Epilogo
Sus ojos se abrieron ante los rayos del sol que se colaban por su ventana. Dio unas vueltas en la cama mientras se quejaba. Quería seguir durmiendo, estaba todavía muy cansado como para levantarse, sim embargo, pronto recordó que aquel día no era un día cualquiera. ¡Claro que no!
Dio una pequeña sonrisa y, de un pequeño saltó, bajo de su cama para ir corriendo a la habitación de su madre, abrió la puerta y la vio, una figura alta, de largos cabellos castaños, arreglándose para aquel especial día.
—¡Mamá es hoy, es hoy! —Gritó el niño para luego abalanzarse a la mujer y darle un abrazo. La mujer rio por la emoción del menor.
—Así es Yukine, hoy me graduó de la universidad —Ella sonrió mientras desordenaba suavemente los rubios cabellos de la pequeña cabecita de su hijo, Yukine, quién ahora tenía cinco años.
—¡Tengo que ponerme ropa muy bonita para ti mami! Y te daré muchos besitos y gritare tu nombre cuando te llamen ¡Esa es mi mami! —gritó el niño mientras se subía a la cama de la chica y comenzaba a saltar con emoción.
Hiyori terminó de arreglarse y se miró al espejo, ya habían pasado cinco años, ahora ella era totalmente una mujer. Una madre soltera para muchos que tuvo que pasar todos los desafíos sola.
Realmente no estaba sola. Sabía que él estaba presente, en algún lugar. Siempre enviaba cartas a su hijo y a ella. Yato, como podía, daba a entender que estaba presente y ella no estaba sola criando a un niño.
Y lo hizo bien. Ella cuidó muy bien a Yukine, con ayuda de sus amigos y también por su familia que, aunque al principio estuvieron muy sorprendidos, finalmente aceptaron al pequeño rubio como parte de la familia Iki.
Hiyori sonrió mientras miraba su imagen al espejo.
—Yukine, deja de saltar en la cama te vas a caer y te va a doler— Dijo con paciencia la chica mientras terminaba de arreglar su bolso.
—No importa si me caigo, tengo la mejor doctora a mi lado —Replicó él sin parar de moverse.
La castaña dio un pequeño suspiro para luego sonreír y darse vuelta. Abrió sus brazos para recibir a su hijo en un gran abrazó.
—¡Mamá! —grito el menor mientras se reía, ante el ataque de pequeños besos que le daba la mujer al niño.
A pesar de que había sido difícil. Había logrado muchas de sus metas. Ahora era toda una profesional, tenía amigos, tenía a su pequeño hijo, lo único que le faltaba era la presencia de su amado.
Hiyori dejó a Yukine unos segundos y lo miró de arriba para abajo. Había crecido, fuerte, sano e inteligente. Se sentía orgullosa.
—¿Por qué no vas a vestirte? Voy a encargarme de hacer el desayuno para luego dejarte donde la tía Kofuku para que ella te arreglé bien para la celebración. ¿Te parece?
—¡Ah! Pero yo quería estar contigo mami, en el escenario contigo para recibir tu diploma.
Sonrió —No puede ser así, los niños bonitos tienen que quedarse de la mano con sus tíos. Después de que termine la ceremonia voy a ir corriendo a abrazarte.
Yukine asintió con su cabezita y se fue nuevamente a su habitación. Hiyori veía como el niño se fue corriendo y no puedo evitar la gran sonrisa de verlo. Amaba con locura a ese pequeño rubio, nunca se arrepentiría de haberle puesto su apellido y criarlo como si fuera su verdadera madre.
Suspiró. Aunque le faltaba la presencia paterna, Yukine sabía quien era su padre y, al igual que ella, ambos esperaban pacientemente el día en que pueda regresar sin ninguna deuda del pasado pendiente.
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Familia | Noragami | Yatori
Fanfiction"Su nombre es Yukine, nació un veintinueve de noviembre, se que le podrá dar todo el amor que yo su madre no puedo darle. Por favor, cuídelo mucho, lo amo con todo mi ser y quiero algo mejor para él" Eran las únicas palabras escritas en aquella cart...