El Último Llanto (Cassunzel)

Cap. 24

El primer día no pudo decir que fue algo fácil. Ya había pasado casi una semana desde que se quedó en recuperación, solo paseando por el lugar y siendo custodiada por Faith quien le cambiaba sus vendajes de vez en cuando. Después de recuperarse casi por completo la llamaron a entrenar.

Al final del día se dirigió a su habitación con moretones por todo su cuerpo, agotada por el primer dia, ella creía que sabía pelear, pero al parecer se equivocó, tal vez por eso la lograron separar de Rapunzel... Los niños no eran nada amables con ella, al menos no en el espacio de pelea, aunque fuera de ahí se portaban muy amables y hoy se disculparon incluso por casi noquearla en el cuadrilátero. Todos le dieron la misma razón: querían ser notados y destacados. Aunque fuera nueva ahí siempre eras halagado por patearle el trasero a un novato, eso lo aprendió rápido, con el primer golpe a su rostro y las porras del público como sonido de fondo.

Se recostó en su cama cerrando sus ojos y sintiendo su cuerpo pesado, soltó un gran suspiro recordando cómo se sentía la sangre en su boca cuando le rompieron el labio, otra imagen de ella cayendo al suelo y cubriendose la cara con los brazos cruzó su mente, lloró y suplicó que ya no la golpearan, ya que hubo un chico en especial que no se detuvo cuando estuvo en el suelo, siguió golpeando y golpeando hasta que los demás lo detuvieron... Se notaba en su rostro el arrepentimiento y que no había tenido un buen día, pero ella tampoco y no merecía ser un pedazo de carne con el cual desquitarse. Luego algo aterrador volvió a ella, en otra pelea de ese mismo día escuchó aplausos mientras estaba en el suelo con la vista borrosa, le recordaba a algo, pero no sabía exactamente qué, pero ese algo le daba una trizteza y miedo tan profundo que se levantó agitada.

Tuvo tres peleas de "entrenamiento", y mientras no peleaba tenía un horario muy estricto de entrenamiento, abdominales, sentadillas, correr durante media hora, ejercicios físicos para fortalecer su cuerpo que ahora estaba jodido, le dolía todo. El solo hecho de pensar que solo tenía 16 años le daban ganas de llorar, ¿qué había hecho para merecer tanto castigo en su vida? no tenía padres, la privaron de su libertad y la torturaron, ha visto a personas importantes en su vida sufrir y no puede evitar que su entorno cambie, que su destino se altere. El destino es una mierda.

Preguntó por su espada a Faith, quien le dijo que después de que apruebe los combates cuerpo a cuerpo se la iban a devolver para entrenar con espadas, en su mente sonó un impulsivo "genial, además de noquearte también te amputarán algo después".

Un golpe en su puerta interrumpió sus pensamientos. Se sentó en la cama observando la entrada.

Ni siquiera se molestó en decir que pasaran, la puerta se abrió después de pocos segundos. Estaba acostumbrada a no tener privacidad, el golpe solo avisaba que alguien iba a entrar, aunque el tener un cuarto para ella sola lo considerana un gran privilegio. La que cruzó la puerta fue Faith.

-Moon, ¿cómo te sientes? vi las peleas... - su tono delataba preocupación y una pizca de lástima.

-Estoy bien, no fue nada. - de nuevo, no quería parecer débil aunque lo fuera.

-Dejame ver tus heridas, - comentó mientras tomaba su rostro y miraba su labio roto y mejolla roja, al menos ya no sangraba.- traje hielo, ayudará con el dolor.

Siempre llevaba consigo una maleta de cuero que parecía llena y pesada, la abrió y de ella sacó un par de bolsas congeladas, colocó una en su mejilla consiguiendo un quejido de la azabache, el frío contra su dolor lograban provocar un efecto analgésico, le hizo un gesto para que lo mantuviera en su lugar y accedió manteniendo la bolsa de hielo contra ella, luego Faith procedió a ponerle otra en uno de sus brazos, en el cual se veía un gran moretón verdoso y morado, había sido provocado por el chico que no se detenía, Faith había presenciado esa escena, y de tan solo recordarla hizo un gesto de disgusto inconscientemente.