Capítulo 26

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Capítulo 26

No eran necesarias las presentaciones, primera dama y senadora se conocían muy bien.

Y aquella mujer era una de las mayores aliadas de Esteban.

Pero, se acababa de divorciar... Y eso era una alarma para cualquier esposa con un marido sumamente atractivo y encantador.

"Señora, ¿cómo está...?"

M: muy bien, senadora... ¿y usted...?

Sen: le decía al señor presidente que no puede alejarse de la política... El país lo necesita, no ha habido un líder como él... Y la constitución lo avala para ocupar cualquier cargo gubernamental, aún para candidatizarse como senador... ¿qué piensa usted...?

Lo que había dicho aquella mujer era bastante cierto, y María se quedó sin palabras... Y eso era algo poco común, la diferencia había sido porque el tema en cuestión fue el futuro de Esteban como político...

M: pues...

E: es muy pronto para pensar en algo así... Hay quienes me piden hacer descansar la imagen...

Sen: de seguro son los de la oposición... No saben el líder que perderemos...

E: bueno, tampoco me voy a morir...

Sen: deseo que dure muchos años más con vida, señor... Aunque su vida es esto... El país, el pueblo... La democracia... La constitución... El servicio público...

Qué celos ni qué nada... María estaba atónita.

Una despedida cordial, aunque la primera dama no estaba nada contenta.

M: ¿qué derecho cree tener para decirte esas cosas??

E: ¿qué de malo dijo...?

M: intenta manipularte, Esteban...

E: a mí nadie me manipula. Creí que me conocías.

Y era cierto, porque María tenía un don de convencimiento sobre él, más no de manipulación, no era la misma cosa.

E: además, ella ha sido una de mis mejores aliadas... Me ha apoyado en todo, tenemos las mismas ideologías...

M: no solo ella. Tienes al 75% del senado y del congreso de tu lado. Apoyando todos tus proyectos y leyes...

E: casi nunca hemos discutido por trabajo y no quiero hacerlo ahora...

Además que llevaban una buena racha, sin discusiones en varios meses...

M: espera. Ella sugirió que tú debes seguir en la política...

E: tú ya sabes qué haré cuando termine mi cargo...

M: pero... ¿serás feliz...?

E: claro que seré feliz... Siempre que estés a mi lado...

Con lo seductor que era, se acercó y la abrazó, buscándole los labios.

Pero esa noche, la primera dama se acostó con esas palabras en su cabeza.

"La vida de Esteban es el país, el pueblo, la democracia, la constitución... El servicio público..."

Y no durmió bien, esa era la verdad.

Esteban lo notó por la mañana, su semblante no era el de todos los días.

E: ¿qué tienes...?

M: me acosté con dolor de cabeza y no se me quita...

E: ¿por qué no lo me dijiste anoche?

MI DECISION IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora