Capítulo 12: Rivales (Tercera Parte)

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Capítulo 12: Rivales (Tercera Parte)

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"Verdades"

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Cerca de las lindes de Hyrule City. Hace aproximadamente un año.

Una negación tras otra. Link movía la cabeza insistentemente, estaba tan enojado, pero no podía reclamarle nada a la joven Twili si lo hacía podía llegar a descubrir su identidad y eso sería peligroso. Simplemente dio la vuelta y mientras saltaba por las azoteas tomó con su mano izquierda su otro brazo.

— ¡Diablos!— gruñó severamente. Si no se atendía pronto la esencia maligna del Stalwolf terminaría corrompiéndolo. Apresuró el paso y desapareció entre aquellas calles.

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Al llegar al límite de la ciudad tecleó un número en su teléfono, al otro lado del parlante le contestó una voz perezosa.

— ¿Si?— murmuró la voz terriblemente somnolienta.

—Coback, despierta— dijo profiriendo cierto gruñido.

—¡Ah!, ¡Señor es usted!, suena muy mal, ¿Qué le pasa?

—Estoy en la salida Norte— volvió a gruñir a causa del ardor en su mano derecha. — necesito transporte para llegar al templo de La Contemplación.

¿¡Al templo de la Contemplación!? , ese lugar todavía es peligroso, nuestro equipo no ha terminado de limpiarlo, hay...

—Me mordió un Stalwof— gruñó de manera dolida interrumpiéndolo toscamente, de pronto sentía que el aire le faltaba, aquella esencia maligna comenzaba afectar su cuerpo— necesito llegar hasta el agua sagrada, ¿entiendes?

—Señor. Entiendo, señor, mandare a Epona, es la única que puede cruzar por el desierto.

—Bien, la encontrare en... en el camino— dijo colgando el teléfono.

Caminó durante un rato, el desierto se volvía cada vez más y más asqueroso, el frío era muy intenso y las dunas de arena se lo tragaban a cada paso.

— ¡Rayos!, porque... ¿Por qué Hyrule City está construida de ésta manera?.. Como si fuera un gran oasis en medio de la nada, rodeada de desierto y más allá las tierras del presidio, no importa si están llenas de monstruos de seguro hubieran sido un mejor lugar de asentamiento.

Durante un buen rato solo escuchó el sonido de la arena resbalando tras sus pasos. Cayó de rodillas sintiendo que se asfixiaba y después cuando sintió que no lo lograría escuchó un relinchido.

Alzó la mirada para internar su vista entre la inmensa noche.

—Arena— murmuró, solamente veía arena, ¿había sido su imaginación?, la luz de la luna llena cegó sus ojos por un instante y después sintió como algo le susurraba. El resoplido empujó el aire tibio a través de su cuello y después sintió como algo suave lo golpeaba de manera delicada.— Epona— musitó al ver a la yegua parada a su lado— le había estado dando golpecitos con su hocico pero hasta entonces no se había dado cuanta, seguramente aquella esencia maligna lo estaba atontando.

Montó con dificultad y le susurró a la yegua su destino. El noble animal emprendió partida rápidamente y atravesó el desierto a una velocidad asombrosa. Pronto se internó en el bosque abandonado y al llegar al templo de La Contemplación la yegua entró por una entrada aledaña que había sido cavada por los Mogmas, cruzó de manera cautelosa y por el camino pateó a unas cuantas Skulltulas que querían morder a su amo, finalmente llegó al lugar indicado.

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