Cap. 7

639 60 27
                                    

Black Moon despertaba gracias a la luz del sol que entraba por los ventanales de la habitación, estaba junto a Faith que le había pedido dormir con ella la noche anterior, soltó un suspiro preparándose para seguir durmiendo, pero un pensamiento cruzó rápidamente por su mente antes de quedarse profundamente dormida una vez más. Tenía que ver la ubicación que había marcado con rojo el día anterior, y que mejor momento que cuando todos estaban dormidos.

Miró el cuerpo a su lado y con sumo cuidado se deslizó a través de las sabanas saliendo de la cama sin despertar a la otra, la frescura del amanecer impactando su cuerpo calido la hizo estremecer, pensando por un momento en volver a la cama por la calidez de la contraria, pero prefirió hacer caso omiso a la temperatura, tal vez Faith no quiera soltarla cuando despierte, y será mucho más complicado para ella investigar sola. Recordaba vagamente la ubicación marcada del mapa. Era al lado de la habitación de detención donde castigaban a los niños que se "portaban mal" Black Moon no sabía que parte de jugar en el lodo era algo malo, pero después de ese día nunca volvió a salir a jugar con lluvia.

Nadie se atrevía a pasar por ahí por lo que dejar un objeto escondido tenía bajas posibilidades de ser descubierto, fue hasta el pasillo encontrándose con un par de cámaras, alzó un cuadro de osos, escondiéndose en un agujero que tenía cubierto, escuchó los pasos del otro lado hasta que se volvían lejanos, salió con cuidado acomodando el cuadro para pasar desapercibido, como si nadie lo hubiera movido.

Buscó por el pasillo donde se encontraba la detención; miraba la pared detenidamente y volteaba los cuadros en caso de que hubiera algo escondido detrás de ellos. Siguió así por unos minutos, pronto sonaría la campana que despertará a todos, encontró un ladrillo suelto que estaba marcado con gis, le costaba sacarlo llegando al punto de lastimarse las manos para lograrlo, lo que sea que León tuviera ahí adentro, no lo dejaría pasar.

Logró sacar el ladrillo encontrándose con un agujero negro del mismo tamaño del ladrillo pero mucho más profundo, parecía tener un metro de profundidad. Había telarañas y salieron un par de ratones de ahí, pero sin pensarlo metió su brazo hasta que alcanzó un objeto, era duro y se ajustaba a su mano, lo agarró y sacó con brusquedad al encontrarlo atorado. Pronto descubrió una espada con una hoja fina y un mango color negro, estaba lleno de polvo y suciedad, pero lo que importaba para ella es que era un arma. Recordaba vagamente a su padre haciendo algo similar, a estas alturas no recordaba mucho de él, pero lo que recordaba era el como hacía armas y objetos que desconocía.

Sin saber que hacer con la espada ni como esconderlo solo volvió a colocar el ladrillo en el hueco ahora vació, no la volvería a meter ahí sabiendo que alguien más podría encontrarlo. Ahora tenía duda de donde la escondería, no tenía una funda para guardarla y aunque la tuviera no podría pasearse por ahí mostrándole a todo el mundo que poseía un arma. Tampoco podía meterlo entre su ropa, tal vez le cortaría. No podía esconderlo en algún otro hoyo ya que la mayoría de los niños saben sobre todos los escondites para evitar a las cámaras y madres en caso de tener algún problema. No tenía muchas opciones.

Sin más remedio decidió meterla en su polera, con suerte no se movería y le cortaría, ni se vería demasiado para llamar la atención; volvió al dormitorio minutos antes de que la campana sonara sin ningún inconveniente en el camino, escondió la espada debajo del colchón con cuidado ya que Faith aún seguía dormida, era de sueño pesado para su suerte.

Se aseguró de que no se notará nada debajo del colchón malgastado y subió de nuevo a la cama siendo recibida por una Faith somnolienta que se aferraba a su camisón café al notar que estaba fuera de la cama. La abrazo de igual manera y se recostó para hacerle saber que no iría a ningún lado. Ella era un problema, no quería irse por ella además de otros niños que le agradaban, pero con Faith era diferente, se había encariñado con ella y no quería dejarla sola. No como lo hicieron con ella.

El Último Llanto  (Cassunzel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora