Cap. 1

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Ahora Cassandra contaba con 10 años de edad, una niña que fue criada por su padre, obviamente eso influencio mucho en su niñez; por ejemplo, su cabello estaba corto ya que a su padre le costaba peinarla, ademas de que se solía enredar mucho por sus rizos, y lo mas sencillo era esa opción, tampoco tardo mucho el hecho de que a la niña le empezaron a gustar las "cosas de hombres", como botas y pantalones ademas de ropa holgada, los vestidos no eran de su agrado ya que la hacían tropezar y se le dificultaba moverse, también esta la vez que le había pedido a su padre que la entrenara con solo 8 años, el le prometió que una vez que tenga mas edad podrían hacerlo, ella se decepciono aunque no dejo de insistirle a diario; además, se volvio una parte de su rutina ver como su padre fabricaba armas, aprendiendo el procedimiento, sus nombres y su utilidad.

Por otro lado ella no iba a la escuela, ya que su padre tenia mas conocimientos y prefería enseñarle en casa, a su hija eso no le molestaba, incluso le encantaba porque así pasaba mas tiempo con su padre, aunque el no convivir con nadie mas que un adulto la hizo comprender mas rápido la realidad. Tampoco le había preguntado nada sobre su madre durante todos esos años, estaba claro que ella tenia curiosidad sobre el tema pero prefería quedarse con la duda, ya que le aterraba lo que su padre pudiera decir de ella porque a veces podría ser un poco (muy) realista y directo sin importarle los sentimientos de los demas, como la vez que se murio el pez de Cassandra, su padre se lo contó sin ningún cuidado.

Era su decimo cumpleaños, y el día estaba por terminar, su padre le había regalado una espada de madera por lo que emocionada había salido a jugar con ella y estar con Fidella, el potro que fue separado de su madre ahora era una hermosa yegua, se había encariñado con Cassandra y viceversa. Su padre mientras tanto estaba cocinando la cena con una sonrisa en su rostro, tal vez fue imprudente de su parte darle una espada a Cassandra alentándola a convertirse en un soldado, lo cual también le había dicho la niña varias veces a su padre que queria serlo al descubrir que el fue un soldado de Corona hace años, y no cualquier soldado, el capitan de la guardia. Aun así le gustaría que desde pequeña pudiera defenderse mas que nada de los hombres, por lo que esa misma noche tomo una decisión, entrenaría a su hija, eso seguro la volvería muy feliz, así que decidió decirselo esa misma noche.

Para mala suerte de ambos eso no podría estar en sus planes, ya que antes de que pudieran cenar se escucharon galopes resonar a lo lejos y la tierra temblaba ante ellos, eran varios hombres y se acercaban  rapidamente, Hopper ni siquiera pudo ir por su hija antes de que la casa estuviera rodeada de caballos, su hija salio corriendo a donde estuviera su padre, pero antes de llegar a la seguridad de sus brazos fue retenida por un guardia que la tomo del brazo y la levanto para verla como si fuera un animal.

-Bajame!- exclamó la pequeña intentando patearlo sin exitó, su padre pronto salio y protesto ante el rudo agarre del guardia, este la dejo en el suelo delicadamente.

-Que están haciendo en mi casa?!- grito Hopper molesto por la visita tan repentina, los guardias ya no significaban buenas noticias para el desde hace nueve años.

-Señor hemos venido a arrestarlo y llevarlo al calabozo, será juzgado y sentenciado.- hablo el soldado a cargo mientras detenía al ex capitán y lo esposaba, este mismo sorprendido miraba a su hija que le abrazaba con preocupación en su rostro, ambos sabían que pelear contra un guardia era inútil, y no darían mas información hasta el momento adecuado, que seria detrás de las rejas o frente al rey que es el juez. Lo que mas temía era lo que le harían a su hija, así que rápidamente dijo.

-Cassandra ve y saca unos papeles que están en el cajón izquierdo de mi oficina.- ordeno hacia su hija que intento ser detenida pero se las arreglo con su estatura y velocidad para no ser atrapada, corrió lo mas rápido que podía hacia donde dijo su padre, abrió el cajón izquierdo, solo se encontró con una carta sellada, la tomo entre sus manos y la escondio en uno de sus bolsillos justo antes que los guardias entraran y se la llevaran a rastras junto a su padre.

El Último Llanto  (Cassunzel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora