no podías ir tu sola?

—Siii, pero... no quiero, Link es mi compañero, sin él las cosas pierden un poco el sentido ¿sabes?

—Sí, entiendo. Por cierto, tengan— dijo entregándoles un par de folletos.

—Me graduó éste semestre y la escuela me ofreció trabajo como doctora en ésta misma institución, voy a aceptar porque me he encariñado con éste sitio y además porque de esa forma podré seguirlos viendo por un tiempo.

—¡Oh Saria Felicidades!, que tierna eres, te prometo que tú siempre serás mi doctora.

—Gracias, es un honor ser la doctora de la Señorita Diosa— clamó con cierta gracia y Zelda le dio un abracito vengativo.

Link sonrió de agradable manera, pero después se puso un poco triste cuando cruzaron los numerosos puestecitos que se habían instalado en las afueras de la escuela.

— ¿Otra vez esa cara, Link?— le gruñó Zelda— ya te dije que podemos disfrutar el resto del festival los demás días.

— ¿Los demás días?— preguntó Saria

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