El Último Llanto (Cassunzel)

Cap. 20

Habían niños dentro de las capsulas... No podía creer lo que sus ojos veían. Sentía que no se podía mover, quedando en un estado de shock.

No se podía mover, su cuerpo no reaccionaba por más que su mente lo pidiera, por más que le gritara que debía salir, debía escapar, simplemente no podía moverse, sus articulaciones no respondían.

Tampoco podía respirar, sentía que el aire le faltaba y sus pulmones colabsaban, ¿le estaba dando un ataque de pánico? Nunca había experimentado uno, pero si había leído sobre ellos. Trató de buscar información en su mente de repente atareada y confusa, todo estaba borroso.

Los ataques de pánico, se pueden controlar cuando... cuando... no podía recordarlo, cayó de rodillas pues sus piernas temblaban violentamente al igual que el resto de su cuerpo, de repente sintió un intenso dolor en su estomago haciendo que se doble del dolor y se rasguñara el estomago en busca de calmarlo, tal vez ahora su cuerpo resentía todo lo que ella había estado evitando a propósito.

Los guardias no tardaron en llegar hasta ella, la tomaron sin cuidado alguno y la arrastraron por el cuarto escaleras abajo, sin siquiera inmutarse de los niños, o tal vez ni les importaba. No les importaba que estuvieran deformandose hasta convertirse en monstruos.

...

La llevaron al cuarto de nuevo, la amarraron y volvieron a hacer todo el procedimiento de siempre, pero esta vez aumentaron drásticamente el tiempo... Esta vez fueron 5 minutos.

...

Fue perdiendo el conteo de las horas, de los días, incluso de los meses, ya ni siquiera sabía si llevaba ahí cinco años o tres meses, simplemente sabía que el tiempo pasaba y ella no podría escapar nunca. No sin ayuda. Pero había un problema.

Estaba muriendo de a poco.

Sus ojeras aumentaban, su capacidad de correr disminuía y se llenaba de fatiga y cansancio sin razón, su cabeza dolía todo el tiempo e incluso creía que empezaba a alucinar. Los científicos por su parte, creían imposible que la chica resistiera más, de hecho, se supone que debía de haber muerto hace ocho meses, cuando empezaron a experimentar de una manera más agresiva debido a su comportamiento, pero parecía que la niña era indestructible, o tal vez era algo más.

Ya había pasado casi un año desde que ingresó al laboratorio, aunque ella no tenía idea de eso. Tampoco sabía que la energía de la piedra se la habían transferido al cuerpo a la mitad, aún quedaba otra mitad que transferir según los cálculos de los alquimistas, lo que significa que tendrían que usar otro año para acabar el experimento. Y si es que la chica de milagro lograba sobrevivir, la usarían como un arma después de someterla lo suficiente como para que no peleara contra ellos.

Iba a ser su segunda dosis de electro choques en ese día, aún no se recuperaba de la primera que fue a las 6 de la mañana, pero debía resistir si quería tener una esperanza de salir de ahí, de volver a ver a Rapunzel. A pesar de todo aún la recuerda claramente, incluso algunas noches sueña con ella, a veces lindos sueños y otras veces pesadillas, donde ella volvía al lugar en donde sufría tanto y la abusaban diariamente. En donde ella no podía salvarla y en donde moría por tanto dolor. En cuando despertaba bañada en sudor, tenía el pensamiento de que debía salir de ahí, debía ir por Rapunzel, se levantaba y salía corriendo sin cuidado de no hacer ruido. Y siempre la detenían.

Ahora estaba siendo arrastrada para ir hacia un experimento de nuevo, cuando le volvieron a pasar la energía solo le quedó gritar y llorar mientras se retorcía del dolor. Ya no trataba de liberarse de las cadenas de cuero, ya no le gritaba a los científicos las mejores groserías que tenía, y no es porque no quisiera, era porque no podía. Su cuerpo estaba simplemente cansado, no podía pelear más.