Nos miramos fijamente a los ojos por una fracción de segundo, pero en mi mente, se sintió como toda una eternidad. Reaccioné y quité mi mirada de la suya.
— Tengo que irme. Gracias. —sostuve fuertemente el libro sobre mi pecho y avancé para poder irme.
— ¿Sabes por dónde salir?
— Eso espero. — Caminé pasando por su lado y giré hacia la izquierda, por donde yo supuse que había entrado en primer lugar.
— Esa es mi habitación. — Su voz corrigió mi camino y nuevamente mis mejillas ardieron de pena. Suspiré y volteé hacia la derecha. — Gusto en conocerte, Jennie. Sí necesita más libros o atención médica, vuelve.
Salí de su casa, ya no hacía tanto viendo como hace unos minutos. Corrí hacia la estación del tren, no podía perder otro ya que era el último.
Llegué a casa con la mitad de las compras que hice, ya que las demás habían desaparecido por las calles gracias al viento. Abrí la puerta y me recibió Dan, el cachorro de mi hijo.
—Hola Gloria. — Saludé a la niñera. Apenas se escuchó mi voz y mi pequeño hijo apagó la televisión de inmediato, estaba viendo la lucha libre. ¿de verdad?
— Ya iba a apagarla. — corrió el pequeño hacia mi y me abrazó por las piernas. Sin querer, con sus manitas rozó mi rodilla herida e hice un sonido de dolor.
Me senté en una silla del comer y quité la bandita de mi herida.
—¡Wow! Que asco. — admiró Charlie la sangre. — ¿Te peleaste?
— No. Solo me caí. — sonreí divertida, ¿por que me pelearía?
—¿Te duele?
— Un poquito.
—¡Genial! — Corrió escaleras arriba y su cachorro lo seguía con emoción.
— ¿A dónde vas?
—Por la cámara. —gritó desde arriba y bajó con ella colgada al cuello— Estudiamos la sangre en clase de ciencias. Bien, ahora, finge que te duele mucho.
Hice una cara de dolor para mi hijo y el flash me deslumbró el rostro.
***
—La derribó el viento. Sangró y todo, papá.
— Todo un fotógrafo. — comentó mi esposo entrando a nuestra recámara de la mano de nuestro hijo y con la otra me mostraba la foto que me había sacado hace unas horas. — ¿Estás bien?
—Me caí como una anciana. Fue muy vergonzoso.
—Papá miras las fotos. — Charlie sacaba más fotografías de su estuche y se las entregaba a Kai.
— Al menos hay evidencia. ¿Podemos demandar a alguien? — que chistoso.
— No. — Mi hijo comenzó a dar vueltas por toda la habitación haciéndome reír— Hubo una chica muy amable que me ayudó.
—Fue algo así papá, como un remolino. — seguía dando vueltas, me causó mareo verlo y me recosté sobre la cama.
— Vivía cercas. Me dio unas banditas y me consiguió un taxi. — mentí.
— ¿Y era linda?
Le dí mi mirada de desaprobación. Los hombres pueden coquetear con cualquier chica sin siquiera haberla visto en su vida o imaginarse cómo luce.
—Estoy mareado. — mi niño al fin se quedó quieto.
— Charlie, ¿hiciste tu tarea? — preguntó mi esposo entrando al baño.
— No. No le entendí nada.
— Vamos. Te ayudaré y después tu me ayudas con la mía. —salió del baño y le ofreció su mano para salir de la habitación. — ¿Tienes su nombre? ¿de la chica?
Me sorprendió.
—Podemos enviarle una botella de vino. Digo, un vino barato. —sonrió y desapareció de mi vista.
***
Saqué de mi bolso el libro que me había obsequiado Lisa y lo acomodé en un estante junto a la puerta de mi habitación.
—Jennie, quédate ahí un segundo. — Kai estaba sobre la cama y sostenía una videocámara nueva apuntando hacia mi. — No encuentro donde hacer zoom.
—Listo. Lo encontré. — Dicho esto comencé a acercarme lentamente a el. Subí a la cama y caminé de rodillas sobre ésta hasta quedar frente a él.
Bajé provocativamente el tirante de mi pijama y tapé el lente de la cámara con mi mano. Me subí encima de su cuerpo, acaricié sus mejillas y besé sus labios con suavidad.
Busque su mano con la mía y la lleve directo a mi pecho para que empezara a acariciarme. Eso lo hizo reaccionar ya que me recostó sobre la cama poniéndose encima de mí y continuó besando mis labios aumentando la intensidad.
— Creo que logré hacer un zoom. — soltó entre besos y yo no pude evitar una carcajada, ya que sabía a qué se refería, es decir, algo estaba presionando mi pierna.
—¡Papá!
Mierda.
Dejamos de besarnos, los gritos de Charlie se escuchaban por toda la casa.
—¡Mamá! ¡No puedo dormir!
— Yo iré. — Kai se levantó de mi cuerpo y salió de la habitación. — Volveré, no te duermas.
No volvió, Charlie tuvo pesadillas toda la noche por lo que se quedó a dormir con el. Sumen otra noche sin sexo a la lista.
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Infidelidad. - Jenlisa.
FanfictionJennie Kim narra su vida perfecta de mujer casada y los problemas que enfrenta cuando inicia una aventura romántica con una encantadora chica Tailandesa que conoció en las calles de Seúl. Historia respaldada por pluma y papel. Todos los derechos son...