Capitulo 21

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     –Despierta dormilona. Hoy es un gran dia. –Steve me mordisquea el lóbulo de la oreja con mucha suavidad ocacionando un dulce escalorfrio por todo mi cuerpo.

Me volteo soltando un gemido y al abrir los ojos, me encuentro con su mirada observándome con dulzura. Me aparta un mechon de pelo de la cara y se inclina sobre mi dándome un beso en los labios. Gimo saborendo el dulce beso. Lo hago al sentir como presiona su firma y dura y dura erección contra mi pelvis.

–Vaya. Parece que estas de un buen humor esta mañana. –Alzo las caderas frotándome contra las suyas.

El gime apretando los dientes.

–Cariño, no me hagas esto. Tengo que prepararme para una reunión.

Hago un mohín.

–¿Ni siquiera para un raoiden mañanero? –Arqueo las cejas. Se que se muere de ganas. Lo siento sobre mis caderas.

El me mira unos segundos.

–A la mierda.

Me toma de las caderas dándome un fuerte giro hasta quedar boca abajo. ¡Triunfo! Me coloco en cuatro patas sosteniéndome como puedo sintiendo como me separa las piernas con sus rodillas. Me da un fuerte azote en el trasero y de una sola esticada me penetra hasta el fondo con fuerza.

¡JODER!

Suelto un grito que casi me deja son aliento. Maldita sea. No puedo explicar con palabras la increíble sencacion que recorre todo mi cuerpo. Tiemblo ligeramente por la decarga de adredalina que despiertan todos y cada de mis sentidos y terminaciones nerviosas. Muevo el trasero ara buscar mas friccion pero el no se mueve.

–Steve, carajo, muévete. –Casi le imploro. Es una maldita tortura y se que le esta costando un mundo contenerse.

–No. Aun no. Déjame saborear este exquisito momento.

¡¿Qué?1

–Necesito que te muevas o me va a dar algo. –Me quejo gimiendo meneando mi trasero contra su pelvis.

El me da un fuerte azote en el trasero.

–Sus deseos son ordenes cariño.

Sale un pooc de mi con lentitud agarrándome de las caderas y vuelve penetrarme hasta el fondo con mucha mas fuerza. ¡Carajo! Cierro los ojos aferrándome como puedo a la cama y entonces empieza a moverse con decisión, fuerza e ímpetu dándome todo de el a un ritmo cruel que me hace gritar y gemir entrecortadamente su nombre una y otra vez entre gemidos roncos y gruñidos.

Nuestros cuerpos se acoplan a la perfeccion como si fueran uno solo. Inclino la cabeza hacia atrás y Steve calla mis gritos y gemidos con sus labios en un fuerte beso. Nuestras lenguas se tientan una a la otra. Mis piernas se me engarrotan dolorosamente. Mierda. No creo que pueda aguantar mucho tiempo.

–Steve.... –Gimo aferrándome a la sabanas con toda la fuerza de la que soy capaz.

Las embestidas de Steve son cada vez mas fuertes y profundas dejándome sin aliento. ¡Joder! Gimo y lloriqueo deseperada.

–¿Juntos? –Su voz es entrecortada y contenida.

¿Cómo logra estar tan calmado?

Asiento desesperda mordiéndome el labio inferior.

–Entonces, vente conmigo. –Me susurra contra el oído mordisqueándome el lóbulo de la oreja.

Oh mierda...

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