El Último Llanto (Cassunzel)

Cap. 16

—Si... Lo estoy —confirmó la azabache mientras desviaba la mirada estando un poco avergonzada, no creía que Rapunzel fuera tan atrevida.

Rapunzel le sonrió con ternura, se acercó y le depositó otro beso, esta vez fue corto y fugaz, sorprendió a la azabache que de primer momento se sobresalto, luego le devolvió el beso inclinándose hacia delante y besándola en la comisura de los labios. Se sentía tan inexperta que la ponía nerviosa.

—No sabes besar —se burló Rapunzel con una risita mientras volvía a inclinarse para tomarla de las mejillas y besarla, cómo si le estuviera enseñando.

El chillido de Pascal las sacó a ambas de su pequeña burbuja, se alejaron bruscamente y ambas se sonrojaron de la vergüenza, habían olvidado que tenían a otros dos pasajeros en el bote. El camaleón volvió a emitir el mismo sonido, como si preguntara lo que hacían, Rapunzel le contestó.

—No estábamos haciendo nada Pascal, solo eh.... —pensó en algo que les sirviera de excusa—. Estábamos hablando de cosas... Cosas privadas

Pascal volvió a emitir un pequeño chillido, parecía satisfecho con lo que su amiga le había dicho. El búho por su lado solo miró con complicidad a Cassandra quien se sentía nerviosa ante la mirada que la juzgaba, ¿enserio Owl iba a ser así todo el tiempo? Parecía que quería excavar en su alma todo lo negativo en ella y sacarlo a relucir. Pero no le sorprendía, era un animal nocturno por lo que suponía que tendría cierta oscuridad en su interior.

Rapunzel se volvió a Cassandra tras haber saciado la duda del reptil.

—¿Cómo es que sabes besar? —preguntó la azabache tras haberlo pensado un poco, pues la rubia no salía de la torre ni conocía a nadie más que a su madre, ¿entonces cómo había aprendido?

—Oh.. Ehh... —no sabía con certeza que responder ante eso, así que solo quedaba decirle la verdad—. Yo... Mi madre me lleva con hombres para... Para —no pudo evitar parar ante los incesantes recuerdos que la atormentaban, siempre le provocaban un nudo en la garganta.

—Oye... Esta bien, no me lo digas si no quieres —la abrazó y consoló acariciando su espalda, no quería verla llorar por lo que había pasado.

—No... Yo q-quiero decirte —dijo entre sollozos, si había una persona a la que le tenía confianza era Cassandra, no podía guardarse su secreto por mucho tiempo y era necesario decírselo ahora pues si se lo contaba en el futuro entonces podrían haber problemas de confianza. Y no quería que la azabache dudara de ella tiempo después.

Se alejó de la azabache y suspiro profundamente, esperaba poder calmarse para seguir hablando, se limpió las lagrimas y se trató de relajar, odiaba llorar con ese tema; pronto sintió unas manos suaves acariciar sus mejillas y ayudarle a limpiar las lagrimas, se concentró en que Cassandra la estaba acariciando y se dejó llevar por ella dejando de llorar y sonrojándose levemente. Estaba segura con ella.

—Mi madre... Me entregaba a varios hombres por dinero y ellos... Hacían varias cosas conmigo, me tocaban y... y —habló con toda la intención de mantenerse fuerte, las manos de la azabache seguían acariciando sus mejillas y eso le reconfortaba. Iba a decir algo más, pero fue interrumpida por Cassandra pues habló primero.

—Ya sé de lo que hablas —interrumpió mientras dejaba que dejara de hablar sobre el tema pues sabía que era complicado hablar de esas cosas y se suponía que estaban ahí para pasárselo bien con las linternas las cuales ya estaban encima de ellas e incluso rodeándolas—. No necesitas hablar del tema, no me iré de tu lado.

Rapunzel definitivamente no se esperaba esa reacción, esperaba que le dijera que era asquerosa y que quisiera volver a la orilla lo más rápido posible para irse y nunca más volver a verla, esperaba que le gritara todo lo malo y molesto de ella, esperaba que le pegara por ser una cualquiera cómo les llamaban a esas mujeres, esperaba que hiciera cualquier cosa, menos eso. Realmente la había tomado por sorpresa, pero estaba profundamente agradecida de que Cassandra fuera la excepción de sus pensamientos.