Cap. 9

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Había pasado un par de horas corriendo o al menos eso creía, no estaba segura de la noción del tiempo. Pero estaba segura de que seguía siendo de madrugada y aún faltaba un buen rato para que se haga de día, lo delataba la oscuridad que no dejaba vislumbrar nada más que sombras y estrellas. Estaba lejos del orfanato eso era seguro, se detuvo un momento por aire recargándose en un roble y cayendo sentada al lado del mismo, ahora su cuerpo sin adrenalina resentia su cansancio y dolor. Por un momento se arrepintió por dejar de caminar ya que dudaba que pudiera levantarse nuevamente sin que una oleada de dolor arrasara con ella.

Pero el dolor la llenaba de una manera que la distraía de la tristeza que contenía al haber dejado a Faith atrás. Nunca se lo perdonaría, ella no lo merecía. Se desmayó del cansancio y pasaron lo que parecieron horas, el sol se asomaba por los valles y se infiltraba la luz solar a pesar de la cantidad de árboles que había en el lugar; no sabía cuando se había quedado dormida, pero realmente agradecía el poder descansar después de todo. Despertó algo conmocionada por la noche anterior, con un par de ojeras que demostraban su cansancio constante y recordando el superficial pero largo corte que tenía en su pierna izquierda, tenía varias heridas más, pero esa parecía ser la más grave que estaba a la vista, había dejado de sangrar en ese tiempo que se tomo para dormir lo que significaba que sanaría pronto, al menos si reposara un poco más lo cual le fue imposible.

Se levantó sin ánimos, realmente se preguntaba si Faith estaría bien sin ella. Caminó un par de metros más hasta que escuchó un sonido proveniente de unos arbustos que la sacó de sus pensamientos, rápidamente blandió su espada y se acerco sigilosamente hasta el lugar con cuidado de no pisar hojas secas o ramas que alertaran a cualquiera.

Al llegar al lugar se quedó quieta mirando a su alrededor en busca de algún enemigo o animal salvaje, en vez de eso se encontró con un pequeño búho que chillaba y aleteaba con desesperación, Cassandra al verlo, comprobando que no era una amenaza, guardó su espada de nuevo en su cinturón; debía encontrar una funda para el arma ya que no podía cargarlo así todo el rato. Se acerco con cautela hacia el animal emplumado, observando mejor de que se trataba, tenía una ala lastimada y parecía haberse caído de su nido, ese no era el día de suerte para el pequeño ave pues la azabache no podía escalar el árbol para subirlo a su nido ni tampoco podía esperar ahí mismo a que se recuperara.

Así que sin otro remedio lo tomo entre sus brazos y se lo llevó, definitivamente era mejor que dejarlo morir ahí. Era pequeño, pero a su vez se veía maduro y capaz, si lo entrenaba bien tal vez podría serle de ayuda, claro si es que él quería quedarse; había leído sobre los búhos una vez, eran silenciosos y nocturnos usualmente por lo que se les daba bien cazar. Cada vez que avanzaba un metro más, el dolor sordo de su pierna se volvía tortuoso, además de que sospechaba que su cadera y columna se habían dislocado o fracturado, después de todo caer a tres metros de altura o un poco más causaba daños graves, tal vez Faith debió ser más cuidadosa o tal vez Cassandra se lo merecía, ambas eran factibles. Cojeaba sintiendo su pierna entumecida, una vez que no aguanto el dolor, además de que la herida comenzó a sangrar de nuevo, se volvió a apoyar sobre un roble sentándose y colocando al búho sobre sus piernas suavemente. Ambos estaban en el mismo estado, pero diferente situación.

La azabache decidió desatar la bolsa que le colgaba a un lado, necesitaban comer y también tener menos peso, sacó el pan y empezó a desboronar la mitad entre sus manos ofreciéndole las migajas al ave quien las acepto empezando a picotear su mano, ella comió el otro pedazo de pan que no destrozo y lo acompaño con una rebanada de queso, un problema que ahora veía era el que no se había llevado agua, tampoco es como si tuviera algún recipiente o algo donde meterla.

Decidió seguir, con suerte encontraría un lago antes del atardecer. Volvió a atar la bolsa en su cinturón y a tomar al búho entre sus manos, miró su ala y vio que el daño no era grave, ya estaba casi sano y solo era un ligero corte, aún así debió ser doloroso para el pequeño caer de tan alto y no poder volver. Se levantó y siguió su camino recto, no tenía idea de a donde iba, pero si seguía derecho tal vez encontraría un pueblo o saldría del bosque.

El Último Llanto  (Cassunzel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora