Cap. 12

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Cassandra miró hacia atrás, estaban lejos de la torre, pero no lo suficiente pues aún la miraba a la lejanía, sería un largo camino por recorrer.

Volvió la mirada hacia Rapunzel, estaba hablando con Pascal mientras miraba de reojo a la azabache, probablemente hablando de ella. Como sea tenían que llegar a alguna parte donde pudieran hacer una fogata sin quemar el bosque, como una cueva o un lugar sólido donde no haya peligro de un incendio forestal.

—Raps tenemos que seguir un poco más y encontrar un lugar para pasar la noche— habló la azabache mientras se colocaba a un lado de la rubia quien cortaba su conversación con el camaleón.

—¡Bien!— contestó con entusiasmo, pero en sus ojos se veía la duda, tal vez por haber salido de la torre y ser su primera vez en la naturaleza.

Un silbido de la azabache alertó al búho que sobrevolaba sobre ellas haciendo que baje y se colocara en su brazo.

—Vuela y encuentra una cueva o lugar amplio— informó al ave quien emitió un sonido como afirmativa y alzó el vuelo hacia algún lugar cercano.

Miró como el búho se alejaba de la vista, confiando en que no se iría a su rollo y se olvidaría de ellas, aunque una parte de ella esperaba que se fuera y se volviera libre. Mientras tanto tomó a Rapunzel de la mano y la guio derecho para que no se distraiga con alguna otra cosa o planta que pueda llamar su atención.

Solo con caminar una decena de metros la azabache sintió como Rapunzel se subía encima de ella cómo si de repente el suelo fuera lava, pero pronto escuchó un ruido proveniente de los arbustos a su lado más las palabras rápidas que pronunciaba la rubia.

—¡¿Son rufianes, bandidos, mi madre?!— casi gritó mientras se aferraba a la azabache subiéndose encima de ella—. ¡¿Vienen por mi?!

Cassandra sin poder procesar nada solo blandio la espada y apuntó hacia cualquier cosa o persona que estuviera detrás de los arbustos, una mano le cubría parte de su rostro y su visión por lo que estaba media ciega en esos momentos y se orientaba por el sonido. No pasó mucho hasta que se vio como una bola blanca y esponjosa salía de los arbustos con un salto, un conejo era lo que le había dado tanto miedo a Rapunzel. Aunque ninguna de las dos podría haberse dado cuenta de que era solo eso, un conejo.

—Es solo un conejo Raps, no hacen daño, tranquila— intento calmar la mayor mientras guardaba de nuevo la espada e intentaba no perder el equilibrio con la rubia en su espalda, la adrenalina de no saber lo que pasaba y estar alerta le hizo soportar el peso extra.

Rapunzel bajó lentamente mientras miraba a la criatura peluda y esponjosa que la había asustado momentos antes. A paso lento se acerco al animal asimilando que era un animal que no es peligroso en absoluto, se quedó observando debido a que aún tenía miedo sobre la criatura desconocida.

—Es muy bonito— habló la rubia mientras volteaba la mirada hacia Cassandra.

—Lo son— contestó sin más mientras le ofrecía una sonrisa ante el descubrimiento de la menor.

Está también era la primera vez que la azabache veía un conejo real, lo único por lo que se podía guiar fue por las ilustraciones de los libros que hablaban de animales, y ahora confirmaba que los conejos eran indefensos y muy hermosos. Pero también debía haber criaturas peligrosas por el bosque, y con esa idea en mente miró al cielo esperando ver a su búho el cual no apareció de momento.

—Hay que seguir Rapunzel— concluyó Cassandra mientras avanzaba un poco esperando que la rubia se levantara y fuera con ella, lo cual sucedió en pocos segundo dándole un ultimo vistazo al conejo.

Siguieron caminando, esta vez Rapunzel al lado de Cassandra todo el tiempo debido al peligro que puede haber en la naturaleza y más mientras se hacía de noche, el sol estaba por ponerse así que necesitaban un lugar seguro por un tiempo. Pronto encontraron una cabaña o cantina, al principio tenía un letrero que indicaba su nombre. "El patito modosito"...

El Último Llanto  (Cassunzel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora