Capítulo 4

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Capítulo 4

A pesar de la poca luz dentro del vehículo, la primera dama se volteó a su marido.

No era momento de preguntarle qué pasaba, sino de hacer que se calmara.

Ella misma le aflojó el nudo de la corbata y le abrió los primeros botones de la camisa.

M: agua... Por favor, agua...

E: estoy bien... Tranquila, María...

Y siguió al teléfono recibiendo detalles, o al menos la poca información que por el momento tenían.

Pidió que le reunieran a los altos mandos militares, a su ministro de gobierno, de defensa y al embajador representante del país en que se llevaba a cabo el secuestro, por llamarlo de alguna manera...

Como había escuchado todo, la primera dama no tuvo necesidad de preguntarle.

Lo más difícil es que el embajador secuestrado era amigo de ambos...

María en silencio, rogándole a Dios que los rehenes estuvieran bien y que no ocurriera ninguna desgracia, mientras que el presidente, después de pedir lo mismo, pensaba cómo actuar.

Era increíble como una noticia así podía arruinar la hermosa velada que acababan de tener...


*** CASA PRESIDENCIAL

Entraron apresurados, María agarrada del brazo de Esteban, pero intentando seguirle el paso, como él era grande, daba inmensas zancadas y a ella en tacones se le hacía un tanto difícil correr...

Y claro, la primera dama no podía bajar al centro de radares, satélites y demás tecnología...

Pero siempre se preocupaba por la salud de su esposo.

M: mi amor... Prométeme que vas a estar tranquilo...

E: María...

M: por favor... Por mí, por los niños... No quiero que te pongas mal, esto ya casi se acaba... Y tenemos mucho por hacer, por disfrutar...

Lo abrazó y lo besó, antes de que se fuera a trabajar... Porque sería su trabajo por 6 meses más...

¿Sería un poco egoísta de parte de ella...?

Claro que le preocupaban las personas secuestradas, pero también el estado de salud de su marido era vital para María...

Subió muy preocupada y tocó a la puerta de Gabriel.

Ga: hola ma...

M: ¿estás ocupado...?

Ga: hablo con Fer...

"¡Hola tía!" - Desde la computadora.

M: bien, mi amor... ¿cómo estás...?

Fer: bien... Pero tú pareces preocupada... ¿qué pasa...?

M: problemas en una de nuestras embajadas...

Fer: el tío Esteban debe estar mal...

Ga: ¿qué pasó??

M: están investigando, pero al parecer los tienen secuestrados en la misma embajada...

Ga: ¿qué querrán a cambio...?

Era eso lo que Esteban intentaba averiguar entre sus contactos.

Y esas serían situaciones que definitivamente, María no extrañaría para nada.

MI DECISION IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora