Capitulo 6

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     —Beth, cielo, ya es hora de levantarse.

Siento un reguero de besos por todo mi pelo. Gruño porque no quiero levantarme de la cama. A pesar de acostarnos temprano, siento mi cuerpo un poco entumecido como si no hubiera dormido absolutamente nada. Odio cuando me siento de esta manera. Abro los ojos poco a poco y al voltearme boca arriba, me encuentro con Steve sobre mi sonriéndome ampliamente con su largo pelo enmarañado alrededor de su rostro.

Esta para comérselo.

—Buenos dias tu. —Le devuelvo la sonrisa moviendo mis caderas en círculos al sentir su erección mañanera.

El arquea las cejas divertido.

—Ya veo que despiertas de muy bien humor. —Se inclina hacia mi y me da un pico en los labios. —Mmm... me encanta. —Ronronea dejando un reguero de besos por toda mi cara hasta mi cuello besado y chupando.

No tengo idea de como lo logro pero, le rodeo el cuello con mis brazos y de un solo giro, me monto sobre su cuerpo aprisionándolo contra la cama. El me mira sorprendido por mi movimiento con una burlona sonrisa en el rostro. Me coloco bien sobre el rodeando sus caderas con mis muslos y pongo ambas manos sobre su pecho.

El se remueve un poco bajo de mi colocando su erección exactamente bajo mi entrepierna.

—Con que estas tenemos, ¿eh? —Coloca sus manos sobre mis caderas mirándome con muchas ansias en sus ojos.

Asiento mordiéndome el labio inferior con los dientes.

—Si señor. —Meneo mis caderas restregándome contra el. Suelto un gemido al sentir la fricción entre nuestros cuerpos. —Aun es temprano y témenos tiempo para mimarnos un poco. —Le acaricio el pecho de arriba abajo con las yemas de mis dedos.

Steve asiente alzando las caderas recorriendo todo mi cuerpo desnudo con sus manos hasta llegara a mis pechos. Me pellizca los pezones hasta endurecerlos y excitarlos todavía mas. Me masajea los pechos haciéndome gemir y lentamente baja sus manos con delicadeza por mi cuerpo ocasionándome coquillas. Me toma las caderas con fuerza.

—Entonces soy todo tuyo cariño.

No me lo tiene que decir dos veces. Me levanto un poco de su cuerpo, le tomo el pene con mis manos y muy despacio lo introduzco en mi completamente. ¡Carajo! ¡Que placer! Poco a poco bajo nuevamente arrancándonos gemidos y gruñidos. Miro la expresión de Steve llena de placer. Lentamente subo y entonces empiezo a moverme. A moverme de verdad montándolo a un ritmo devastador una y otra y otra y otra vez arriba y abajo, arriba y abajo meneando las caderas con una sincronización increíble.

Maldita sea.

El placer es tan intenso y exquisito que siento al montarlo a este ritmo y de esta manera que me nubla todos y cada uno de mis sentidos. Hecho la cabeza hacia atrás poseída por la pasión. Steve gime y gruñe descontroladamente tomándome de la cintura con mucha fuerza chocando sus caderas con las mías a medida que lo monto.

—Carajo Beth. —Gruñe desesperado con los dientes apretados.

Abro los ojos y lo miro aumentando el ritmo. Su gesto se contorsiona al igual que el mio.

—¿Juntos? —Gimo con la vox entrecortada desesperada por liberar la fuerte presión que siento en el vientre.

El cierra los ojos y asiente.

—Juntos. —Gime apretándome las caderas.

No me lo tiene que repetir.

Los dos llegamos al increíble y poderoso orgasmo a la vez echando la cabeza hacia atrás totalmente entregados al climax. Mi cuerpo se contorsiona un poco y me dejo caer sobre el como un peso muerto con una amplia sonrisa en los labios sintiéndome satisfecha, complacida y feliz. El sexo mañanero es la mejor forma de empezar el día.

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