Contigo.

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—¿Qué haces aquí Jennie? 

A pesar de recibirme con una cara de pocos amigos abrió más la puerta y se hizo a un lado dejándome pasar a su departamento. 

El día anterior no pude detener a Lisa después de arruinar su petición de estar conmigo. Así que aquí estoy, un domingo a las 7:10am, desvelada, con ojeras, mucha hambre y sueño, pero no podía esperar un minuto más. 

—Buenos días a ti también. —me adentré caminando hasta la sala donde dejé mi abrigo y bolso. 

Cerró la puerta y caminó hasta el sofá de al lado para acomodarse en el. Se sentó y acercó sus rodillas al pecho, tal vez tenía frío, creo que la acabo de despertar. Llevaba una pijama blanca con patos dibujados, era una imagen demasiado tierna. 

—Lisa. — tenía su mirada fija en el suelo pero cuando la llamé la levantó hacia mi. Camine a ella y me senté a su lado en el sofá. De mis labios no salía ni una sola palabra. Antes de venir aquí tenía mil cosas que decirle, y ahora, no podía ni decir pio.  

—¿Qué? — giró su rostro para poder verme directamente— Sí no tienes nada que decir entonces no deberías de estar aquí. 

Silencio. 

Lisa se levantó del sofá y fue directo hasta la puerta principal nuevamente para abrirla. 

—Vete. 

¿Qué? NO.

—Vete Jennie. 

Me faltaba la respiración, no quiero que esto se termine así y ahora. Acto seguido volvió por mi al sofá tomándome del brazo forzándome a ponerme de pie. Me sacaría a la fuerza, tenía que hablar ya. 

—No, espera. —me libré de su agarre y me tambalee un poco sobre mis pies manteniendo el equilibrio cuando hice fuerza— No hagas esto Lisa, por favor. Estoy aquí, ahora soy yo la que viene a buscarte. Quiero estar contigo, te lo juro. 

Comenzaba a ver borroso gracias a las lágrimas que se contenían en mis ojos queriendo salir. Sabía que si dejaba salir tan solo una lagrima, no podría parar de llorar durante horas. 

—Quieres estar conmigo pero también estar con él. No te pedí que lo dejaras, solo no tengas relaciones con el. 

Realmente no entendía el por qué, pero de igual manera iba a aceptarlo. No es como que Kai y yo tuviéramos nuestra vida sexual tan activa como cuando íbamos a la universidad. 

— No lo haré. Te lo prometo, no estaré con él. — me acerqué a ella lentamente, no quería que me golpeara por no aceptar que la tocara. No vi riesgo y tome su rostro entre mis manos — Solo quiero estar contigo... —busqué su mirada y pude darme cuenta que se rindió. Aproveché y tomé sus labios con los míos, sí se iba a negar a la relación, por lo menos trataría de despedirme de ella de esta manera para jamás olvidarla. 

Profundicé el beso y ella me dejó entrar a su boca con mi lengua, sabía a menta. Empujé su cuerpo suavemente hasta dejarla tendida sobre el sofá y subí a horcajadas sobre ella sin despegarme de sus labios. Me separé un poco y levanté mi blusa, sacándola por mi cabeza. Mi pecho subía y bajaba. Unos cuantos besos y ya estoy excitada

Quité el seguro de mi sostén y me deshice de él. Volví a sus labios, sentía las manos de Lisa jugar con mi vientre desnudo hasta que subieron a mis pechos y los atrapó con sus manos. Bajé una de mis manos y la introduje en medio de nuestros cuerpos calientes hasta alcanzar el borde del pantalón de su pijama, la metí dentro de él. Esta vez llevaba puestas sus bragas, estaban empapadas y di un salto de alegría. Metí mi mano también dentro de ellas y comencé a estimular su clítoris en mis dedos índice y medio, dando masajes en círculos sobre él. 

Lisa se retorcía bajo mi cuerpo y soltaba pequeños gemidos, los cuales atrapaba con besos gustosa. Saqué mi mano de su centro, no quería que se corriera aún. Desabotoné la camisa de su pijama, no llevaba sostén por lo cual solo la dejé abierta. Volví a besar sus labios, bajé por su mandíbula y me acerqué a su cuello para morderlo dejándole marcas de mis dientes. 

Bajé un poco más sobre su pecho y alcancé uno de sus pezones ya erectos. Recorrí sus senos con mi lengua y mis dientes. Lisa se apoyó sobre sus codos cuando me concentré en su vientre plano, rodeando con mi lengua su ombligo.

Me bajé de ella un momento y tiré con fuerza del borde del pantalón de su pijama para desnudarla por completo. Lo arrojé detrás de mi y volví para bajarle bragas recorriendo con mis dedos sus largas piernas. 

La tenía desnuda frente a mi y me daba la impresión y la confianza de que podía hacerle lo que se me antojara. No lo pensé dos veces y me acomodé entre sus piernas. Lisa suspiró.

—Quiero estar contigo Lisa... — tomé sus muslos y abrí sus piernas. — ¿Quieres estar conmigo? — pasé mi lengua por sus pliegues recogiendo con ella el liquido blanco con aquel sabor característico de Lisa. 

Ella asintió con la cabeza, se que estaba reprimiendo sus gemidos y por eso no respondía. Podía ver lo que hacía con su centro, me veía desde arriba. 

—Contestame Lisa. — tomé su clítoris con mis labios y comencé a succionarle a un ritmo lento.

—Si... — respondío en un susurro. Sabía que la tenía  al borde ya que su hendidura no dejaba de producir líquido caliente. 

—¿Qué? No te escuché. — acerqué mi dedo índice en su vagina y froté a su alrededor mientras pasaba mi lengua por su clítoris ya hinchado. 

—Si, si quiero. — dejó caer todo su peso sobre el sofá y gemía con ganas. — Quiero estar contigo. 

Sonreí y adentré mi dedo en ella, atrapando su clítoris nuevamente sobre mis labios para poder succionarlo esta vez con más fuerza. Agregue mi dedo medio a su hendidura y mis movimientos se hacían más rudos, entraban y salían facilmente de ella gracias a su extrema lubricación.

La sentí tensarse de pies a cabeza y soltó un gemido que retumbó en todo el departamento. Se corrió sobre mis dedos, y pude confirmarlo ya que aquel líquido blanco parecía no poder terminarse sobre mi boca.  Temí por haberla dejado seca. 

Besé sus muslos y me subí en ella hasta alcanzar la altura de su rostro. 

—También me gustas Lisa. 

Abrió sus ojos y su sonrisa enorme apareció en su rostro. Me sentí ganar la loteria. 



Infidelidad. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora