Solo yo.

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Habían pasado ya tres días desde que dejé a Lisa sola aquella noche. Ella continuaba llamándome y enviando mensajes de texto, pero yo no pensaba en responderle. 

Sé que jamás hablamos sobre mantenernos exclusivas, ya que por obvias razones yo no podía. Tal vez era un poco egoísta de mi parte el estar casada con otro hombre y no querer que ella tuviera encuentros con otras personas. 

No quería que ella viera a otras personas, no se lo que era esto pero simplemente la furia dentro de mi incrementaba al imaginármela con un chico u otra chica que no fuera yo.

A punto de servir la cena alguien llegó a casa, el timbre me sacó de mis pensamientos. Apagué el horno y fui a abrir. 

oh no. 

— Lisa... —mi corazón se detuvo. ¿Cómo se atreve? Salí al porche con ella y cerré la puerta. —¿Qué estás haciendo aquí? —quería gritar, pero lo único que hice fue reclamarle en susurros. 

—Vine a buscarte. No respondes mis llamadas, ni mis mensajes. — empezó calmada pero luego incrementó el nivel de su voz— No me diste otra opción. 

— Baja la voz, mi esposo e hijo están adentro. — me asomé hacia la casa abriendo un poco la puerta, no había señal de ninguno de los dos, todo estaba bien. 

—¿Qué? — su voz seguía subiendo— ¿Ya no quieres verme?

—Lisa cállate. — la tomé de la muñeca de una manera brusca, lo admito, pero estaba entrando en pánico. Sí Kai me veía con ella, no sabría que mentira decirle esta vez. 

La camioneta de Kai estaba estacionada a unos pasos, fuera de la cochera. Arrastré a Lisa hasta allá acomodándonos detrás de ella. Tal vez aquí no podrían vernos. 

—¡Au! — se quejó y se deshizo de mi agarre en su muñeca. No me di cuenta de que la sostenía tan fuerte. 

—Lo siento, no medí mi fuerza. — con su otra mano sostenía su muñeca lastimada y no me miraba. — Pero Lisa ¿Qué haces aquí? Puedes meterme en un gran problema

—Lo sé. —dijo ya mucho más calmada y levantó su vista hacia mi. — Pero no supe que pasó aquella noche, tampoco querías responderme mis llamadas, no sabía que más hacer. 

Tal vez era momento de ser sincera con ella y decirle que me puso tan mal. Sí ella hizo el esfuerzo de investigar mi dirección y venir hasta acá, creo que se lo debo. 

—Le estoy siendo infiel a mi marido, Lisa, la culpa me carcome por dentro, pero cuando estoy contigo todo eso se me olvida. Solo quisiera que las cosas fueran más fáciles para mi. Necesitaba pensar en que hacer... 

— ¿Quieres estar conmigo? — soltó de repente, como sí llevara tiempo aguantándoselo. Levanté mi mirada hacia ella, creo que mis ojos se abrieron como platos. ¿Me estaba preguntando lo que creo que me está preguntando?  No me dio tiempo de responderle porque continúo.  —Ya sabes, estar conmigo bien. Sé que estás casada y todo eso, realmente "bien" no sería la palabra, pero podríamos estar... juntas. — terminó y se encogió de hombros dándome una sonrisa tímida, nunca había visto este lado de ella. 

—No lo sé... tu sales con otras personas. — sin darme cuenta giré los ojos y pude notar un sonrisa divertida en ella. 

—¿Estás celosa? —sonrió amplio. Me encantaba esa sonrisa. 

—¿Qué? Claro que no. —me hice la ofendida y me crucé de brazos. De vez en cuando veía de reojo la puerta y las ventanas de mi casa para asegurarme de que nadie nos veía desde adentro. 

—Oh bien, supongamos que te creo. Te propongo algo. —inmediatamente me puse nerviosa— Dejaré de salir con chicos... y chicas, seré exclusiva solo de ti. 

¿Ella sería capaza de hacer eso por mi? 

—¿En serio? — pregunté atónita. Alguien tan libre como Lisa quiere dejar sus aventuras por una relación que no tiene pies ni cabeza, y que para colmo, es arriesgado y nada seguro. —¿Por qué harías eso?

—Porque me gustas Jennie. 

No. Puede. Ser. 

Quería treparme sobre ella y besarla hasta el cansancio. 

—Pero.... —oh vamos, lo sabía. No todo puede ser perfecto, seguro se arrepintió de lo que había dicho. — Tú debes serlo también. Debes de ser exclusiva conmigo. Solo yo. 

Me quedé callada y quieta por unos minutos pensando en como jodidos haría eso. Negarle sexo a mi esposo, no levantará sospechas, claro. 

—¿Sin sexo con Kai?

—Sin sexo con Kai. —confirmó— Ni besos. 

QUÉ. 

Me removí incomoda sobre mis pies y me recargué en la camioneta, creo que esto será muy difícil.

— Lisa... No puedo.

— ¿No puedes?... ¿O no quieres?

—No puedo. Llevo una vida de casada desde hace 8 años, tenemos un hijo juntos. A decir verdad no tenemos problemas maritales, no puedo pagarle siéndole infiel de esta manera. Negándole además sexo al que es mi esposo, además... no he dejado de quererlo. 

Era verdad, Kai fue mi primer amor y estamos juntos desde la preparatoria. Todo ha ido bien y aún lo quiero, lo que no se es con que intensidad lo hago. 

—Bien Jennie. Entiendo, vuelve adentro con tu esposo. — Su voz sonaba herida y un poco molesta. Lo arruiné. 

A pesar de saber que no era correcto también quería esto. Supe que ella era diferente el primer día que la vi directamente a los ojos y si, quería estar con ella también. 

Sabía perfectamente la reacción que tendría. Iba a irse, así que me adelanté y tomé su mano impidiendo que avanzara.

—No Lisa. —subí mi mano por todo su brazo y la atraje a mi para luego tomar sus mejillas entre mis manos.— Acepto, quiero estar contigo aunque sea de esta manera. Te prometo que no haré nada con el ¿si? 

Ella no sonrío como esperaba, con su mirada buscaba dentro de mis ojos alguna pista de que le estuviera hablando con la verdad. No me creía. 

Apartó mis manos de su rostro y se alejó de mí. Mis brazos cayeron con peso a mis costados.

Lisa se giró y camino saliendo del jardín de mi casa hasta cruzar la calle, la perdí de vista. 

Suspiré pesadamente y cubrí mi rostro con mis manos a manera de frustración. La cagué, Jennie Kim siempre la caga. Me ofreció lo que le pedí a gritos y me negué gracias a mi miedo. Para cuando me di cuenta ya era tarde, ella no me creía. Ahora debo arreglar este problema con Lisa por andar hablando de más. 

Por primera vez se lo que quiero. La quiero a ella. 







Infidelidad. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora