El café II.

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Volví a la mesa después de 15 minutos y me senté en mi lugar arreglandome el cabello.

—Aquí estas, empezaba a preocuparme. —comentó Irene, pasandome una pequeña cuchara para mi café.

—Oh no, estoy bien. — sonreí y mis mejillas ardieron.

—Creímos que te había atacado una chica enamorada. — Wendy sopló de su café y me señaló con su cabeza a Lisa que venía despacio hacia la barra.

—¿Qué chica? — fingí no verla y tomé mi café entre mis manos evitando las miradas.

—¿No la viste en la barra? Tiene un letrero que dice "lesbiana" en la frente. —Irene lanzó el comentario más estúpido que había escuchado. Me trague mi coraje.

—Oh... —me encogí de hombros— Nunca veo nada...

—Tienes un botón abierto. —Irene me señaló el botón y su mirada volvió a ser juzgante.

—Gracias... — dije apenada y abroche mi vestido rápidamente.

—Oh mira, es ella. — dice Irene haciendo un gesto con su rostro hacia la barra y me giré para ver a Lisa.

—Es linda. —me limité a decir.

—Es muy linda. Sí me volteara a ver caería de espaldas. — Sabía que Wendy era bisexual desde que estaba en la universidad, pero no creía que aún lo comentara.

—Claro que no, tienes razones para no hacerlo. — atacó Irene esta vez.

—¿Que? ¿Cuales?

—Primero tus hijos y Adam después. —lanzó Irene. Exacto, Wendy también estaba casada y tenía dos niños pequeños.

—Por favor Irene, sabes que no tendrían por qué enterarse. Podría ser algo que haga yo sola, para ampliar mis horizontes —No sabía que Wendy pensaba de esa forma. Yo solo me limité a escuchar su discusión. — Sería como tomar clases de cocina.

—Tener una aventura no es como tomar una clase de cocina. — se defendió Irene.

—Podría serlo...

—No, comenzaría así, pero luego algo pasaría. Alguien se entera o alguno se enamora y todo termina en un desastre. — Irene toma un sorbo de su café agachando su mirada a la mesa. — Siempre terminan en desastre.

—¿Irene? ¿Tu lo hiciste? —pregunta Wendy en shock.

—¿Cuando? —no podía dejar de verla, realmente me sorprendió.

—Fue hace algunos años y es lo única parte de mi vida que quisiera anular, si pudiera.

Pasé saliva dificultosamente. Esta conversación me había hecho pensar en todo lo que había hecho en los últimos meses. 

***

—Acabas de cogerme en un baño público. 

Cuando lancé eso sin anestesia, Lisa casi se atraganta con el vaso de leche que estaba bebiendo. Ya nos habíamos reunido en su departamento, tenía que hablar con ella. 

—Si, lo hice. — una sonrisa de un millón de dólares apareció en su rostro. Estaba orgullosa. 

Se quitó sus grandiosos zapatos de tacón y su chaqueta. ¿Qué estaba haciendo?

—Podríamos terminar con esto de una vez y nadie saldrá herido... —la miraba desde la cama en la cual estaba sentada. 

—¿Si? Sí terminamos ahora, yo saldré herida. —Lisa estaba decidida a seguir con esto, ambas sabíamos que lo que teníamos era algo mucho más que solo buen sexo. 

Se arrodillo ante mi y comenzó a desabrochar la correa de mis zapatos para quitarlos. 

—Siempre alguien sale herido. —me negaba a lastimarme con esto si seguíamos, pero lastimarla a ella sería algo que nunca me perdonaría. 

—Tal vez no. —acarició mis pantorrillas— Tal vez nos hartemos la una de la otra. 

—Dios, espero poder hartarme de ti. —suspiré pesado, sabía que eso era algo imposible. 

Lisa detuvo sus caricias sobre mis piernas y se quedó perpleja mirándome. No podía imaginar lo que pensaba pero tampoco quería saberlo. Sonrío satisfecha y se estiró para poder alcanzar mis labios y besarme profundamente. 

—Estás en mi mente... —sus besos bajaron por mandíbula hacia mi cuello — Eres en lo único que pienso cuando despierto cada mañana. Estás en mi mente antes de abrir los ojos... —desabotonó mi vestido mientras se entretenía mordiendo y chupando mi cuello.

—¿Y en qué piensas? —paró sus besos para poder mirarme a los ojos, sus manos seguían recorriendo mi cuerpo con suavidad por encima de la tela de mi vestido abierto. 

—Depende... —mi vestido tenía botones a lo largo de él que cuando logra desabotonar pudo abrirlo con facilidad. Puso sus manos en el borde de mis bragas y las bajaba con lentitud mientras esperaba mi respuesta. — Sí es un día que no voy a verte, me pongo ansiosa. Pensando en mil excusas para venir a la ciudad a buscarte...

Lisa se puso de pie y quitó mi vestido por completo, dejando ahora desnuda frente a ella, a excepción de mi sostén. 

—¿Y qué pasa cuando sabes que me verás? — se sube a la cama colocándose a mis espaldas para desabrochar mi sostén y dejar besos húmedos en mis hombros.

—Estoy tranquila.... Y a la vez odiándome. — Lisa libera mis senos y pasa sus manos a ellos para amasarlos con fuerza. Su boca se clava en mi oreja, mordisqueando mi lóbulo. —Dios...

Suspiro pesado y me giro hacia Lisa para besarle sus labios con ganas, apenas sus leves toqueteos me suben la temperatura y me dejo envolver en sus brazos, perdiéndome en su cuerpo y su boca por segunda vez esta mañana. 

Infidelidad. - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora