Dolor.

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Había pasado una semana entera desde que vi a Lisa por última vez. Quería pensar que cometió algún tipo de fraude y huyó de nuevo a Tailandia o tal vez a París con su amigo, que ahora que lo pienso, debe de ser su esposo. 

Desde que la policía visitó mi hogar supuse que no era buena idea llamarla o enviarle mensajes, sabían que tenía mi número de teléfono, eso quiere decir que tuvieron acceso a su departamento para la investigación. No podía arriesgarme a que en su teléfono aparecieran llamadas ni mensajes mios buscándola, menos diciéndole que la amo y la extraño, y que la esperaría para irme con ella a donde fuera.  

El día de acción de gracias lo pasamos en nuestra casa con nuestros familiares. Charlie ya tenía vacaciones escolares. 

Después de todo el alboroto por el día de acción de gracias, el domingo siguiente tenía el clima perfecto para salir al jardín, a pesar de ser invierno el sol pegaba fuerte y decidimos colocar algunas nochebuenas para la llegada de navidad. 

Charlie jugaba en el césped con su pelota mientras Kai y yo nos arrastrábamos en la tierra cargando las flores que queríamos colocar. Entonces, vi a los detectives llegar nuevamente a mi hogar. Me paré de inmediato con el corazón en la mano, Kai me siguió. 

— Señora Kim, buen día. Disculpe por molestarla en Domingo. — los detectives se acercaron hasta nosotros. —Soy el detective Dean y el es detective Mirojnick. Policía de Seúl. —se presentaron esta vez con Kai. 

—Claro, un gusto.

—Esperábamos poder hablar con ustedes dos unos minutos. 

—Por supuesto. Charlie iremos al porche un segundo, no cruces la calle. —Kai indicó a nuestro hijo y seguí sus pasos adentro. 

—No sé sí su esposa le dijo que venimos hace una semana. Es sobre Lisa Manobal. 

—Así es, es sobre la mujer que desapareció ¿no es así? — Kai me miró unos segundos. ¿sabrá algo de Lisa?

—Ya no está desaparecida... —agradecí a Dios, la encontraron. —Hallaron su cuerpo el viernes. 

Sentí que perdía todas mis fuerzas, mi cuerpo pudo debilitarse en menos de un segundo cuando escuché al detective decir aquello. Lisa, mi Lisa, estaba muerta. 

Reprimí con gran esfuerzo mis ganas de echarme a llorar y golpear todo lo que estuviera a mi paso. El nudo en mi garganta se hacía más y más grande conforme cada segundo que pasaba. Me quería morir. 

—Vaya... es horrible escuchar eso. — Kai rompió el silencio que se había formado. 

—Señora Kim, ¿recuerda donde conoció a la señora Manobal? — el detective Dean se acercó a mí y me era casi imposible escapar de su mirada. Respiré hondo.

—Se los dije... 

—No señora, no nos lo dijo. 

—Lo siento. —no puedo respirar. — Yo... ya lo he olvidado. Recaudando fondos me parece.

—¿Estaba con ella ese día señor Kim? — Kai me miró con una mirada triste. Lo sabía. 

—Si, si. Creo que si. — mi esposo estaba ayudando con mi mentira a la policía. 

Lo miré atónita. ¿Realmente estaba pasando esto?

—¿Entonces tal vez conoció a la señora Manobal?

Lo pensó unos segundos, luego comenzó a negar.

—No... no que yo recuerde. 

—Tal vez la reconozca. —el detective sacó una fotografía de Lisa envuelta en un plástico para cubrirla de la suciedad y las huellas. ¿Era evidencia tal vez?

Kai apenas tomó la foto para soltarla y negar que la conocía.

—¿Es ella? — el detective me entregó la foto y la vi con detenimiento. Había visto esta foto antes, estaba sobre la mesita de noche junto a su cama. Lisa era hermosa. Quería quedarme con esta foto por lo menos, pero sabía de antemano que pedirla no era un opción. 

—Si... es ella. —le devolví la fotografía, para mi mala suerte, y pude sentir la mirada penetrante de Kai sobre mi. 

—¿Señora Kim, alguna vez estuvo en su departamento?

—¿Qué? No... —esperen, ¿me culparán de esto? ¿sabría la policía que éramos amantes? — Yo casi no la conocía... Y no sabía que tenía mi número telefónico. 

—Quizá, usted le atraía. —comentó el detective Mirojnick. Definitivamente sabían algo. 

—Oigan, ya basta. Es suficiente. —Kai trató de cortar la situación a la que esto nos estaba llevando. 

—Dice que no visitó nunca su departamento. ¿Que me dice del vecindario? ¿Suele visitar ese lugar?

—No... 

—¿No muy seguido o no nunca?

—Nunca. —contesté inmediatamente. — No recuerdo la última vez que estuve en SoHo. 

—Fue hace cuatro semanas, señora Kim. —me quedé helada, ¿tendrían pruebas de que iba casi todos los días? — La multaron frente al edificio de Manobal. 

—Oh es verdad. Me reuní con unas amigas en un café cercano... Lo olvidé. Con Irene y Wendy, te lo dije Kai... 

—Es cierto, si... —Kai seguía apoyándome. Era cierto que le había comentado mi incómoda salida al café con aquellas mujeres. Pero una parte de mi sabía que Kai temía que me culparan por esto. 

No podía seguir en calma y Kai al verme sentarme en la banca del porche lo supo. Estaba nerviosa, intranquila y con un dolor en el pecho que sabía que jamás desaparecería, mi Lisa jamás volvería por mí. 

—Escuchen... mi esposa ya les dijo todo lo que sabe, al igual que yo. Sí no les importa, queremos pasar tiempo con nuestro hijo. — Kai habló duramente hacia los detectives. 

—Está bien. Que pasen excelente fin de semana. — los detectives volvieron a su auto y se marcharon de nuestra casa. 

Nos quedamos unos momentos en el porche de nuestra casa viendo a Charlie jugar y no pude retener ni un momento más mi dolor, mis lágrimas salían de mis ojos sin permiso, empapando mis mejillas. Me dolía, una parte de mi había muerto junto con aquella chica Tailandesa de cabello dorado. 












Infidelidad. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora