Capítulo 15

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Capítulo 15

María salió del baño cuando escuchó que su marido la llamaba.

M: dime, mi amor...

E: te hablan.

¿Por qué estaba tan serio Esteban??

Lo comprendió cuando se puso al teléfono.

Y habló en frente de su marido, para ver si así se le quitaba la braveza.

Pero no era tan sencillo. Esteban era un hombre apasionado e intenso, y no solo en lo amoroso y en lo sexual, sino en todo aspecto. Valores, principios, competencias, pero también en los celos...

M: ¿sabes para qué me llamó?

E: a esta hora, durante vacaciones y a tu teléfono personal...

M: fue algo de trabajo, lo escuchaste bien...

E: supongo que algo que no pudo esperar hasta que volvieras al país...

M: yo no puedo creer que estés celoso, Esteban...

E: ¿por qué no...? Eres MI mujer.

Resaltó tanto ese "MI" que no dejaron dudas de lo posesivo que era... Pero en un buen sentido...

M: exacto, soy tu mujer y nadie se atrevería a nada conmigo... Y lo más importante...

E: eso crees tú...

M: ...Y lo más importante es que no necesito ni miradas, ni cumplidos, ni nada de otro hombre, porque ya tengo los del mío...

Muy buen intento, pero a Esteban no se le pasarían tan fácilmente los celos... Mucho menos con todas las emociones que había vivido ese día.

Entró a bañarse y estuvo un buen rato bajo el agua tibia...

Era lo que a María le faltaba... Por poco perdía a su suegro y segundo padre, y ahora su marido le salía con una escena de celos...

Para unos podía estar justificado, para otros no, todo era cuestión de perspectiva...

Y ella no quería dormir peleada con el amor de su vida.

Lo encontró acostado de espaldas y como conocía aún la forma en que respiraba, supo que no estaba dormido.

M: me das la espalda en la cama cuando estás molesto o cuando quieres que te abrace... Y más te vale que sea por lo segundo...

Se metió a la cama y lo abrazó desde atrás. Le besó la espalda incluso.

Ella sabía que también los hombres tenían su momento de sensibilidad, las hormonas hacían efectos y aún un hombre como el presidente se veía afectado y se ponía sensible...

Y la clara explicación era lo que acababa de vivir en el castillo y horas antes en el hospital con su padre.

M: el licenciado y yo ni siquiera somos amigos, simplemente colegas... Si hablamos es por trabajo, la confianza que podemos tener es profesional, nada personal, Esteban... Te estoy hablando en serio...

La mente de María se recordó de sus hijos en la misma actitud de su marido, si quisiera negarlos, no podrían, traían cara y comportamiento de San Román.

M: es más, mis celos sí que son bien fundados, ex novias, amigas, asistentes, amores platónicos, mujeres de todas las edades que se enamoran de ti...

Aquello le sacó una sonrisa a Esteban, no en vano su mujer era una de las mejores abogadas del país, sabía defenderse y darle la vuelta a la situación.

MI DECISION IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora