Viento.

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Seúl, Febrero 23, 7:00am. 

La radio anunciaba que una tormenta se aproximaba, hacía un frío insoportable, el cielo estaba nublado y el viento movía con fuerza las ramas de los arboles haciendo caer sus débiles hojas al suelo.

Es una casa enorme. Ese era mi pensamiento de todos los días cuando me disponía a hacer la limpieza de esta,  a pesar de solo tener un hijo, ponerla en orden era un arduo trabajo. Hace meses que venimos hablando sobre contratar algún servicio de limpieza que nos ayude con el caos, pero al final, nunca lo hacemos, nadie es realmente de nuestra entera confianza. 

—Espero que no sea el juego violento. — le dediqué una mirada amenazante a mi hijo que se encontraba debajo de la mesa con un videojuego entre sus manos, mirada que no percibió ya que tenía sus ojos clavados en la pantalla del videojuego. 

—No lo es mamá. — me contestó sin siquiera mirarme, debería de acostumbrarme.

—Charlie, ve a lavar tus dientes. —demandé viendo de reojo a mi esposo entrar a la sala de estar y prender el televisor.

—Ya lo hice mamá. —gritó desde el mismo lugar donde estaba hace unos segundos, pero esta vez soltó su videojuego y lo puso en el piso para poder verme al fin. 

—¿De verdad? Déjame ver. —estiré mi mano hacia él para ayudarlo a levantar e inmediatamente comencé a inspeccionar su pequeños dientes. — Al baño, vamos, se hace tarde.

—Pero mamá. —alargó el niño y caminó a la fuerza hacia el baño siguiéndome por detrás— Estás desesperándome. 

Esa frase la utilizaba alrededor de 30 veces al día para darme a entender que lo estaba volviendo loco con mis demandas de madre aburrida. 

Terminé de alistar sus cosas para la escuela, tomé su mochila, la lonchera y lo arropé junto a la puerta para esperar a su padre y que pudieran irse. 

—¿Cómo me veo? —preguntó mi esposo bajando las escaleras arreglando su saco en el camino. 

—Muy guapo. — le sonreí y me acerqué a besar sus labios levemente. 

Abrimos la puerta para salir y el viento entró a nuestra casa sin permiso, haciendo volar algunos papeles que teníamos encima del tocador y el polvo pegándose contra los muebles. 

—Tal vez no debería de salir hoy, el viento sopla muy fuerte y anunciaron una tormenta. —Trató de convencerme mi esposo, abriendo la puerta del coche para que nuestro hijo subiera.

—Tengo que hacerlo, alguien cumplirá años muy pronto. —sonreí divertida y le señalé con la cabeza a nuestro hijo ya dentro del auto, con la intención de que no supiéramos de que hablábamos.

—El niño bajó el vidrio de la ventana y asomó su cabeza. — Se de qué están hablando. Mamá, estás desesperándome. 

—Estás desesperándolo. —repitió Kai con una sonrisa burlona y subió al auto. — Ve con mucho cuidado, Jen. 

Asentí con la cabeza y los despedí con la mano y una sonrisa. El auto arrancó y volví adentro, donde todo era cálido y sin viento fuerte, pero, tenía que salir. 

Para mi desgracia mi auto estaba en el taller, tenía siglos en ese lugar y no lograban repararlo. Kai me había propuesto venderlo y comprar otro, pero era mi bebé, no lo dejaría. Así que sin auto por ahora, me tocaba viajar en taxi o en tren. 

A esta hora el metro era mucho más rápido que pedir un taxi, el tráfico era horrible por las entradas a los empleos y las escuelas, así que decidí alistarme lo más rápido que pude y viajar en el. No me tomaría mucho, solo debía encargar un enorme pastel de cumpleaños, algunos regalos y decoración para la fiesta que le tendríamos a Charlie. 

Caminé por las calles de Seúl lo más rápido que podía, pero el fuerte viento me lo hacía realmente difícil, además de las bolsas con las compras que había hecho. Definitivamente, regresaría en taxi, el problema es que, no podía conseguir uno solo. 

El viento me arrastró tanto que perdí el equilibrio y terminé no solo chocando con una chica que venía en dirección contraria a mi, sino que que caí sobre ella y los libros que cargaba en sus brazos. Mis compras quedaron regadas por todo el suelo y la mitad de ellas el viento ya se la había llevado. 

Joder. 







Infidelidad. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora