Venganza.

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flashback...

KAI POV. 

Conseguí entrar al edificio donde vivía esa chica, con algo de suerte, pude encontrar el piso y departamento exactos. Unos golpes en la puerta y ella atiende, vestida con su bata de baño, debajo de ella, solo se alcanzaba a ver los tirantes de su sujetador con encaje. 

—¿Si? — pronunció al abrir la puerta, ella jamás me había visto antes, lo supe porque no se inmutó al verme frente a su puerta.

La miré de pies a cabeza, a decir verdad no sé lo que pensé de ella. Su manera de vestir era algo provocativa, por un momento pensé que en podía tratarse de una chica que se gana la vida vendiendo su cuerpo, pero parecía alguien con clase, era hermosa lo admito y despertó cierta curiosidad en mi. 

—¿Eres Lisa Manobal?

—Soy yo. — respondió con algo de curiosidad.

—¿Que edad tienes? —Se veía mucho más joven que Jennie y por ende, más joven que yo. Su juventud era algo que me sorprendía. Estaba seguro que lo que tenía con mi esposa era solo una aventura sexual más para ella. 

—¿Quién es usted?— ignoró mi pregunta y contestó con otra. No daría información a alguien desconocido, chica lista. 

—Kim Jong-in. — se encogió de hombros, realmente no sabía de que le estaba hablando. — Esposo de Jennie.

Su rostro se desfiguró inmediatamente. Creo que jamás creyó que me vería, conocería o me tuviera frente a ella hablándole.

—¿Puedo pasar?

—Si, claro... —Lisa se hace a un lado dejándome pasar. 

Inspeccioné la casa de Lisa con detenimiento, admirando sus innumerables pilas de libros por todo el piso del departamento. No me sentía asombrado por la cantidad de libros, más bien, mis pensamientos volaban a imaginarme a mi esposa y esta chica cogiendo en cada rincón de ese pequeño departamento. 

—¿Quiere una copa? —me ofrece, realmente no se entera de la gravedad del asunto.

—Claro, ¿por que no?

—Tengo whisky, vodka, vino blanco... —Lisa se calló después de eso, mencionar el vino blanco fue un error. Era el favorito de Jennie, lo tenía por ella, estaba seguro. 

—Vodka está bien. — contesté dejando pasar el comentario sobre el vino blanco.

Lisa acomodó su flequillo, pude notar que lo hacía constantemente cuando se ponía nerviosa. Caminó a la cocina y sirvió dos copas. Me entregó la mía. 

—Dime como fue que conociste a mi esposa...

—Por accidente... —contestó — Fue en la calle, había mucho viento y ella se lastimó la rodilla...

—Oh, eres tú. — la interrumpí y cerré los ojos con fuerza recordando aquella anécdota que me contó Jennie en nuestra habitación. Quería darle una botella de vino como agradecimiento. Que idiota.  —¿Aquí es donde se ven?

—Si... la mayoría del tiempo.

—¿Así que llegan a salir?

—Depende, algunas veces salimos...

—¿Le gusta? ¿A Jennie le gusta este vecindario?

—Oh si, es más interesante que el suburbio. — creo que Lisa se armó de valor y comenzó a alardear.

—¿Sabes que tenemos 8 años de casados? — que alardeara sobre que a Jennie le gustaba más la ciudad por ella me afectó. —Tenemos un hijo.

—Si, me lo dijo. — Ella termina su copa y me ofrece servir otra más, lo cual acepté y vuelve a rellenarlas.

Tomo la copa de sus manos y mis dedos rozan con sus nudillos. Una sensación extraña recorre mi cuerpo e imagenes de mi mujer y ella desnudas sobre la cama aparecen en mi mente. La imagen cambia y ya no veo a Jennie, sino a mi sobre ella haciéndole el amor. 

Despejo la mente tratando de olvidar lo que imaginé y camino por el departamento hasta llegar a la habitación. Me detengo en seco al notar la cama recién desordenada y la ropa de Lisa en el piso. Cosa que no ayuda a concentrarme. 

Me acerco a la mesita de noche y noto un objeto en ella, tomándola en con mis manos. Aquella esfera de nieve con destellos dorados, tenía por nombre "ciudad del viento" era romántica, se la regalé a Jennie en un viaje a Chicago. 

Presioné un pequeño botón en la parte trasera de la esfera y ésta comienza a tocar una melodía fina de piano.

—No sabía qué hacía eso. — comenta Lisa abriendo sus ojos ante la sorpresa.

—¿De dónde la sacaste?

—Fue un regalo.

—¿De ella? — miré fijamente a Lisa pero esta no respondió, no hacía falta. —¿Por qué haría eso?

—No lo se... Tal vez quiso comprarme algo.

—No te lo compró. Yo se lo regalé a ella.

Lisa suspira pesado, no tenía idea. Comienzo a llorar, lágrimas saliendo de mis ojos y empapando mis mejillas sin control me estaban haciendo parecer alguien débil. Estaba entrando en pánico, mis pensamientos ahora no eran nada sanos. 

—No puedo hacerlo. —susurré a duras penas, comenzaba a sentirme mareado. — No me siento bien.

—¿Que? ¿Quiere un poco de agua?

—No me siento bien. — me puse de pie con la vista nublada, no pensé realmente en la consecuencias de mis actos. Tomé con ambas manos la esfera dorada y golpeé a la chica frente a mi en la cabeza con ella.

El cuerpo de Lisa tardó en reaccionar ante el ataque. Chorros de sangre caían por su frente pegando su flequillo en ella, tocó su cabeza con las manos y estas se empaparon de sangre.

Su cuerpo se desplomó hacia un lado y cayó sobre una pila de libros inconsciente. Un golpe fue suficiente para terminar con la vida de la chica que me arrebató a mi primer y único amor.   

Infidelidad. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora