Karma.

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El día siguiente no fue mejor, no paré de llorar en toda la mañana. Pero aún así me levanté, me arreglé, llevé a mi pequeño a sus clases y me dirigí al supermercado. 

Pareciera que el clima y yo estábamos conectados y destinados a llorar todo el día, las fuertes lluvias no había cesado desde que amaneció. 

Mientras recorría los pasillos del super, imagenes de Lisa y de mi hijo llenaban mi cabeza. Era como sí mi propia razón me pusiera a elegir entre ellos dos. No lo pude evitar y también lloré ahí, en el pasillo de los lácteos, junto a la leche. 

Ni siquiera terminé las compras pero decidí que era suficiente. Caminé a la caja y pagué por lo que había tomado. Quería ver a Lisa y descubrir qué hacer con esto que sentía. Llamé a su celular y el buzón de voz me respondía de nueva cuenta. Lisa siempre tenía su teléfono apagado y estaba poniéndome nerviosa del saber por qué.

Llegué a la calle de su departamento, la lluvia era fuerte pero pude verla. Ella corría bajo la lluvia con una chica alta, delgada y pelirroja, tomada de su mano. Una serie de celos empezó a crecer en mi. Por el espejo retrovisor alcancé a verlas que se refugiaron en la librería de la siguiente cuadra. No podía dar vuelta puesto que la calle tenía solo un sentido de dirección, así que aparqué frente a su departamento y salí de mi coche, corriendo bajo la lluvia tras ella. 

Entré a la librería buscando su cuerpo por todos lados, la escuché reír. Seguí el sonido de su voz y me oculté detrás de un estante con libros.

—Este es nuevo, es una novela romántica. — escuché a Lisa hablar con aquella pelirroja de piernas largas.

Ellas estaban demasiado juntas pero ambas me daban la espalda. Rieron de algo que la chica desconocida dijo y vi pasar su mano a la espalda de mi Lisa, bajandola hasta que alcanzó su trasero y la acercó a ella. 

Mis celos se dispararon y me abalancé sobre el cabello teñido de la chica, tomándolo con mis manos con fuerza. 

—¿¡Estás loca!? ¡Suéltame! 

—¿¡Jennie que haces!?

Quería golpear a la chica pero Lisa me tomó de la cintura por detrás tratando de alejarme de ella. Su brazo rodeaba todo mi cuerpo con fuerza y me sacó a rastras del lugar. Las personas nos veían asombradas por dar tal espectáculo como ese en un lugar público. Al sacarme a la calle Lisa le gritó a la chica un "lo siento, Rosie" y me llevó de camino a su departamento. Su agarre en mi brazo me decía que estaba muy molesta, bueno, eso y que no me miraba. 

Cuando entramos al ascensor y tuvimos un poco de privacidad solté.

—¿¡Quien es ella!?... ¿Cuántas son? ¿cinco, diez?

Lisa giró su cara hacia mí bruscamente, la ofendí.

—¿Quien soy yo? ¿Soy la del lunes? ¿Me equivoqué de día? —seguí tirando ofensas hacia ella. 

—Solo es una amiga. ¿Entiendes? ¡Solo una amiga! —repitió un poco más fuerte. El ascensor se detuvo en su piso y las puertas se abrieron. 

—Me prometiste que dejarías atrás tus "conquistas" para estar conmigo. ¡Eres una mentirosa de mierda!

—¿Yo? —se paró frente a mi, solo centímetros me separaban de sus labios— ¿Yo soy la mentirosa? JÁ. —se burló de mí, sabía exactamente a qué se refería. 

Bajó del ascensor caminando con paso duro a su departamento. 

—No puedo seguir con esto. —presioné el botón correcto para regresar abajo y Lisa corrío hacia el ascensor de nuevo, impidiendo que este cerrara. 

—Bien. Vuelve a tu zona recidencial. —traté de quitar sus manos de las compuertas pero por alguna razón ella era más fuerte que yo. — A tus clases de tenis y la hora del té. ¿¡Qué estás haciendo conmigo!?

Me gritó y la empujé para salir del ascensor. Estábamos gritando en el pasillo. 

—¡Eres una estúpida Lisa! 

—Y tu piensa en quién es la mentirosa aquí. 

—¡Jódete!. 

Caminé hacia las escaleras para volver ya que el ascensor no lo podía tomar, en el camino sentí el agarre de Lisa contra mi cuerpo, me detuvo en seco. Sus movimientos bruscos hicieron que me estrellara de espaldas contra la pared y luché contra ella ya que pedía que me detuviera. 

Con una mano me detuvo contra la pared y con la otra me tomó del cuello y juntó sus labios contra los míos. Luché contra el deseo y el amor que sentía por ella y me resistí a sus labios, golpeándola en el pecho y tratando de alejarla de mi. 

—¡No Lisa, déjame! ¡Esto se terminó! 

Mis palabras no surtieron ningún efecto contra ella, al contrario, parecía excitarle de sobre manera que me resistiera a su cuerpo caliente. 

Luego de unos segundos de lucha, no pude reprimir más mis deseos de que me cogiera en pleno pasillo, a la luz del día. Tal vez estar en ese lugar encendía más nuestra lujuria por la adrenalina de pensar que alguien podía vernos o escucharnos haciendo el amor. 

Correspondí a sus besos húmedos gustosa, la abracé por el cuello y enredé mi pierna derecha sobre sus caderas para sostenerme. Sus manos deshicieron el botón de mis jeans y adentró una mano en mis bragas para frotar mi clítoris con vehemencia, mi calentura subió hasta el cielo, no fue hasta que dos de sus dedos se encajaron dentro de mi que exploté con satisfacción.

Lisa sacó sus dedos de mi y los llevó hasta su boca, lamiendo la humedad que dejé en ellos. Tomé sus labios con mi boca y nos adentré en su departamento para seguir entregándome a ella en cuerpo y alma, como cada día. 

Por supuesto que esto no se ha terminado. Pensé. Pero la tonta Jennie, no sabía que su perfecto esposo tenía otros planes. 

Kai había pagado a un detective privado para investigar a Lisa hace unas semanas atrás y descubrió que le era infiel con ella. Conservaba fotografías de mi con Lisa paseando por las calles de Seúl, saliendo del cine, fuera de su departamento y besandonos en plena calle.

Un día con mucho valor, se atrevió a ir al departamento de Lisa. Quizá solo quería verlo, quizá solo quería verla a ella y entender por que le era infiel con una mujer. Quiero pensar que no tenía nada planeado con lo que pasó ese día. 


Infidelidad. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora